Testimonio en exclusiva

Una antigua víctima del pederasta de Sant Vicenç: "Sabía que volvería a hacerlo"

Un exjugador del CD Terrassa Hockey acompaña a EL PERIÓDICO por las instalaciones donde sufrió los abusos sexuales del reincidente Carles Sallés, cuando él y sus compañeros de equipo tenían entre 8 y 10 años.

Habla una víctima del pederasta Carles Sallés en el CD Terrassa Hockey: "El gran error ha sido no tener un control de lo que hacía".

Habla una víctima del pederasta Carles Sallés en el CD Terrassa Hockey: "El gran error ha sido no controlarlo". /

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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La noticia de que Carles Sallés, un hombre condenado por pederastia en 2016, ha vuelto a reincidir mientras se encontraba en libertad condicional ha indignado a las familias de las seis niñas de las que ha abusado sexualmente este verano en la piscina municipal de Sant Vicenç de Castellet (Bages) y ha inquietado a psicólogos y responsables de los servicios penitenciarios de la Generalitat. Pero no ha sido ninguna sorpresa para quienes lo sufrieron hace una década en Terrassa. Como Roger –nombre falso para proteger su identidad–, un joven que ahora tiene 20 años y que ha contactado con EL PERIÓDICO para revelar qué sucedió en el Club Deportiu Terrassa Hockey

"Sabía que Sallés volvería a hacerlo", lamenta Roger, mientras regresa junto a este diario a las instalaciones del club donde ocurrieron unos hechos que marcaron su infancia, y la de otros compañeros de equipo, cuando tenían entre 8 y 10 años. Unos abusos de los que Roger cree que casi no se ha hablado en la ciudad. A la instalación del CD Terrassa Hockey, el más antiguo de España, se accede en coche desde la carretera de Talamanca. A ambos lados quedan terrenos de juego. Y de frente, la cafetería, los vestuarios y la piscina. Sallés abusó de Roger en los tres lugares. 

La piscina era el lugar más frecuente, recuerda, indicando que una parte de la superficie se reservaba con una corchera para los más pequeños y que era en ese espacio donde les esperaba Sallés. "En el agua, venía, te cogía y te tiraba. Después te hacía cosquillas y te acababa metiendo la mano por dentro –del bañador–", relata Roger, describiendo unos abusos que Sallés ha repetido exactamente del mismo modo en Sant Vicenç de Castellet estas últimas semanas. Según han relatado a este diario los padres de las seis niñas, de entre 7 y 9 años, atacadas en esta segunda etapa, Sallés acudía cada día a la piscina municipal de Sant Vicenç, se sentaba junto a su mochila y, sin desplegar la toalla, esperaba en un rincón. En cuanto los padres se despistaban, se lanzaba al agua y acosaba a las menores: las manipulaba para abusar de ellas mientras fingía que jugaba o las amenazaba asegurándoles que las ahogaría si pedían ayuda. 

Las grabaciones

En los vestuarios del CD Terrassa Hockey, además de los tocamientos que hacía simulando que ayudaba a los chicos a enjabonarse o aclararse, Sallés también los grababa, tal como recoge la sentencia de la Audiencia de Barcelona, usando una aplicación espía que le permitía captar imágenes discretamente. "Se colocaba el teléfono en el bolsillo de la camisa o del polo", detalla Roger. En el análisis que los Mossos d’Esquadra terminaron haciendo de su ordenador personal aparecieron más de 5.000 fotografías y 60 vídeos que el pederasta había obtenido de esa manera antes de 2015. 

Sallés acabó siendo condenado a 7,5 años de cárcel por abusar sexualmente de cuatro menores del club de hockey. Pero sus víctimas fueron muchas más. "Entre aquellas imágenes halladas por los Mossos aparecían más niños cuyas familias no quisieron denunciar", lamenta Roger, que añade que también el club les dio la espalda cuando sus padres, y los de los otros chicos denunciantes, dieron la voz de alarma. "Sallés era una persona muy conocida en el club, su tío incluso había presidido la entidad", subraya. "Sí hubo algunas familias que nos ayudaron, pero la gente del entorno del club nos dejó solos, desprotegidos".  

Roger describe a Sallés como un hombre de carácter muy seco, y agresivo, al que de pequeños le tenían un poco de miedo. También como un personaje de dos caras. "Podía pasar de abroncarte a sentarte en su regazo y hacerte cosquillas para acabar metiendo la mano por dentro de tu ropa interior".

Un caso no tan cerrado

Al final de la visita por el CD Deportiu Terrassa, este diario tiene oportunidad de preguntar a la actual presidenta de la entidad si en aquel episodio de Sallés se actuó correctamente desde el club. Responde que para la junta se trata de un caso que está "cerrado". No quiere hacer más declaraciones aunque admite que alguna cosa ha fallado si Sallés ha vuelto a hacer lo mismo al salir de la prisión.

No está del todo "cerrado" para víctimas como Roger, que, una década después, sigue sintiendo "rabia e impotencia" al saber que Sallés ha vuelto a hacer con las niñas de Sant Vicenç de Castellet lo mismo que hizo con él y sus compañeros de equipo de hockey. "Ha habido una negligencia muy grande por parte de los Mossos o de los Servicios Penitenciarios", considera. "Deberían haberle seguido y prohibirle entrar en recintos de ocio con menores. Ha sido un gran error no tener un control sobre lo que hacía cuando ni siquiera había terminado la condena". 

Carles Sallés Ballbé (Terrassa, 1967) ingresó en la cárcel en 2015 tras ser detenido por los Mossos d'Esquadra por los delitos cometidos en el CD Terrassa Hockey. Obtuvo la libertad condicional en primavera y fue catalogado por los psicólogos de prisiones como un interno de riesgo de reincidencia bajo-moderado. Tras las nuevas denuncias por tocamientos a las niñas de Sant Vicenç de Castellet, ha regresado a la cárcel.

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