Club de Educación y Crianza de EL PERIÓDICO

Cómo inculcar a tu hijo el interés por la ciencia

El investigador Luisma Escudero publica un libro ilustrado para enseñar a niños y niñas que las matemáticas y la geometría pueden ser asignaturas divertidas

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Captura de pantalla 2023 03 02 163700 / Raquel Gu

Olga Pereda

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¿Para qué sirve investigar una mosca sin alas en un laboratorio? A corto plazo, la utilidad es más bien escasa. A largo plazo (unos 70 años), ha valido para reducir drásticamente la mortalidad del cáncer de colon. El profesor e investigador Luisma Escudero pone este ejemplo para demostrar que paciencia y ciencia van de la mano. “La ciencia básica no tiene objetivos inmediatos, pero es fundamental para alcanzar, en el futuro, los logros de la ciencia aplicada”, explica.

Escudero es el responsable del descubrimiento de los escutoides, una nueva e icónica forma geométrica tridimensional. El hito científico -gracias a estudiar, precisamente, las glándulas salivares de la mosca de la fruta- apareció hasta en el 'New York Times'. ¿Tiene relevancia para combatir alguna enfermedad? Ahora mismo no, pero el hallazgo es un paso de gigante para saber cómo se hacen los órganos.

Miembro del departamento de Biología Celular de la Universidad de Sevilla y el Instituto de Biomedicina de la misma ciudad, el científico acaba de publicar 'Papá, ¿cómo se enroscan las caracolas?' (editorial Crítica), un libro ilustrado para fomentar la curiosidad científica en niños y niñas. Un cómic -con dibujos de Raquel Gu- para que los más pequeños descubran que la ciencia, las matemáticas y la geometría están más cerca de la naturaleza de lo que pensamos y para que no tengan miedo a unas asignaturas escolares con injusta mala fama.

La simetría, las teselaciones (las escamas que tapizan a las serpientes o la piel de una piña), los átomos (que están en todas partes y son complicados de explicar hasta para un científico), los colores (que no existen sino que son la interpretación que hace nuestro cerebro de la luz que reflejan los objetos) y el arcoiris (que no es un arco sino un anillo completo) son algunos ejemplos científicos que recorren las páginas de 'Papá, ¿cómo se enroscan las caracolas?'. Cargado de humor, el libro tiene por objetivo hacer disfrutar niños y niñas. Sobre todo, a los que son curiosos.

Escudero siempre ha sido un obsesionado con los patrones y las formas. De hecho, su libro es una manera de demostrar cómo la naturaleza está llena de geometría y matemáticas, desde los melocotones hasta las alas de una libélula o los panales de las abejas. “Hacer divertida la ciencia debería ser un objetivo de la comunidad educativa”, asegura. De hecho, él debe su perfil profesional y científico a una de sus profesoras. “Nieves era una mujer singular que impartía Biología y que llenaba sus clases de de preguntas. Me trasmitió la excitación por lo desconocido. Gracias a ella pensé que yo podría ser una persona que diera solución a los problemas”, comenta el divulgador.

“Cogí mucho miedo a las matemáticas en el instituto. Pero cuando entré en la universidad, saqué un 10 en el primer examen”

— Luisma Escudero, científico, docente y divulgador

Escudero reconoce sin complejos que, en el instituto, llegó a sacar puntuaciones horribles (1 y 2 sobre 10) en algunos exámenes de Matemáticas. “Cogí mucho miedo a la asignatura. Tanto, que cuando entré en la universidad me dediqué a estudiar mucho. En el primer examen de Matemáticas saqué un 10. Y, sin embargo, suspendí el de Biología”, recuerda con humor.

Padre de tres hijos, Escudero anima a los futuros científicos a que sean humildes. “Un científico no lo puede saber todo. No es fácil responder a tus hijos cuando te preguntan qué es un átomo. Yo les digo que los átomos son algo muy, muy, muy pequeño pero que está en todos lados”, explica.

'Papá, ¿cómo se enroscan las caracolas?' es un libro que hay que leer hasta el final, incluido el apéndice final, que incluye un listado de grandes investigadores y, lo más importante, investigadoras. Desde el matemático británico Alan Turing, el primer científico que intuyó que había patrones matemáticos en la piel de los animales, hasta la científica española Conchi Lillo, que estudia las enfermedades que causan degeneración del sistema visual.

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