Educación y familia

Falta de límites, sufrimiento e inseguridad: la trastienda del malestar adolescente

Los expertos advierten del peligro de criminalizar a los jóvenes y urgen a escucharlos

¿Se ha perdido la educación y el respeto? EL PERIÓDICO aborda el debate con varios expertos

Adolescentes con sus móviles.

Adolescentes con sus móviles.

Jordi Rovira

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Llevamos meses viendo cómo grupos de jóvenes protagonizan noticias sobre abusos sexuales -la última, la violación de una niña por parte de seis menores en Badalona-, 'bullying' -el reciente caso de Sallent-, o confrontaciones con los profesores. Y, a menudo, la primera conclusión a la que se llega es que los adolescentes actuales no tienen educación ni respeto. Pero, ¿es así? 

"Los adultos de todas las generaciones piensan que la juventud no tiene respeto a la autoridad. Es un clásico que se repite", asegura Mònica Nadal, directora de investigación y miembro del equipo directivo de la Fundación Bofill. Según Juan María González-Anleo, sociólogo e investigador en el Observatorio de la Juventud en Iberoamérica, el origen de esa falta de respeto se encuentra en los años 50 y 60 "cuando toda una generación se revolvió contra unos adultos que habían destruido el mundo con la primera y la segunda guerra mundial y las bombas de Hiroshima y Nagasaki, entre otros dramas". "Era una transgresión y un enfrentamiento generacional -añade- basado en la utopía de crear un mundo nuevo y mejor. Más adelante, en los 70 y 90, con el punk desapareció gran parte de ese idealismo y quedó la rebeldía por la rebeldía, luchar por la fiesta, por el no querer estudiar, etcétera. La sociedad era una mierda y había que pasárselo bien", prosigue. 

Padres permisivos

"Ciertamente la falta de respeto caracteriza a la juventud. No otorgan autoridad a los adultos. Esto puede deberse a que no tienen los mismos referentes en cuestiones de valores. Y los padres tienen miedo a poner límites, lo que comporta esa falta de autoridad de la que gozan", argumenta Maria Rosa Buxarrais, catedrática de Educación de la Universidad de Barcelona (UB) y directora del Observatorio de Civismo y Valores de la Generalitat. Un análisis compartido por González-Anleo. "Los padres lo permiten todo y tiran la toalla de educar en valores básicos. Y le pasan la patata caliente a los centros educativos", afirma. Unos centros que, como recuerda, "cada vez están más masificados, peor pagados y con más tareas administrativas".

"Los padres lo permiten todo y tiran la toalla de educar en valores básicos", afirma Maria Rosa Buxarrais 

"El cambio importante fue con la ESO, pues adolescentes que antes entraban en un circuito laboral ahora debían seguir estudiando", afirma Carles Feixa, catedrático de Antropología Social de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y experto en culturas juveniles, en referencia a la escolarización obligatoria, que pasó de los 14 a los 16 años. "La escuela secundaria –prosigue– no se ha adaptado a este cambio, y ante los estudiantes rebeldes, que siempre han existido, la única medida es el castigo o la expulsión, que suele centrarse en los sectores más vulnerables y amplía el resentimiento y la marginación".

"Los adolescentes son espejos agudizados de nuestros defectos", señala Jaume Funes

El psicólogo, educador y periodista Jaume Funes se focaliza en dos pilares básicos de la ESO: los itinerarios personalizados y las tutorías. "En Catalunya los itinerarios personalizados sólo duraron dos cursos. Ahora hay pocos créditos diferentes. Y si te cargas eso, los adolescentes no tienen motivación para seguir en este tipo de escuela". Respecto a las tutorías, apunta que "actualmente se pide a profesores que tienen 10 clases que acompañen a todos estos alumnos. Eso no puede funcionar". 

Precisamente, esta semana la Fundación Bofill ha alertado del alto índice de abandono escolar en Catalunya, que se sitúa en el 16,9%, el más elevado de España y casi el doble de Europa. Un abandono que, como destaca Nadal, lanza a muchos adolescentes a un mercado laboral precarizado y con pocas perspectivas de futuro. Y que está vinculado con esa falta de motivación en las aulas. 

Crisis de la masculinidad y porno

A todo ello se suma el aumento del machismo entre los jóvenes. El pasado año, los datos del Instituto Nacional de Estadística reflejaron que los menores de 18 años son el grupo de edad en el que más crece la violencia machista. Un dato que se engloba en una crisis de la masculinidad que viven unos adolescentes que a menudo se encuentran desubicados. "En nuestro penúltimo barómetro del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica hemos visto que creen que las mujeres están tratando de tomar ventaja sobre los hombres, que ya no luchan por la igualdad, sino por la dominación. Y eso, como muchos fenómenos juveniles, se basa en su falta de información", añade González-Anleo. 

Por su parte, Buxarrais asegura que se trata de "discursos demagógicos que inciden de manera negativa en jóvenes que están construyendo su identidad". Y a ello, recuerda, se le añade el fácil acceso al porno en internet. Una tecnología que también permite una rápida distribución. "El 'bullying' y las actitudes machistas han existido siempre en el entorno escolar, porque por desgracia forman parte de nuestra sociedad. La novedad es su viralización gracias a la transmisión on-line de algunas de estas prácticas, así como la mayor sensibilidad social sobre el tema", señala Feixa.

Espejos de los adultos

El machismo entre los adolescentes se engloba, según los expertos, en una ola conservadora entre los jóvenes que afecta a muchos países. Funes asegura que se explica por el momento de gran incertidumbre que vivimos. "Ante la inseguridad y el cambio, uno se vuelve conservador. Y ante eso, muchos chavales hacen lo mismo que los adultos: buscar seguridad. Ir a los valores de toda la vida. Decir que las cosas están bien o mal, los dogmas, las patrias, la simplificación de la vida", analiza.

Lo que está claro, según los expertos, es que los jóvenes no siempre coinciden con el análisis de los mayores. "Hacemos grandes problemas de cosas que ellos no ven como tal", afirma Funes. Y recuerda que muchas cosas que les ocurren tienen su origen en los adultos. "Los adolescentes son espejos agudizados de nuestros defectos, que los adultos hemos aprendido a disimular", señala. Por eso, pide dar voz a los adolescentes. "Falta saber discutir, escuchar, descubrir sus argumentos", asegura.

"Los adolescentes actuales -concluye Nadal- están viviendo un sufrimiento emocional fuerte. Nunca como ahora ha habido tantas autolesiones, anorexias, bulimias e intentos de suicidio. Dejemos de criminalizarles y escuchémosles".

Suscríbete para seguir leyendo