5 años del movimiento histórico #MeToo

Magda Polo, profesora de la universidad: "En el decanato decían que yo era la 'problemática'"

Fue una de las impulsoras del MeToo en la universidad publicado en EL PERIÓDICO, pero entonces quiso mantener el anonimato. Ahora da el paso adelante

Magda Polo MeToo Universidad

Magda Polo MeToo Universidad / Jordi Otix

Núria Navarro

Núria Navarro

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Titular de Estética y Teoría de las Artes e Historia de la Música de la Universitat de Barcelona (UB), Magda Polo ingresó en la institución en 2009 con un contrato de profesora asociada. Un año después le detectaron un cáncer agresivo, y se levantó un cerco de humillación y aislamiento en el contexto académico.

Polo fue quien hace más de dos años impulsó un proceso de búsqueda de profesoras e investigadoras universitarias que hubieran pasado por su mismo calvario. Fue la semilla del reportaje MeToo en la Universidad publicado en EL PERIÓDICO el pasado enero. Entonces quiso mantener el anonimato. Ahora quiere romperlo.

¿Por qué ha decidido dar el paso adelante?

Porque, más allá de mi caso particular, no quiero que haya más mujeres acosadas y quiero contribuir a encontrar caminos para solucionar este grave problema. Las mujeres tenemos el deber de acabar con esta lacra que nos mina física y psicológicamente. Han pasado ya muchos meses, todavía no hay cifras sobre la dimensión del problema y estamos sometidas al mismo acoso que al principio.

"Doy el paso porque no quiero que haya más mujeres acosadas en la universidad"

Si todo sigue igual, ¿no teme empeorar su situación?

Temo que pueda empeorar, sí; pero es tanta la indignación que siento que mi corazón me ha dicho que debía dar este paso como muestra de solidaridad hacia las mujeres víctimas de acoso. Para que rompan su silencio y no tengan ya más miedo. Quiero que nuestras hijas, sobrinas, hermanas no pasen por esta agonía. Y por esta razón, me ofrezco a trabajar con mi universidad y con las de mis compañeras para solucionar estas situaciones tan indeseables.

¿Cómo empezó todo?

Tras el diagnóstico de cáncer, solo cogí la baja para la operación, pero seguí dando clases durante el año y medio de quimio y de radioterapia. El catedrático X me dijo que, si no hacía mi trabajo y más, no llegaría nunca a conseguir una plaza. Dejó de explicarme cosas que afectaban a mi funcionamiento, no me hacía partícipe de nada, no me dejaba elegir horarios, no sabía nada acerca de los proyectos de investigación que se llevaban a cabo. No entendía a qué venía todo eso. Estaba desorientada.

¿Fue a más?

Sí. Cada vez que yo publicaba un libro o daba una conferencia, me caían broncas por cuestiones que no tenían nada que ver. El catedrático X me llegó a acusar de "estafar" a la universidad por trabajar en distintos lugares. Ir demostrando cada cosa me desgastó tanto que caí en una depresión. Empezaron los años de calvario y difamaciones.

"Me convocaba por correo electrónico a tribunales de máster fantasma, organizaban actividades de mi área sin mí" 

¿Qué tipo de difamaciones?

Me convocaba por correo electrónico a tribunales de máster fantasma, no había nadie; organizaban actividades de mi área sin mí. El servicio médico de la universidad, que me controlaba la fibromialgia, me vio muy angustiada y me aconsejó acudir a la Oficina de Seguretat, Salut i Medi Ambient (OSSMA) que, sospechando que hubiera detrás una cuestión de género –el profesor sabía que yo me había casado con una mujer y tenía dos hijos con ella–, me indicó que fuera a la Unidad de Igualdad.

Magda Polo MeToo

Magda Polo MeToo / Jordi Otix

¿Tenía fundamento esa sospecha?

El catedrático X nunca hizo comentarios homófobos delante de mí, todo lo enfocaba a mi trabajo. En el decanato, que se pusieron a su lado sin dudarlo, decían que yo era una persona "problemática". El 23 de mayo de 2019 interpuse una denuncia ante la Unidad de Igualdad. "Eres muy valiente –me dijo la directora–, a partir de ahora no estás sola". Y yo, ingenua de mí, me lo creí.

¿No fue así?

Asesorada por mis superiores en la universidad, puse la denuncia. La acredité con correos electrónicos vejatorios, testimonios que habían presenciado malos tratos, un mail que él envió a una institución importante en el que mentía sobre mi persona y mi profesionalidad... Él, según los responsables del caso (dos abogadas y un psicólogo), no presentó nada de nada. Me propusieron una mediación.

"El profesor X nunca hizo comentarios homófobos delante de mí, todo lo enfocaba a mi trabajo"

¿Poner en el mismo plano a la víctima y al presunto acosador?

Una abogada muy cercana a mí no lo vio claro, pero yo tenía ganas de centrarme en mi trabajo y acepté. De una manera constructiva, quería que se tomara conciencia del problema y no se volvieran a repetir los hechos ni para mí ni para otras mujeres. Él no reconoció nada de lo pasado… Fue todo muy desagradable y mi salud iba empeorando.

Finalmente, dictaron una resolución.

Incluye escritos enviados por los alumnos que ponen de manifiesto "situaciones de hostilidad", "comentarios machistas y misóginos", "comportamiento autoritario" y "calumnias compatibles con una situación de tensión" entre ambos. Advierte de que pueden ser constitutivas de faltas disciplinarias graves o muy graves, pero no lo califica de 'acoso por razones de sexo'. En dos ocasiones he intentado que se diera a conocer mi versión en un consejo del departamento y no ha sido posible, no me lo han permitido.

"La resolución habla de faltas disciplinarias graves o muy graves, pero no lo califica de 'acoso por razones de sexo'"

Han pasado ocho meses desde que que se publicó el 'MeToo en la Universidad' de EL PERIÓDICO.

En mi caso y en el de otras compañeras, no ha cambiado nada. Continúo teniendo reuniones en las que se me falta el respeto, no participo en actividades de mi área y mi departamento que me tendrían que llegar como miembro del mismo, continúo sintiéndome aislada y sola dentro del grupo de trabajo al que pertenezco.

¿Ha emprendido alguna nueva acción?

Por segunda vez recurrí a la Unidad de Igualdad, a los Servicios Jurídicos y a la OSSMA, con nuevas pruebas de la situación actual. No saben qué se debe hacer porque dicen que aún no se ha aprobado el nuevo protocolo. Me siento víctima de violencia institucional. No acaban de entender cuál es el alcance y la gravedad del problema.

"La Unidad de Igualdad, los Servicios Jurídicos y la Oficina de Seguretat, Salut i Medi Ambient no saben qué se debe hacer"

Se está elaborando un protocolo-guía contra la violencia machista en las universidades. ¿Le esperanza?

La Consejería de Igualdad y Feminismos junto con la de Investigación y Universidades han mostrado una gran sensibilidad y nos han invitado a que participemos en su elaboración. Pero más que un protocolo-guía se debería evitar llegar a su ejecución. Sinceramente, solo tengo las esperanzas puestas en que mi rector y el resto de rectores puedan encontrar soluciones.

Suscríbete para seguir leyendo