Colectivos vulnerables

En la operación frío de Barcelona: "¿En serio podemos dormir y comer caliente? ¡Estoy flipando!"

El Periódico acompaña un equipo de educadores sociales que convencen a las personas sin hogar para refugiarse en las 262 camas extras habilitadas este fin de semana

Tan solo 117 personas, del millar que duermen en la calle, terminaron usando los recursos municipales, según informan fuentes municipales

Elisenda Colell

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"Hemos venido esta noche porque va a hacer mucho frío. Puedes venir cuatro noches a un centro del ayuntamiento para poder ducharte, comer caliente, dormir y desayunar", explica Marina Mañas, jefa del departamento de espacio público de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Barcelona. Le habla a 'Papi', un hombre de 52 años que lleva año y medio viviendo en el raso. "¿Esto va en serio? ¿Agua caliente? ¡Estoy flipando!", suelta el hombre. Escenas como éstas se han repetido durante toda la noche en la capital catalana. El ayuntamiento ha activado la fase de alerta de la operación frío, disponiendo 262 camas 'extras' para evitar que las personas sin hogar tengan que soportar las bajas temperaturas. "Es una emergencia social, su vida corre peligro", ha explicado la jefa del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales (CUESB) del Ayuntamiento.

A las ocho y media de la tarde, los educadores sociales municipales y un grupo de voluntarios de la Cruz Roja se han desplegado por toda la ciudad para ofrecer un recurso a todas las personas sin hogar. Se trata de un hecho totalmente excepcional, la última vez que se activó este plan fue en 2018. El motivo, está previsto que en las noches de este fin de semana las temperaturas se acerquen a los cero grados, momento en el que la vida de los que duermen en la calle corre grave peligro.

Sin techo

Sin techo / MANU MITRU

A las ocho y media, Mañas, junto a Berta Vílchez y Glória Mon, educadoras del Servei d'Atenció Social al Sensellarisme a l'Espai Public (SASSEP) del ayuntamiento, llegaban hasta el paseo marítimo de Vila Olímpica. Resguardados bajo unos porchos, muy cerca del hospital del Mar, han contado una decena de personas. El primero, Eldar. Tan solo lleva siete días en la calle, y se tapa con un abrigo, un saco de dormir y un cartón. Es georgiano, pero en cuanto ve a las educadoras pide que se lo lleven de allí. "Me robaron el pasaporte, el carné de conducir, las llaves del coche, el poco dinero que tenía... no tengo nada, por esto estoy aquí. Lo he perdido todo”, lamenta.

Antes, dormía en su vehículo o en habitaciones realquiladas. Mañas le explica que le llevarán en coche hasta el CUESB, y que allí podrá dormir cuatro días, ducharse, comer y desayunar. "Sí, por favor, este frío es insoportable. A partir de las tres de la mañana te congelas", cuenta. En dos minutos ya ha recogido sus pertinencias. A las nueve una furgoneta se lo lleva en dirección a la calle Llacuna.

Robo de mantas

Quien también accede sin apenas preguntar es Andris, un joven de ojos azules que lleva dos años en la calle de Barcelona. "Necesito ir a algún lugar, aquí me congelo", cuenta. Está sentado en el suelo sin absolutamente nada para abrigarse: no tiene ni un cartón. "Hace una hora me han robado mis mantas", sigue este chico, desesperado. Otro hombre de origen alemán, que lleva más de cinco años viviendo en la calle, también desmonta su pequeño campamento en cuestión de segundos. Otros, sin embargo, tienen más dudas o directamente declinan el refugio.

'Papi' duerme al final de todo del recinto, junto a ocho personas más que no se encuentran en aquél momento. "Estoy alucinando, estoy impactado. Nunca hacen nada para nosotros", responde al oír la propuesta que le hacen las educadoras. Está arropado con una manta que no le llega hasta los pies. Dice que le cuesta andar, cayó al suelo y tiene las piernas llenas de heridas. "Nos han quitado las tiendas de campaña, y mira que las guardamos en las alcantarillas", explica. A pesar de su impacto positivo, terminará por declinar la oferta municipal. "Mañana si iré pero hoy no puedo. Aquí somos una familia y si va uno, vamos todos. Les tengo que esperar", justifica.

