Hablan los maestros: "Los críos están muy 'tocados' y eso se nota en el comportamiento y en las notas"

Las matemáticas se aprenden practicando; equivocándose y viendo dónde te estás equivocando; lápiz y goma en mano. Viéndolo el profesor o viéndolo el compañero de pupitre. Lo dice Gemma Solé, experimentada profesora de Matemáticas y Tecnología de secundaria que ejerce en el barrio del Besòs, en Barcelona, quien si de algo sabe es de enseñar mates y de intentar hacer lo menos pesadas posibles las mochilas de sus alumnos, muchas de ellas demasiado grandes para su corta edad.

Durante los eternos meses de confinamiento esos errores no los pudo ver ni uno ni otro. "Las matemáticas, además, son una materia en la que los alumnos caen fácilmente en el ‘no lo entiendo, no lo pruebo’, y si no lo prueban, no lo aprenden", apunta la profesora, quien señala ese motivo como una de las explicaciones al retroceso en los resultados de matemáticas en las últimas pruebas de competencias básicas. Un retroceso global en Catalunya -tanto en matemáticas como en inglés- que, como siempre, ha impactado más en los alumnos más vulnerables, como los de Solé.

Las matemáticas, prosigue la profesora, tienen una excusa muy fácil: "no lo sabía hacer". "Y con el paso de las semanas los chicos se fueron desmotivando. Este año se nota mucho que cosas que antes en cuarto ya sabían, ahora dicen que no les suenan de nada, y te tienes que adaptar y ponerte a su nivel", continúa.

Ante esta situación, en su centro -una concertada de alta complejidad- han vuelto a hacer grupos de nivel en matemáticas e inglés, justo las dos asignaturas en las que los alumnos vulnerables han ido especialmente atrás en los últimos años, según alertaba hace unos días la Fundació Bofill. “Lo de los grupos de nivel es un concepto educativo que habíamos luchado por eliminar, pero llegamos a la conclusión de que en materias en las que hay muchísima diferencia, algo que tras la pandemia se ha acentuado, era la única manera de adaptarnos a situaciones muy dispares”, continúa Solé. 

Pérdida de hábitos

Profesores de centros de alta complejidad coinciden en que, tras el confinamiento y el primer curso poscovid, el curso Guadiana, ya que los confinamientos de grupo eran muy habituales, los alumnos han perdido hábitos. "Se ha perdido un poco la cultura del colegio como un sitio en el que se comporta de una manera. Además, la pandemia se comió muchos espacios, ocupó mucho tiempo. Una parte de las clases se iba explicando el protocolo, advirtiendo a los niños que se pusieran bien la mascarilla, poniendo el gel, abriendo ventanas…", señalan.

Tampoco ayudó, añaden, que la ministra de Educación saliera diciendo que todos los niños pasarían de curso. Eso los niños se lo traían muy sabido de casa. "¿Y quién va a estudiar sabiendo que lo hagas o no el resultado va a ser el mismo?", se pregunta una profesora.

Otro de los temas que salen casi siempre al poner sobre la mesa la cuestión es que los chicos están "muy tocados". "A nivel de salud mental se ha notado mucho, y eso obviamente afecta al comportamiento, al aprendizaje y a las notas. La pandemia agravó situaciones que ya estaban ahí de antes, pero que empeoraron. Como siempre, en los críos más vulnerables eso se acusa más aún: si en casa estás viviendo algún tipo de abuso o negligencia, y de repente la vida pasa a transcurrir íntegramente en el interior de las casas, tienes un problema", relatan.

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