Polémica sobre la nueva norma

La 'ley trans' no elimina el permiso paterno para el tratamiento hormonal en menores

Catalunya y otras cinco autonomías exigen explícitamente que los progenitores, que acompañan en el proceso, autoricen el inicio de la hormonación

Pese a ello, psiquiatras y pediatras se quejan de que la nueva norma minimiza la participación de la familia y de los profesionales sanitarios

Mnifestación trans en Madrid

Mnifestación trans en Madrid / Efe

Patricia Martín

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Las redes sociales están llenas de comentarios críticos sobre cómo la 'ley trans' va a promover que los adolescentes se atiborren de hormonas y acudan a cirugías para cambiar de sexo, sin que los padres o los médicos puedan frenar este nuevo "contagio social". Sin embargo, la norma -que se tramita en el Congreso y que ha generado un cisma en el PSOE porque dirigentes históricas se han alineado con el sector del feminismo que abjura de la ley- no aborda los tratamientos hormonales o quirúrgicos para las personas trans. Tan solo elimina el requisito de dos años de hormonación y la necesidad de contar con un aval médico para poder cambiar administrativamente el sexo y nombre en el DNI. Es lo que se denomina autodeterminación de género.

Por tanto, de aprobarse el proyecto legal sin cambios, los menores a partir de 14 años podrán solicitar la modificación acorde con su identidad de género en el Registro Civil sin necesidad de haberse hormonado previamente, lo que les puede permitir explorar cómo se sienten con el nuevo nombre y el reconocimiento antes de someterse o concluir ningún tratamiento. Entre los 14 y 16 años la ley marca que deberán presentar la solicitud en el Registro Civil "asistidos por sus representantes legales".

Los tratamientos hormonales y quirúrgicos para las personas trans, al ser una prestación sanitaria, dependen de las comunidades autónomas. Y 15 de ellas han aprobado leyes que permiten cambiar de nombre y sexo en los documentos autonómicos, como la tarjeta sanitaria, sin necesidad de hormonación o informe de disforia de género, dado que la OMS dejó de considerar como enfermedad la transexualidad en 2018. De ellas, al menos seis administraciones (Catalunya, Madrid, Aragón, Baleares, Cantabria y Valencia) en sus leyes o protocolos sanitarios exigen explícitamente que los padres de los menores (a partir de diferentes edades según el territorio) den su consentimiento antes de que sus hijos inicien cualquier tratamiento hormonal. No es una petición universal, pero sí se aplica en buena parte del territorio español.

El acompañamiento

Por tanto, "mienten los padres de esas asociaciones que dicen que facilitamos o inducimos la hormonación de sus hijos, ellos vienen a las consultas, se llevan toda la información sobre las ventajas e inconvenientes y los efectos secundarios de todos los tratamientos y tienen que autorizar su inicio", asegura Rosa Almirall, ginecóloga y fundadora de Trànsit, el servicio de atención referente en Catalunya para las personas trans.

El protocolo sanitario catalán de 2017 establece que el consentimiento informado deben firmarlo los dos progenitores con la patria potestad, salvo que haya una sentencia judicial que otorgue la capacidad de decidir a uno solo de los tutores legales. En el caso de mayores de 16 años y hasta los 18 años se exige el consentimiento de uno de los progenitores y en mayores de 18 no se reclama, pero si los interesados "son dependientes económicamente y viven con sus padres les aconsejamos que les informen y que los padres formen parte del proceso", explica la directora de Trànsit.

"Mienten quienes dicen que inducimos la hormonación de sus hijos: los padres vienen a la consulta, se llevan toda la información sobre las ventajas, inconvenientes y efectos secundarios de los tratamientos y tienen que autorizar su inicio", afirman en Trànsit, unidad de referencia catalana

Almirall explica también que Trànsit se hace un proceso de "escucha activa" y no se ofrecen hormonas a los adolescentes en la primera sesión, salvo que estos lleguen acompañados de sus padres, lo tengan "super claro" y expliquen que ya han iniciado en sus casas, su entorno y en los centros educativos el proceso de cambio de identidad por su cuenta, "algo que ocurre en más ocasiones de las que se piensa". "Nuestra misión no es ni frenar ni empujar, la decisión siempre es de la persona y de sus padres [...] y si estos no lo tienen claro, el proceso es más lento", insiste.

El incremento

El servicio de Trànsit ha recibido un aumento constante de peticiones (adultos y menores) desde hace 10 años, al pasar de 77 casos en 2013 a 861 el año pasado (en la oficina situada en Barcelona). El incremento empieza a registrarse desde el momento en que se aprueba la ley catalana en 2014 y se despatologizan (lo que significa que los psiquiatras dejan de dar permiso) tanto los trámites para cambiar el sexo en documentos como el acceso a tratamientos. Su fundadora también atribuye el crecimiento a la educación igualitaria, a la lucha de las personas trans por su visibilización, a que en las redes sociales cada vez hay más información y personas que cuentan su transición de género, pero no a la 'ley trans', dado que el debate surgió hace tres años y el "incremento viene de más lejos".

Las cifras sobre menores demuestran que suponen entre un 34% y un 24% de las personas que acuden a Trànsit en Barcelona, sin que haya un crecimiento lineal en los últimos años. De hecho, el porcentaje de visitas de adolescentes este año es similar al del 2019 (un 29%). A pesar de ello, la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental ha lanzado el aviso de que les "preocupa" que los adolescentes puedan cambiar de sexo en el DNI sin que un profesional valore "su madurez y capacidad". "Una vez que un joven haya ido al Registro, va a ser imposible pararlo y después de eso vienen las hormonas y la intervención quirúrgica", señala Víctor Pérez, presidente de la sociedad médica que sostiene públicamente que hay un "boom" de adolescentes que se declaran trans porque está "de moda" y que este proceso se ha incrementado desde que se debate la 'ley trans'.

Los pediatras

A esta voz crítica con la nueva norma se ha sumado en el ámbito médico la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, que recomienda "revisar algunos aspectos" de la ley, porque "no valora en la medida que sería deseable la participación de los padres y los profesionales sanitarios en el proceso de autodefinición sexual de los niños y niñas". En un comunicado emitido este miércoles, el colectivo pide un "debate reflexivo" y una "regulación más ajustada a las necesidades de las personas trans", que genere "un mayor consenso".

En el lado contrario, Alejandro Alder, psicólogo y activista LGTBI, asegura que la ley va a "facilitar la asistencia sanitaria" al plantear una "serie de derechos" universales y, además, disminuirá la alta incidencia de problemas mentales que sufre la población trans, al plantear medidas y sanciones dirigidas a disminuir los persistentes episodios de transfobia.

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