Miedo a perder lo poco que tienen

No será el único que se niegue a ello. A pesar que el ayuntamiento ha habilitado estas 262 camas extras, (el 30% del total de personas sin techo) en muchas ocasiones no se llenan. "Si hay más demanda ampliaremos, pero es habitual que muchos no quieran ir por miedo a perder su lugar, a que les roben las cosas, a que ya se han preparado para pasar la noche... hay mucho miedo", explica Rovira, responsable del CUESB. Pero Mañas cree que, aun así, es una momento para establecer vínculos entre las personas sin hogar y los servicios municipales.

"Es una oportunidad para vincular a muchas personas a los servicios municipales. Poder usar una cama, descansar, comer caliente... ayuda a poder iniciar un proceso de recuperación y estar en contacto con ellos, conocerles", cuenta Mañas. Lo demuestra cuando habla con J., un joven de 28 años que lleva siete viviendo en la calle. Al principio no quiere oír nada. "Ya sé que hará frío, ¿no me ves que voy como un esquimal?", les responde. Después de una larga charla los educadores consiguen que acepte una tarjeta con cita para ver a los educadores especializados. "Para que puedas pensar qué quieres hacer... podemos ayudarte", le dicen. Él acepta. "Quizás mañana vengo", les dice.

"Podría estar muerto"

Otros, prefieren pasar el frío con el alcohol. "Es la mejor forma de mentirte a ti mismo para pensar que no hace frío", dice David, un lituano de 42 años que malvive entre mantas y cartones cerca de la plaza España. Su mejor amigo, Andrey, le acompaña con su perro. "La calle es lo más duro que te puedes encontrar", zanja el hombre, que lleva más de 10 años viviendo en la calle de Barcelona. Tienen las manos tiesas. "Es el frío, que te lo hiela todo", dice David. Andrey no puede caminar, usa muletas. Al toser, ambos reconocen haber pasado enfermedades graves en el raso. "Yo he llegado a fiebres de 39 grados. Hay un médico que nos visita... sin él estaría muerto", cuenta.

Como ellos, 1.080 personas duermen en la calle en Barcelona, según los datos del ayuntamiento. "La operación frío muestra el esfuerzo del ayuntamiento acerca de las personas sin hogar, pero siempre es una sensación agridulce, debemos poder hacer más", ha asumido la comisionada de Acción Social del Ayuntamiento, Sonia Fuertes. Del total de camas habilitadas, 75 se encuentran en el Centro de Acogida de Emergencia (CAE), un servicio que ya estaba funcionando desde el pasado mes de diciembre, aunque contaba con una lista de espera de más de 110 personas. En este mismo espacio se han habilitado 73 camas más, en salas y espacios reconvertidos. También se usan 34 plazas del Centro de Estancias Breves (CEB) solo para mujeres y 80 más en un local municipal del pasaje Dos de Maig. "Si hay más demanda tomaremos decisiones", ha avanzado Fuertes. Al fin, no hizo falta. Sólo 117 personas usaron los recursos municipales.

Sin medios fuera de Barcelona

El director de la Fundación Arrels, Ferran Busquets, pide que estos recursos no sean temporales para frío, sino de uso permanente. "Vivir en la calle mata y hay que poder dar alojamiento digno a todas las personas", implora. Además, señala que hay muchas otras ciudades que no han hecho los deberes en esta cuestión, a pesar de que hay 1.500 personas durmiendo en el raso en otras ciudades. "Hay muchos municipios que no tienen ni un albergue, ni ofrecen ninguna opción ante la operación frío", explica Busquets. Sin ir más lejos, Santa Coloma de Gramenet, Cornellà o Sabadell. El 50% de las personas sin hogar en la capital lleva menos de cinco años en ellaBarcelona es un polo de atracción ante la falta de equipamientos en el resto de municipios, explican los técnicos municipales.

En el área metropolitana, apenas una decena de ciudades (Terrassa, Sabadell, Castelldefels, Mataró, Badalona, l'Hospitalet, El Prat de Llobregat) han habilitado algunas plazas temporales durante el episodio de frío, insuficientes en muchos de los casos, además de Lleida, Tarragona y Girona. Ninguno de éstos municipios aumenta el número de plazas para este fin de semana, pero muchos de ellos derivarán casos a Barcelona, con quien tienen un convenio de colaboración.