Datos de los Mossos

Las violaciones a mujeres ebrias se han multiplicado este verano en Catalunya

Hasta junio había una denuncia cada dos días mientras que en el periodo estival la frecuencia fue de tres por día

En los meses del terror a los pinchazos, los casos de víctimas drogadas en contra de su voluntad se han desplomado a un 2%

Sábado por la noche en la discoteca Sutton, de la calle de Tuset.

Sábado por la noche en la discoteca Sutton, de la calle de Tuset. / ZOWY VOETEN

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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Las denuncias policiales de mujeres agredidas sexualmente mientras se encontraban adormecidas por el alcohol u otras drogas se han disparado durante el verano de 2022, según los datos recogidos por los Mossos d’Esquadra. El incremento multiplica por seis las cifras de denuncias recogidas hasta junio. Pero ese aumento tan dramático debe relativizarse por dos motivos. El primero es que el anterior balance atañía a un periodo todavía sujeto a las restricciones para contener la pandemia y el segundo es que no hace tanto que policialmente se toma en consideración el estado físico de la víctima y, en consecuencia, todavía queda lejos el tener, datos en mano, una radiografía real de la gravedad de este problema.

La policía catalana hizo público por primera vez un recuento de casos denunciados de víctimas de la violencia sexual bajo sedación química en junio del 2022. Según ese balance, que sumaba las denuncias de mujeres que afirmaban haber sido atacadas mientras se encontraban adormecidas por los efectos de alguna sustancia –estupefaciente, alcohólica o farmacológica–, se habían registrado 288 casos entre enero de 2021 y el 12 de junio de 2022. Es decir, uno cada dos días

En el mismo sentido, el último informe sobre violencia sexual del Hospital Clínic señalaba que a lo largo de 2021 los sanitarios de este centro médico –el de referencia para cualquier víctima de Barcelona y corona metropolitana que sea mayor de edad– habían atendido a 486 mujeres de las que un tercio habían declarado que el agresor las había violado cuando se encontraban bajo los efectos de alguna droga. Aproximadamente eso supone una media de una mujer atendida cada dos días

Esa frecuencia coincidente entre Mossos y Clínic se ha multiplicado durante el último verano. Según informó este lunes la Conselleria d’Interior, los Mossos han tomado declaración a 227 mujeres que han asegurado haber sido atacadas sexualmente mientras se encontraban bajo sedación química a lo largo del verano de 2022. Esa suma significa que ha habido en Catalunya tres víctimas cada día.

Más vulnerabilidad, menos sumisión

Otro dato que resulta igualmente llamativo es que, según las denuncias de este último verano, el 98% de las víctimas no denuncian haber sido drogadas contra su voluntad –lo que policialmente se califica de sumisión química–, sino que declaran haber sido atacadas cuando se encontraban adormecidas por el consumo de alcohol u otras drogas que ellas habían ingerido por voluntad propia –lo que encaja dentro del supuesto de vulnerabilidad química–. 

En otras palabras, este verano la inmensa mayoría de casos se corresponden con violadores oportunistas que se han aprovechado del estado de embriaguez de las mujeres. Y, en sentido contrario, no ha habido apenas denuncias de víctimas que hayan declarado que alguien les puso droga en la bebida sin que se percataran con el propósito de doblegar su voluntad y acabar atacándolas sexualmente.

Judicialmente ambas conductas delictivas pueden considerarse como factores agravantes para una condena. Así lo corroboró recientemente una sentencia reciente dictada por la Audiencia de Barcelona contra los tres autores que perpetraron una violación grupal en Sant Boi de Llobregat. El tribunal castigó que los tres hombres abusaran de una mujer que tenía "deterioradas" las facultades "intelectivas y físicas" debido al consumo de cocaína, hachís y alcohol, que había tomado voluntariamente y sin engaño de sus violadores.

Resulta llamativo el porcentaje de que el 98% no denuncia sumisión química sino vulnerabilidad química porque el balance anterior –el único hasta la presente semana– era completamente distinto. En aquel, que abarcaba 288 casos registrados desde enero de 2021 hasta el 12 de junio de 2022, el 58% de las mujeres declararon que alguien –posiblemente su abusador– les había puesto algo en la bebida y el resto, un 42%, manifestó que el violador había aprovechado su estado de embriaguez para abusar de ellas. Es decir, la tendencia se ha invertido por completo. 

Pinchazos sin violaciones

Desde principios de verano los Mossos han recogido 206 denuncias de mujeres que declararon haber sido pinchadas en el interior de locales de ocio nocturno. Ante la eclosión de este fenómeno, la policía catalana contactó con cuerpos de otros países, como Reino Unido y Francia, que habían atravesado por una moda similar. Tal como avanzó EL PERIÓDICO, ninguno de esas denuncias está relacionada con delitos sexuales posteriores. En ningún caso ha resultado posible acreditar policialmente que la motivación del agresor para pinchar a las mujeres, casi siempre muy jóvenes, tenía como objetivo someter a la víctima para después abusar sexualmente de ella.

Durante el último verano las denuncias por delitos contra la libertad sexual de las mujeres ha crecido en un 28% con relación al mismo periodo de 2019, último anterior a la pandemia. La portavoz de la policía catalana, la inspectora Montse Escudé, ha subrayado que en un 60% de los casos, las mujeres no conocían a su violador. El agresor sexual más común en Catalunya es el del ligue de una noche que, a menudo, se aprovecha de la situación de vulnerabilidad química de la víctima, pero no alguien que la droga sin que se dé cuenta.

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