Juicio en Barcelona

La fiscalía reclama una pena de prisión para un pastor evangélico por vejar a su hijo gay

Los Mossos apuntan a que el acusado no aceptaba la condición sexual de la víctima y que quería obligar a ir a misa para sanarlo

Archivo - Fachada del Palacio de Justicia de Catalunya, sede del TSJC y de la Audiencia de Barcelona.

Archivo - Fachada del Palacio de Justicia de Catalunya, sede del TSJC y de la Audiencia de Barcelona. / DAVID ZORRAKINO - EUROPA PRESS - Archivo

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La Fiscalía de Barcelona ha mantenido este lunes su petición de dos años y cuatro meses de cárcel para un pastor evangélico y de un año y medio para su mujer, acusados de vejar a su hijo por ser gay y agredirle tanto a él como a su pareja en 2017 en Terrassa.

En la segunda sesión del juicio celebrado este lunes en la sección novena de la Audiencia de Barcelona, donde ha quedado visto para sentencia, la fiscalía ha mantenido las peticiones de penas de prisión, a las que se ha adherido la acusación particular ejercida por el hijo y su pareja en el momento de los hechos.

Los padres están acusados de vejar a su hijo gay, que huyó de casa en enero de 2017 ante el temor de la reacción de sus progenitores si descubrían que era homosexual y a quienes confesó su orientación sexual días después en una reunión en el instituto donde estudiaba, ante lo cual los padres aseguraron que "tenía el demonio dentro".

Después de ese hecho, en marzo de 2017, la víctima se citó con sus padres para que le devolvieran su pasaporte. Sin embargo, en el encuentro los progenitores se molestaron porque su hijo acudió acompañado de su pareja y, por ello, se negaron a entregarle el pasaporte, lo que desembocó en un forcejeo. Se trata de un caso de denuncias cruzadas, en el que los padres también acusan al hijo y a su pareja, aunque el ministerio público solo acusa al matrimonio.

Los testigos

En la sesión de este lunes, dos de los agentes de Mossos que intentaron mediar con los padres durante el forcejeo han testificado que estos "no aceptaban la condición sexual de su hijo" y le ponían como condición para volver a casa "volver a la iglesia para sanarlo a él y a su pareja", haciendo alusiones constantes a que "era pecado".

Por otra parte, el hijo, que tiene la doble condición de acusado y de víctima, ha leído en el último turno de palabra un pequeño texto donde ha explicado cómo le afectó el haber crecido en este ambiente familiar, que le hizo creer que "había algo malo" en él.

"Me vi obligado a encajar en un molde que no era para mí", ha expresado el joven, quien ha explicado que no ha comenzado este proceso judicial "desde el rencor ni desde el odio".

Tras el juicio, en declaraciones a la prensa, el joven se ha mostrado "confiado en que se va a hacer justicia" y, pese a que su madre ha afirmado en el último turno de palabra que le quiere, ha asegurado: "Puede haber mucho amor, pero la aceptación es imprescindible".

Creencias religiosas

Por otra parte, el letrado de la defensa ha hecho hincapié durante su informe final en que todas las expresiones utilizadas por los padres "estaban basadas en creencias religiosas" y ha manifestado, en relación a la homosexualidad como pecado, que la iglesia de sus representados "no es diferente a otras".

El hijo había explicado en la primera sesión del juicio que temía la reacción de sus padres, motivo por el que huyó de casa, y que cuando les dijo que era gay, durante un encuentro ante personal del centro donde estudiaba, el padre le contestó que "el origen del pene es estar en la vagina" y que "tenía el demonio dentro".

Entre la confesión de su homosexualidad y la agresión, la víctima relató que sus progenitores le esperaban algunas veces fuera del instituto "con una postura bastante intimidante" para forzarle a volver a casa y que su padre le hizo llegar una carta donde le decía que lo que hacía no estaba bien, que "era pecado".

En cuanto al forcejeo ocurrido el día que debían entregarle el pasaporte, el joven explicó que su padre le agarró y eso motivó la intervención de su pareja para socorrerle, pero el pastor protestante le agarró del cuello y le lanzó un puñetazo que recibió su propio hijo al interponerse.

Por su parte, los padres negaron que tuvieran ningún problema con el hijo por su orientación sexual, pese a que para ellos fue "un shock" que hubiera "cambiado su inclinación sexual", y aseguraron que, el día de la agresión, el acusado fue hacia el coche y trató de quitarle el bolso a su madre y la atacó.