Entrevista

Liliana Arroyo: "No estamos socialmente preparados para conectarnos al metaverso"

La socióloga y el psicólogo José Ramón Ubieto debaten en el libro '¿Bienvenido Metaverso?' los riesgos y oportunidades que plantea la emergente realidad virtual y su impacto en nuestras vidas

BARCELONA 05 05 2021 Entre todos  Liliana Arroyo  Sociologa  experta en TIC y redes sociales  Participa en el debate sobre Tecnologia y desigualdades en el Palau Macaya con una tertulia sobre la sobreexposicion a las redes  FOTO de RICARD CUGAT

BARCELONA 05 05 2021 Entre todos Liliana Arroyo Sociologa experta en TIC y redes sociales Participa en el debate sobre Tecnologia y desigualdades en el Palau Macaya con una tertulia sobre la sobreexposicion a las redes FOTO de RICARD CUGAT / RICARD CUGAT

Carles Planas Bou

Carles Planas Bou

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Hace un año, Mark Zuckerberg anunció que la empresa Facebook pasaba a llamarse Meta. El cambio de nombre era un lavado de cara para tratar de ocultar los múltiples escándalos de la red social, pero también una declaración de intenciones: su nuevo objetivo era la construcción del metaverso.

Un año después, el concepto de moda en la industria tecnológica está en boca de todos. A día de hoy, el metaverso es más una difusa promesa que una realidad. Aún así, la voluntad de crear un internet inmersivo, sensorial y en 3D que lleve a la humanidad a una nueva realidad virtual ha seducido a todo tipo de sectores, del entretenimiento a las finanzas, que están invirtiendo miles de millones en desarrollar espacios de socialización digital. Como sucedió a principios de siglo con las puntocom, nadie quiere dejar pasar una lucrativa oportunidad de negocio prevista que alcance entre 2,5 y 13 billones el 2030.

La promesa de este espacio virtual compartido despierta esperanzas y temores. Para avanzarse a su impacto, la doctora en sociología y miembro del comité editorial de EL PERIÓDICO Liliana Arroyo y el psicólogo clínico José Ramón Ubieto han debatido las implicaciones que el metaverso podrá tener en nuestra vida, una conversación a fondo publicada en el libro ‘¿Bienvenido Metaverso? Presencia, cuerpo y avatares en la era digital’ (NED Ediciones).

Hay muchas dudas sobre el metaverso. ¿Crees que triunfará?

El concepto ha triunfado ya, forma parte del imaginario cuando ni existe aún. La inmersión es una idea atractiva pero se terminará prefiriendo la realidad aumentada, capas ficticias sin perder la vista donde ponemos los pies. La realidad virtual causa mareos y otros efectos secundarios a nivel físico y mental que iremos descubriendo.

¿Por qué nos atrae la idea de escaparnos a una realidad paralela?

Desde la caverna de Platón hay un impulso humano a huir de la realidad. El videojuego ‘Second Life’ era una vía de escape. El metaverso puede tener esta parte, pero lo que me llama la atención es que tú no crearás esa realidad, sino las pocas empresas que están diseñando esos espacios. Eso no corresponde con el anhelo de libertad que venden.

El metaverso lo están diseñando unas pocas empresas. Esto no corresponde con el anhelo de libertad que venden.

En el libro señaláis que el metaverso está atado a un imperativo capitalista: todo lo que puedes hacer ahí es producir o consumir.

Así es. Si detrás del metaverso hay empresas con intereses económicos haremos lo que nos dejen hacer. Solo podremos hacer lo que queramos si hay un metaverso abierto de ‘software’ libre, que pueda ayudar a corregir desigualdades y discriminaciones. Esta es mi esperanza.

Meta ya está patentando tecnologías de identificación facial y de rastreo de tus expresiones como tus pupilas para conocer como reaccionas dentro de su realidad virtual. Eso nos aboca a la hipervigilancia…

No será una vigilancia sobre datos personales, sino sobre aspectos de los que no eres consciente, como tus sentimientos. Su sistema será mucho más invasivo y las posibilidades de manipular lo que ves y sientes tendrán mayor impacto. Es una frontera peligrosa, porque si además de estar sometidos al chantaje emocional de las redes sociales pueden rastrear qué sentimos para colocarnos un anuncio eso supone un gran miedo.

"El cuerpo es insustituible. La necesidad de compartir espacio físico seguirá ahí".

¿Substituirá el metaverso la presencia humana?

El cuerpo es insustituible. Aunque a nivel sensorial estemos en un metaverso, la necesidad de compartir espacio físico existe. Ahora hacemos videollamadas, pero para hablar ciertas cosas quedamos cara a cara con los demás. Primero viviremos una etapa de euforia e hiperconexión y después lo corregiremos, como está pasando con las redes sociales.

¿Crees que el metaverso amplificará la obsesión narcisista que han impulsado las redes sociales? ¿O el uso de avatares permitirá cierta liberación de nuestra identidad para hacer cosas que antes no hacíamos bajo una máscara?

Pueden pasar las dos cosas. Pueden explotar esa sacralización del yo o justo lo contrario. En cada metaverso podrás tener una identidad distinta y crearte n avatar que no está ligado a una identidad física específica. Lo ideal sería que fuese un espacio de liberación, y que si tienes una discapacidad en el metaverso desaparezca.

Esa idea democratizadora choca con las barreras que limitan la entrada de todo el mundo en el metaverso, como el alto precio de las gafas de realidad virtual o la falta de acceso a redes 5G suficientemente potentes…

Sí, la primera brecha es que solo la mitad del mundo está conectada a internet. Las brechas no solo serán por la falta de acceso a dispositivos o a la red, sino también por la capacidad de saber usar el metaverso detectando riesgos y oportunidades. La alfabetización digital será clave para que no nos la cuelen. Debemos ser críticos con el metaverso que queremos. O hay participación ciudadana o las empresas crearán sus mundos.

"No podemos dejar que el desarrollo del metaverso quede solo en manos de la industria"

La clave del metaverso está en la tecnología Blockchain, que da la posibilidad de certificar la propiedad digital y comercializar bienes virtuales. Sin embargo, vemos como proliferan las estafas en la economía de las criptomonedas y los NFT y como la riqueza, de nuevo, se concentra en muy pocas manos…

No estamos preparados ni técnica ni socialmente para conectarnos al metaverso. Detrás de esa promesa de democratización hay problemas como los jóvenes que, en lugar de trabajar, invierten en un mundo que no está regulado. Vemos la promesa, pero la realidad va para otro lado.

El pionero de la realidad virtual Jaron Lanier ha dicho que "si el metaverso funciona con el mismo modelo de negocio que las redes sociales (la publicidad personalizada a base de la extracción de datos de los usuarios), destruirá la humanidad".

Confío en que la humanidad nos revelaremos antes. Es crítico que el desarrollo del metaverso esté atado a la economía de la atención. Hemos visto suficientes problemas con este modelo para reclamar que, si se usa, sea para el beneficio colectivo, no de pocas empresas. No podemos dejar que el desarrollo del metaverso quede solo en manos de la industria. Pero soy más optimista que Lanier. Si creemos que nos arrastrará la marea estaremos dejando que nos arrastre.