ALERTA SANITARIA
Lisandro Enrique, barcelonés que se contagió de viruela del mono: "Normalizar la situación es combatir el estigma"
Vive con VIH desde hace 28 años, contrajo la infección en junio y contribuyó a fomentar la prevención a través de las redes sociales

Lisandro Enrique
Tras una relación sexual consentida con otro hombre, Lisandro Enrique, barcelonés de 47 años que vive con el VIH desde hace 28, fue avisado durante el pasado junio de que podía haber sido contagiado de la viruela del mono. “El chico me avisó aproximadamente una semana después de nuestro encuentro, y yo en ese momento no tenía ningún síntoma”, asegura Enrique. Prevenido, alertó a otro hombre con el que había mantenido un contacto recientemente, a pesar de no tener síntomas visibles, y se dirigió en taxi (evitando el transporte público) al servicio de urgencias del Hospital del Mar de Barcelona.
“Allí informé de que había mantenido relaciones con una persona positiva en la viruela del mono, me hicieron todas las preguntas de rigor y aplicaron el protocolo perfectamente”, explica Enrique. En el centro hospitalario, lo separaron del área de emergencias para no estar en contacto con el resto de usuarios y, en una sala, le realizaron la observación. “El diagnóstico fue que era un paciente potencial de viruela del mono”. Una vez informado de las recomendaciones, Enrique volvió a su casa y empezó su cuarentena. “Seguía sin síntomas. Ni ganglios inflamados, ni fiebre, ni ampollas”, destaca.
"Me había contagiado"
Dos días después de haber recibido la atención sanitaria y haber iniciado el periodo de cuarentena, Enrique empezó a desarrollar los primeros síntomas del virus. Según describe, fue la inflamación de los ganglios de la ingle lo que confirmó que se "había contagiado”. “Confirmé a la persona con la que había mantenido relaciones sexuales que era positivo y le pedí que no tuviese contacto íntimo con otras personas por el momento”, expone el entrevistado. Un par de días más tarde, ampollas aparecieron en su cuerpo, concretamente, en sus testículos. “Fue un poco incómodo, sobre todo en esa área, pero no tuve dolor ni fiebre”, confirma el entrevistado que, además, destaca que su caso fue “bastante leve”, por lo que no lo llegó a pasar “tan” mal.
Enrique sintió preocupación debido al VIH, especialmente al principio. Aun así, asegura, sus niveles de defensas son altos y eso le calmó. “Solo tomé paracetamol un día y pasé en total 21 días en casa muy relajado”, confirma Enrique. Sus ampollas se habían propagado por otras zonas del cuerpo, aun así, sin ser “nada exagerado”. “Me salieron una en la mano y dos en el brazo que se me curaron muy rápido, aunque las de los testículos tardaron en curarse más por estar en una zona húmeda”. Tras 15 días de confinamiento, Enrique explica que las heridas desaparecieron del todo y ya se le habían caído “todas las costras”.
Polémica en redes
En su caso, Enrique explica que no recibió rechazo por sufrir el virus, pero sí críticas por parte de su colectivo. Desde el inicio de su contagio, se dispuso a informar a sus cercanos y también públicamente de que había contraído la viruela del mono. “La decisión de no comunicar, no avisar, no explicar… Afecta a la comunidad porque es parte de nuestra responsabilidad social. Normalizar la situación es combatir el estigma”, analiza el entrevistado. De tal manera, el afectado expuso, a través de sus redes sociales, lo que él consideraba que debería hacer una persona con viruela del mono o posible contagiada por el virus. Y esos consejos fueron el detonante de la polémica que se levantó en sus redes.
“La recomendación de las autoridades sanitarias es que se reduzcan los contactos cercanos” y, según Enrique, ese fue un “motivo de ofensa para muchas personas dentro de la comunidad gay”. En cambio, desde su perspectiva, se trata de un consejo “de lo más sensato”. “Las estadísticas hablan y sobre eso no podemos hacer nada. Más frecuencia o riesgo supone mayor probabilidad de contagio”, señala el entrevistado. Y recuerda, a su vez, que todo el mundo merece tener “las mismas libertades sexuales”, lo que implica también “actuar en consecuencia con nuestros actos”.
Autocrítica en el colectivo
“La única forma de aminorar las posibilidades de contraer la viruela del mono es reducir los contactos estrechos con diversas personas, y no tengo problema en aceptarlo”, determina Enrique, quien, además, considera que las personas se olvidan, en ocasiones, de que todos tienen “una responsabilidad con la sociedad”. El inmunólogo español Alfredo Corell reconoció al entrevistado la importancia de lanzar “este tipo de mensajes”. “Si una personalidad así te felicita, te das cuenta de que quizá no estás tan equivocado”, afirma Enrique, quien determina, con la intención de lanzar un mensaje que promueva la autocrítica en su propio colectivo: “Yo puedo querer todas las libertades individuales, las merezco, pero tengo que ser consciente de que esto influye en mi comunidad y debo contribuir con ella. Ese es el verdadero valor de empoderarse”.
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