Investigación de asuntos internos

Un traficante a un mosso corrupto de Girona tras una incautación: "La droga volverá"

Los tres policías de Santa Coloma de Farners afrontan penas de más de doce años de cárcel por hacer lo contrario que se esperaba de ellos: procurarse un sobresueldo revendiendo la marihuana que debían destruir

Uno de los mossos sospechosos camino del juzgado.

Uno de los mossos sospechosos camino del juzgado. / Acn

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los tres agentes de los Mossos d'Esquadra de la comisaría de Santa Coloma de Farners (Girona) investigados por corrupción afrontan penas de más de 12 años de prisión cada uno de ellos. El fiscal Enrique Barata los acusa de formar un grupo criminal "estable" con un traficante local. Según el escrito de Barata, los policías se quedaban con una parte de la marihuana que ellos u otros agentes de la comisaría incautaban en la comarca de La Selva y después, a través del camello, la revendían en el mercado negro distribuyéndose entre los cuatro los beneficios. Eran "cantidades pequeñas" que no levantaban sospechas.

Según el escrito de acusación del fiscal, la investigación de la Divisió d'Afers Interns (DAI) de los Mossos se ha concentrado en reunir pruebas de la corrupción durante el año 2020. La lógica, sin embargo, indica que el grupo que integraban estos tres policías llevaba muchos años actuando de la misma manera. Existen indicios recabados en ese periodo de tiempo a partir de los pinchazos telefónicos a los tres agentes y al traficante, a través de los micrófonos instalados en dos coches no logotipados de la comisaría y de los seguimientos que los agentes de asuntos internos practicaron a los sospechosos. El 2 de septiembre de 2020, tal como avanzó EL PERIÓDICO, una videocámara también captó a los policías llevándose cinco bolsas de marihuana de la comisaría.

Un grupo estable

El grupo estaba liderado presuntamente por Salvador M., conocido como Salva, un hombre de 49 años y el responsable del área de salud pública de la Unitat de Investigació de la comisaría de Santa Coloma de Farners. Es decir, Salva era el jefe antidroga de la comarca de La Selva, una de las más afectadas por el 'boom' cannábico que persiste en Catalunya y que florece en plantaciones clandestinas de urbanizaciones como las que estaban bajo la jurisdicción de este cabo.

La mano derecha de Salva era Óscar F., un agente de de 48 años que trabajaba en la misma unidad de investigación. La mano izquierda era Joan Francesc P., un agente de 52 años más conocido como 'Kiko'. Salva y Óscar entregaban una parte de la marihuana que incautaban a Kiko para que este se la pasara al traficante local, Albert B, un vecino de 45 años de Santa Coloma de Farners más conocido como 'Pitu'. Pitu era quien contactaba con los traficantes de marihuana y quien hacía las transacciones. El fiscal Barata cree que todos seguían las órdenes de Salva, un policía con "ascendencia" en la comisaría dada su dilatada trayectoria como investigador en la zona. Los agentes, y en especial Salva, se aprovechaban de su condición de policías para hacer lo contrario que se esperaba de ellos: se procuraron un sobresueldo conchabándose con narcos de la zona para volver a poner en circulación la marihuana que debían destruir.

La conversación entre Kiko y Pitu

El 30 de junio de 2020 el traficante 'Pitu' vendió a un comprador 258 gramos de marihuana que supuestamente le había entregado Kiko. La transacción se llevó a cabo en Riudarenes (La Selva) sin que interfirieran los agentes de la DAI, que llevaban meses siguiendo los movimientos de Pitu. 'Pitu' se marchó del municipio y, aproximadamente cinco minutos después, lo hizo el comprador, a quien los policías de asuntos internos sí detuvieron y registraron, hallando los 258 gramos de marihuana.

El comprador llamó a 'Pitu' después de aquel control, para manifestarle lo ocurrido: saliendo de Riudarenes había sido sorprendido por un control de los Mossos y había perdido la droga que acababa de venderla. 'Pitu', extrañado, contactó con Joan Francesc P., conocido como 'Kiko', un mosso de la comisaría de Santa Coloma de Farners. Ambos tenían el teléfono pinchado y la conversación que mantuvieron muestra:

–Pitu: (...) al cabo de cinco minutos salió él, lo pararon unos mossos de Girona... no estaban cuando pasé yo, en la rotonda de Riudarenes, en la entrada.

–Kiko: ¿Si?

–Pitu: Y se lo cogieron todo jajajaja.

–Kiko: No jodas ["no cardis", en catalán]

–Pitu: Sí, sí.

–Kiko: (...) Hòstia, pues ya lo miraré... por la tarde a ver quién estaba porque... porque esto era una patrulla normal... ya lo miraré.

–Pitu: (...) Esto vuelve, Kiko va volviendo hacía aquí, jajajaja

–Kiko: Joder, jajajaja que cabrón [los dos ríen]

–Pitu: Jajajaja, lo ves, no?

En su informe, los agentes de la DAI interpretan que la frase de "esto vuelve, Kiko va volviendo hacía aquí" y las risas que estallan entre ambos indican que la marihuana "iba a volver al lugar del que había salido". Es decir, que la marihuana había salido de la droga intervenida por agentes de la comisaría de Santa Coloma de Farners y que el grupo criminal liderado por el cabo Salva la había desviado para entregársela a Pitu.

Dos meses después de esta intervención telefónica, una videocámara captó a Salva y a Óscar llevándose cinco bolsas de marihuana de la comisaría y los seguimientos de la DAI comprobaron que se la entregaron a Kiko, quien después se la pasó a Pitu. El 3 de septiembre, tras esta última prueba, los agentes de asuntos internos arrestaron a los tres policías y al traficante. Ingresaron en prisión preventivamente el 4 de septiembre y el 20 de octubre, tras pagar una fianza y bajo la prohibición de acercarse a su antigua comisaría, salieron en libertad. Próximamente serán juzgados por delitos contra la salud pública, pertenencia a grupo criminal, falsedad documental y hurto continuado.

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS