63 muertos en accidentes de caza en 13 años en España (y faltan datos)

Francesc Jiménez salió en bici y un disparo de un cazador durante una batida de jabalís lo dejó parapléjico. El suyo no es, ni mucho menos, un caso aislado. Entre 2007 y 2020, en España los accidentes de caza han provocado 63 muertos –dos menores de edad– y 483 heridos, 215 de los cuales con lesiones de gravedad. En 2021, Maldita.es –fundación sin ánimo de lucro dedicada a la verificación de hechos– publicó esta información fruto de una solicitud de información a la Guardia Civil al amparo de la Ley de Transparencia. 

Sin embargo, estos datos están incompletos porque en Catalunya y en el País Vasco, que tienen las competencias transferidas a las respectivas policías autonómicas, no disponen de datos. En Catalunya, el Departament de Interior aseguró a Maldita.es que las víctimas de este tipo de accidentes se registran como un tipo de lesiones, independientemente de si han ocurrido en una cacería o no. "No está tipificado como accidente de caza", se lamenta Jiménez. Por eso, una de las demandas que ha realizado al Parlament de Catalunya es la creación de un registro específico de esta actividad.

"No hay voluntad política de crear algún tipo de control de esta situación. Y eso es denunciable", advierte Jaume Grau, de La Veritat de la Cacera 

La Veritat de la Cacera –coalición de colectivos vinculados a la defensa de la naturaleza y a la protección de los animales– hace tiempo que reclama mayor transparencia en los datos. Lo pidieron, por ejemplo, a inicios de 2018 tras la muerte de dos cazadores. Uno falleció ahogado con sus perros en plena cacería y otro murió por el disparo de un compañero durante una batida de jabalís. 

Los casos son tan habituales que, a raíz del accidente de Jiménez, su familia supo que, solo quince días antes, cerca del lugar de los hechos, en Argentona (Maresme), otro ciudadano, un vecino de Mataró, había sufrido heridas en el cuello y en un ojo por el disparo de cazadores mientras paseaba por una zona forestal con su esposa y sus dos hijos menores de edad. Y un año antes, un cazador mató por un disparo accidental a un hombre en el paraje forestal Font Sunyera de Santa Maria de Martorelles, en el Vallès Oriental. 

Sin embargo, y a pesar del goteo constante de casos, sigue sin existir un registro de accidentes de caza. "No hay interés en crear algún tipo de control de esta situación. Inicialmente, había un desconocimiento de la importancia y de la gravedad de los accidentes de caza, pero ha llegado un momento en que, a pesar de saber lo que ocurre, prefieren sacarse el muerto de encima e ignorar el problema. Así que vemos una falta de voluntad política, y esto es denunciable", critica Jaume Grau, miembro de La Veritat de la Cacera.

Pocos cazadores

La inacción política contrasta con el peso, cada vez menor, del sector de la caza, inmerso en una crisis. Los cazadores cada vez son más mayores y el número de licencias no deja de bajar, pero su importancia radica en que son necesarios para las batidas de jabalís, debido a la sobrepoblación de estos animales. No en vano, cada semana se llevan a cabo más de 500 batidas en territorio catalán. Más allá de eso, su imagen también está muy deteriorada. 

"Es más que evidente que en Catalunya hay una clara desafección por la actividad de la caza, tanto por el peligro que supone como por la violencia gratuita hacia los animales. Sin embargo, todavía nos regimos por una ley que, prácticamente, declara todo el territorio apto para la caza, excepto lugares como las zonas urbanas o las reservas de fauna salvaje", afirma Grau, que advierte de que algunos propietarios de terrenos, así como ayuntamientos que quieren prohibir la caza en su territorio, tienen "unas dificultades extraordinarias" para crear zonas en las cuales no se pueda cazar.

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