Feminismos

El Govern presenta un nuevo protocolo contra el acoso sexual y la violencia machista en la universidad

"Tiene que cambiar la mirada de las universidades hacia estas cuestiones; no se puede mirar hacia otro lado", asegura el 'conseller' Joaquim Nadal

Mani 8m bertran

Mani 8m bertran / ALBERT BERTRAN

Helena López

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El 'conseller' de Recerca i Universitats, Joaquim Nadal, y la 'consellera' de Igualtat i Feminismes, Tània Verge, han presentando este miércoles el nuevo protocolo-guía contra el acoso sexual en las universidades, tras su aprobación por la Comisión Mujeres y Ciencia del Consejo Interuniversitario de Catalunya (CIC). Se trata de un nuevo documento del ámbito universitario para prevenir y "reparar con diligencia debida" las situaciones de violencia machista, acoso sexual y por razón de sexo, orientación sexual, identidad de género o expresión de género.

"Es una orientación, una recomendación, pero es un documento repleto de indicaciones que son de obligado cumplimiento porque hacen referencia a leyes vigentes. Hay varias leyes de las que las comisiones de igualdad de las universidades no se podrán escapar, sino que tendrán que aplicarlas. Y su aplicación es de obligado cumplimiento", señala el 'conseller' Nadal, quien añade que eso incluye "ámbitos de denuncia, de investigación y de establecer mecanismos de penalización si es necesario, más allá de los temas que derivan hacia cuestiones policiales y judiciales en función de denuncias en el ámbito penal".

En cuanto al punto de partida -se calcula que solo salen a la luz el 10% de los casos-, Nadal admite que en el ámbito estrictamente de la universidad "es evidente que se viene de un nivel bastante bajo de denuncias explícitas". "Sigue siendo un tema latente y parcialmente oculto, y la visibilización es un objetivo tan o más importante que el propio combate de la lacra. Van ligados uno con el otro", prosigue el 'conseller'.

Un año después del #Metoo

El protocolo llega un año después de que más de 25 profesoras e investigadoras de las universidades públicas españolas rompieran por primera vez su silencio para denunciar el acoso y la violencia machista que han sufrido "en una institución que presume de buscar la excelencia pero aún conserva parte del ADN feudal", denunciaban en EL PERIÓDICO en enero de 2022.

A ojos de Nadal, "lo que tiene que cambiar es la mirada de las universidades y de los equipos de gobierno de las universidades hacia estas cuestiones". "Lo que no se puede hacer es mirar hacia otro lado. Y por mucho que a veces pueda aparecer implicado un colega, no se tiene que producir la solidaridad de clase, sino la aplicación de la normativa", zanja.  

Prevención y reparación

La 'consellera' Tània Verge, por su parte, destaca que el protocolo "pone el foco en la prevención y la reparación", incluyendo sanciones pero yendo más allá de estas medidas. El protocolo establece la obligación por parte de las universidades de acompañar a las víctimas de la comunidad universitaria, tanto si la situación de violencia ha tenido lugar dentro o fuera del centro, y hacerlo con la "debida diligencia" para evitar revictimización .

El nuevo protocolo-guía se enviará a las universidades en las próximas semanas. "Queremos que el sistema universitario esté mucho más preparado para el abordaje de las violencias machistas o LGTBI-fóbicas", asegura Verge, quien destaca que el protocolo "pretende ser el documento de referencia para fijar los estándares de las universidades ante estas situaciones".

Aplicable a las prácticas

El protocolo -prosigue Verge- quiere "coordinar las respuestas con las empresas donde se hagan prácticas, residencias o equipamientos deportivos, así como entre centros cuando agresor y víctima sean de universidades distintas, para que "no haya impunidad".

Verge incide también en que "ponen a la persona afectada en el centro" "para empoderarla y que sea ella que decida en los procesos que se abren después de una agresión, como el sancionador". El objetivo de la reparación es doble, subraya: la recuperación de la víctima y la no repetición.

La 'consellera' recuerda también que las unidades de igualdad de las universidades deben tener "formación especializada y recursos" para llevar adelante sus actuaciones. La Ley 17/2020, de modificación de la Ley 5/2008, del derecho de las mujeres a erradicar las violencias machistas, introdujo la obligación de las universidades de dotar a sus unidades u observatorios de igualdad de los recursos "adecuados" por cumplir las funciones.

¿Cómo, sin dinero?

Dolo Pulido, miembro de la Assemblea Feminista de la UB, pone una idea básica sobre la mesa: "Es necesaria más dotación de recursos para atender los casos de violencias machistas en la universidad". "En el caso de la Universidad de Barcelona hablamos de una comunidad de más de 50.000 personas, el equivalente a una ciudad", ejemplifica.

"Entendemos que debería dotarse de recursos para la atención a las violencias como si fuera una ciudad. Debe haber un equipo de atención que pueda responder. El concepto de diligencia debida obliga a tener estos recursos. No dotar de recursos a la atención a las violencias hace no cumplir la diligencia debida, por tanto estamos hablando de violencia institucional, la otra cara de la moned", argumenta Pulido, quien aporta datos: el conjunto de trabajadores y trabajadoras de las siete universidades públicas suma unas 31.000 personas. Un 62,2% del Personal de Administración y Servicios son mujeres y un 57,9% del personal docente.

"Un paso adelante"

Magda Polo Pujadas, profesora de la UB que ha participado en la redacción del documento, hace un análisis positivo, con su prevenciones. "De entrada, ya representa dar un paso adelante para unir esfuerzos en esta batalla. Había que reflexionar en profundidad sobre el acoso en el ámbito universitario y proponer unos objetivos y una metodología comunes, a pesar de la autonomía universitaria". La profesora considera que el protocolo "será una buena herramienta siempre y cuando todos los agentes implicados la entiendan como un instrumento de aplicación inmediata en casos de acoso y no solo como un documento más en la mesa de las Unidad de Igualdad, Servicios Jurídicos u Oficinas de Seguridad Laboral", añade Polo.

Por su parte, las investigadoras y profesoras de Sociología Ana Vidu y Mar Joanpere, de #MeToo Universitari, afirman que el reportaje que hace un año publicó este diario ha tenido un impacto "impresionante" y ha supuesto un "antes y después" en cuanto al acoso sexual y la violencia de género en la universidad. "Reportajes de este tipo han empezado a romper las resistencias y las universidades están mejorando sus mecanismos de prevención, su conciencia y el cuidado a las víctimas, por lo que se sienten más apoyadas". "Hemos comprobado que ya no se trata de un asunto silenciado y tabú, sino que se está tratando en en departamentos y facultades en las que nunca se había podido hablar, algo importante para las víctimas y para las generaciones futuras que van a poder estar en unos espacios mucho más libres".