Educación en Catalunya

Teatro contra el odio: antídoto contra la radicalización de los adolescentes

900 alumnos de 13 institutos de L'Hospitalet de Llobregat asisten a 'La mirada del otro', un montaje sobre el proceso de paz en el País Vasco

Tras 70 minutos de pura emoción, los jóvenes han debatido sobre extremismos violentos y la importancia de la palabra

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A1-158202741.jpg / JOAN CORTADELLAS

Helena López

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Se apagan las luces y el auditorio se viene abajo. La emoción de los 500 adolescentes presentes en la sala desborda el Teatre Joventut en la primera de las funciones escolares de ‘La mirada del otro’, estremecedor espectáculo sobre el conflicto vasco escrito y protagonizado por la actriz y periodista María San Miguel. La función -las tres de esta semana en la ciudad- forma parte de una actividad de prevención del radicalismo entre los jóvenes, algo en lo que el pionero Servicio de Mediación de la ciudad trabaja desde el año 2014, hoy por hoy en el marco la Aliança per la Convivència de L’Hospitalet de Llobregat.

El reto era mayúsculo: una obra de teatro de una hora y diez minutos sobre el proceso de mediación entre terroristas de ETA arrepentidos y sus víctimas directas. Tres actores mayúsculos hablando sobre un escenario prácticamente desnudo (dos mesas, tres sillas). Captar la atención de 500 adolescentes de tercero y cuarto de ESO y de ciclos formativos llegados desde 13 institutos de la ciudad y meterles (en todos los sentidos) en una obra sobre un tema que, a priori, les es lejano: ETA. Un montaje cuya propuesta es "la idea radical de que hay que escuchar al otro".

"Fue muy interesante, durante la función, sentir el murmullo de los chavales. Sus reacciones como de ‘uala, uala’, frente a un momento emocional fuerte. Por cómo les llegan tan directamente estos discursos retrógrados, machistas, por parte de la extrema derecha, ver escenas de vulnerabilidad les pone muy nerviosos. Ver como se abren en canal los personajes, sentir las emociones delante de ellos, sobre el escenario; ver también otro tipo de masculinidad, encarnado en el papel de Aitor [el etarra arrepentido]...", relata aún emocionada San Miguel, quien apunta que el montaje trata de explicar algo que estos chicos a nivel histórico no han estudiado, pero con lo que logran conectar por lo universal del mensaje. 

La complejidad de la vida

"‘La mirada del otro’ muestra la complejidad de la vida en un momento en el que los discursos simples son los que triunfan, a unos jóvenes acostumbrados a la inmediatez. Desde el escenario percibimos mucho lo que pasa entre el público. En algún momento ellos tienen que expresarse. Soltar tensión, a ellos les están pasando muchas cosas, también", prosigue la autora del texto (un texto en el que absolutamente todos los diálogos están extraídos de conversaciones reales con presos disidentes y víctimas).

Otra de las claves del proyecto es que trata a los adolescentes como adultos. "No están acostumbrados. Ofrecerles un espectáculo pensado para adultos es tratarles también huyendo del cliché. Hacerles protagonistas de lo que pasa en su ciudad y en el mundo", continúa. Contra la narrativa que se ha construido de los chavales de que son una generación enganchada a las redes sociales, que no se preocupa por nada, hijos de un sistema en el que se están generando unos relatos de entretenimiento y de simplificación de los conflictos, ‘La mirada del otro’ propone algo mucho más complejo, como complejo es también todo lo que pasa durante y tras la función, cuando San Miguel -quien interpreta a la hija de un concejal asesinado por ETA- y sus dos compañeros de reparto -Pablo Rodríguez en el papel del preso etarra arrepentido y Patricia Estremera, en el de valiente mediadora- se cambian de ropa y vuelven a subir al escenario a hablar con los jóvenes sobre todo lo que allí ha pasado durante la hora anterior.

En el debate tras la primera función -este martes- pasaron cosas como ver a una adolescente sentada en la primera fila preguntando por las diferencias en la reinserción en la sociedad tras cumplir la pena entre un preso común y un preso por terrorismo o escuchar a un compañero, algunas filas por detrás, quien cogió el micrófono para preguntar por qué no habían hecho una obra hablando sobre los atentados yihadistas de la Rambla, para llegar a la conclusión entre todos de que el mensaje era el mismo. "Todo el terrorismo se basa en la mismo", reflexionó Rodríguez.

La importancia de la palabra y de las palabras fue lo que destacó otra joven desde el otro lado del auditorio, quien insistió en que no hablaran de "terrorismo islámico". "El islam es paz. Lo de la Rambla fue terrorismo, pero de islámico no tenía nada. Es importante que no lo confundamos porque esos discursos generan mucho dolor", se abrió la joven, que fue arropada por sus compañeros con un sonoro y sentido aplauso.

Cohesión social

Además de un trabajo previo sobre el espectáculo de la compañía Proyecto 43-2, en el marco de la Aliança per la Convivència de L’Hospitalet se están impulsando varias iniciativas con el objetivo de favorecer la cohesión social, ofrecer vías de diálogo para evitar la polarización, hacer frente a los discursos de odio y discriminación, evitar el uso de la violencia y acompañar jóvenes que puedan pasar por un proceso de radicalización y extremismo, ya sea acercándose a la extrema derecha, a bandas violentas o a grupos yihadistas.

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