Campaña por una nueva normativa de caza

El ciclista parapléjico por la bala de un cazador exige más seguridad en las batidas de jabalís

Francesc Jiménez reclama al Parlament una nueva legislación y recuerda que Catalunya es junto a Madrid la única autonomía sin ley de caza propia

Francesc Jiménez, ciclista que quedó parapléjico por una bala de un cazador

Francesc Jiménez, ciclista que quedó parapléjico por una bala de un cazador / ANNA MAS

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Pronto se cumplirá un año del aciago día en que un cazador disparó a Francesc Jiménez cuando este iba en bicicleta por la Serralada Litoral, en el Maresme. Ahora, postrado en una silla de ruedas, este empresario ha iniciado una lucha para que el Parlament de Catalunya modifique la legislación en materia cinegética con el objetivo que no vuelvan a ocurrir accidentes como el que le ha cambiado la vida.

El sábado 29 de enero de 2022, este vecino de 43 años de Vilassar de Mar, casado y con dos hijos pequeños, salió en bicicleta por una zona frecuentada de la Serralada Litoral. Poco después, su vida sufrió un giro dramático. "Oí un disparo y caí al suelo. Estaba convencido de que se había reventado la cubierta de la rueda, pero la bicicleta estaba intacta. Cuando intenté incorporarme, me di cuenta de que no podía mover las piernas", recuerda. 

Fue entonces cuando oyó una voz masculina que hablaba por walkie-talkie. "Hemos disparado a un ciclista", informaba. "Mierda. El ciclista soy yo", pensó Jiménez, que no notaba dolor alguno. Ante la gravedad de la lesión, su cuerpo reaccionó anulando el dolor provocado por el disparo de un cazador de 71 años que participaba en una batida de jabalís. La bala le había provocado en agujero de unos siete centímetros que le perforó el omóplato y se clavó en la clavícula. Y fragmentos de algunas de sus vértebras, echas pedazos, se habían clavado en la médula, provocando la parálisis

Un helicóptero medicalizado lo trasladó de urgencia al Hospital Vall d’Hebron, donde estuvo tres días entre la vida y la muerte y después nueve en coma inducido. Diagnóstico: una lesión medular irreversible y pérdida del 70% de la capacidad de un pulmón. Tres meses y cuatro operaciones después, lo trasladaron al Institut Guttmann, donde estuvo hospitalizado cuatro meses más. No fue hasta el 3 de agosto –más de medio año después de haber salido de su casa– que regresó a Vilassar de Mar con los suyos. 

Batalla judicial

Joan Valls, expresidente de la Sociedad de Cazadores de Argentona, entidad responsable de aquella batida, no estuvo el día del accidente porque tenía covid, pero explica que siempre se ajustan a la normativa señalizando y avisando a la policía como es debido. Y sostiene que el cazador implicado en el incidente asegura que disparó a un jabalí. "Ahí no había ningún jabalí", rebate Jiménez, que recuerda que no había señalización alguna. Valls reconoce que es fácil que los ciclistas no vean las señales. "Mientras pedalean no van mirando a la altura de las señalizaciones, sino a las ruedas de la bicicleta", explica. "Lamentamos mucho lo ocurrido. Es terrible", reconoce compungido. 

Actualmente, Jiménez va tres veces por semana al Institut Guttman para la rehabilitación. "Allí aprendo a ser lo más autónomo posible con la silla de ruedas", explica. Este ingeniero industrial textil ya no puede estar con los dos socios con los que fundó la start-up Infinite Athletic, la primera marca de ropa deportiva sostenible del mundo del tenis. Con los cordajes de las raquetas elaboran prendas que a su vez son reciclables. Antes, iba arriba y abajo por trabajo. "Ahora eso es imposible", admite.

Jiménez ha llevado su caso por la vía penal. Inicialmente, la jueza del Juzgado de Primera Instancia número 5 de Mataró archivó la causa al no apreciar responsabilidad penal y no llegó ni a tomarle declaración. Sus abogados recurrieron y el Ministerio Fiscal se adhirió al recurso. La causa volvió a abrirse y a mediados de diciembre Francesc declaró. 

Sin ley catalana propia

En paralelo a la senda judicial, su entorno se ha reunido con diferentes partidos del Parlament de Catalunya, donde Jiménez ha tramitado una petición para mejorar la seguridad en las batidas, que según él pasa por una ley catalana. La legislación que regula la caza en España está transferida a las comunidades autónomas, que han creado una regulación propia en la materia, excepto Catalunya y Madrid, que aún se rigen por la ley española, aprobada un lejano abril de 1970, en pleno franquismo. 

"Si yo fuera cazador, no podría vivir pensando que he dejado a una persona en silla de ruedas"

Jiménez no es el único que cree que la ley está obsoleta. "Las normas de los años setenta no tienen nada que ver con las de ahora. Entonces casi no había jabalís en Catalunya. Se necesita una ley nueva", admite Valls. "En cuarenta años de Generalitat democrática, no han sido capaces de hacer una ley de caza propia. Es lamentable. Y ahora que la Conselleria d’Acció Climàtica está preparando una propuesta de ley, nos da miedo porque la vemos muy sesgada a favor de los cazadores", critica Jaume Grau, biólogo y miembro de La Veritat de la Cacera, coalición de colectivos vinculados a la defensa de la naturaleza y los animales.

Medidas más exigentes

Además de una ley propia, en su petición –admitida a trámite y que cuenta con 9.400 firmas de apoyo–, Jiménez también pide, entre otras demandas, pruebas más exigentes para obtener la licencia de caza o batidas controladas y perimetradas con la ayuda de Mossos y agentes rurales. "Es totalmente incoherente que en las carreras de montaña haya señalizaciones por todos sitios, además de policía, y en las batidas de caza, con personas con armas de fuego, no sea así", argumenta.

También reclama controles de alcoholemia aleatorios para los cazadores y que no se realicen batidas los fines de semana ni los festivos escolares. Sin embargo, Jiménez y su entorno intuyen que no será fácil conseguir estas medidas. Anna Sanitjas, directora general d’Ecosistemes Forestals i Gestió del Medi del Departament d’Acció Climàtica, ya se ha mostrado contraria a muchas de las propuestas. 

Las batidas de jabalís son necesarias ante las numerosas quejas de los agricultores, que sufren el impacto directo de la sobrepoblación de estos mamíferos, un auténtico quebradero de cabeza para el sector. "No estamos en contra de la caza, ni queremos perjudicar a cazadores ni a agricultores. Lo que pedimos es un bosque seguro para todos. Si yo fuera cazador, no podría vivir pensando que he dejado a una persona en silla de ruedas. Ellos tendrían que ser los primeros interesados en que esto vaya bien", concluye Jiménez. 

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