Educación

FP Dual: "Antes de aprobar unas prácticas me pregunto: ¿la querría trabajando en la escuela?"

Berta Casals y Carla López tienen 22 años y son educadoras infantiles tras estudiar FP Dual. Hicieron las prácticas en EBM La Fassina, y Laura Gallego, su directora, no solo respondió 'sí' en su evaluación, sino que las contrató

A1-157906585.jpg

A1-157906585.jpg / JOAN CORTADELLAS

Helena López

Helena López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Fue un curso raro, no precisamente el mejor de los años para hacer prácticas en una escuela infantil (ni en ningún sitio). Cada día, después de las prácticas, se comían juntas el ‘tupper’ en el parque de la Sagrada Família, a dos pasos del colegio, mientras comentaban la jornada y después paseaban juntas hasta el instituto. El protocolo covid no hacía solo que tuvieran que estar cada dos por tres desinfectando los juguetes o les obligaba a dividir el patio en grupos burbuja, también impedía que pudieran quedarse a comer en la escuela. Pero, pese a los incontables inconvenientes derivados de la pandemia, tanto Carla López como Berta Casals, ambas de 22 años, recuerdan aquel año con cariño. Fue el curso que las unió -“lo hacíamos todo juntas”, explican- y en el que se dieron cuenta de que no se equivocaron al elegir sus estudios: estaban hechas para ser educadoras infantiles

Lo explican en el centro en el que ambas hicieron el extraño y pandémico curso de prácticas del programa FP Dual -Carla empezó en ‘caminantes’ (EI-1) y Berta, en ‘mayores’ (EI-2)-, donde ambas han logrado trabajar una vez finalizadas las prácticas, y donde tanto niños y niñas como madres, padres, abuelas y abuelos las saludan como lo que son: una más del equipo. "Tomar la temperatura a la entrada con el termómetro de pistola nos sirvió mucho para acercarnos a las familias, que nos conocieran", ejemplifican en una anécdota clara de "no hay mal que por bien no venga".

Pasó el año en el que, pese a las distancias obligadas, crearon un gran vínculo con toda la comunidad educativa de la EBM La Fassina (pese a ser una escuela infantil muy grande, con más de 140 alumnos, son "una gran familia"), y ambas se dieron cuenta que aquel era el lugar en el que les gustaría trabajar. Por la relación con los niños, con las familias...

Tras terminar su FP Dual, a ambas les ofrecieron una plaza de técnica de apoyo (servicio externalizado, cuyas trabajadoras pueden ser reclamadas por la directora sin pasar por las bolsas municipales, como sí pasan las tutoras).

Carla lo aceptó sin pensárselo y empezó en septiembre. Berta, quien aquel año comenzaba en la universidad, en un primer momento rechazó el puesto con mucha pena. "Empezaba en la facultad por las tardes y pensaba que no podría con todo, así que empecé a trabajar en un comedor escolar", explica. Pero al poco tiempo, surgió otra vacante por una baja de paternidad y esta vez Berta ya sí que no se lo pensó. "Y estamos otra vez juntas", explican, sonrientes, ahora, además, que pueden mostrar toda su alegría ya sin mascarillas de por medio.

Laura Gallego, directora de la escuela infantil en la que hicieron las prácticas Carla y Berta, las mira con orgullo. "Antes de evaluar las prácticas a cualquier estudiante pienso ¿la querría trabajando en la escuela? Si la respuesta es sí, las apruebo", se sincera la directora, quien, obviamente, respondió sí en ambos casos.

Lo que Gallego valora más de la FP Dual es que, al estar más de un curso entero -el mes de prueba lo hacen justo al final del año académico anterior-, les permite ver todo lo que pasa en la escuela a lo largo de un curso, que no es precisamente poco, además de tejer relaciones tanto con las familias como con los niños y niñas y con el resto de trabajadoras.

Suscríbete para seguir leyendo