Excursionistas del Pedraforca celebran que se prohíba el acceso en coche: "Hay que proteger la naturaleza"

En agosto del año pasado, el mirador de Gresolet, el principal punto de salida para acceder al Pedraforca, estaba lleno de coches, algunos aparcados a ambos lados de la carretera.

El verano es la época en la que el macizo recibe a más visitantes, una época de saturación que en 2020 llegó incluso a situaciones dramáticas como la del fatídico accidente en la maniobra de aparcamiento de un vehículo que acabó despeñándose por el barranco adyacente a la pista de Saldes, llevando a la muerte a la conductora y dejando en estado grave a la acompañante.

Pero este año la imagen ha cambiado radicalmente y, este domingo, sólo había una veintena de coches aparcados: quienes han subido antes de las 7 de la mañana.

El resto de gente ha tenido que subir con el servicio de autobús lanzadera desde Saldes o desde Gósol. La medida, que se alargará hasta el 15 de agosto, se ha tomado para evitar la masificación del Pedraforca, uno de los macizos más simbólicos y frecuentados del país. La mayoría de excursionistas le aplauden: "Hay que proteger la naturaleza. El Pedraforca estaba masificado".

Algunos excursionistas despistados llegan hasta la carretera que da acceso al mirador de Gresolet, pero un vigilante les hace retroceder y les da la opción de ir hasta Saldes para tomar el bus lanzadera que les llevará al mirador. La medida, que lleva en marcha desde el 1 de agosto y se alargará durante 15 días, busca reducir la masificación y la presión sobre la montaña, que tras el confinamiento, había llegado a recibir a unos 600 excursionistas durante el fin de semana .

Medida bien recibida

La mayoría de visitantes reciben bien la medida. Consideran que había que hacerlo porque la montaña "está masificada". "Nos ha sorprendido porque no nos lo esperábamos, pero lo cierto es que estoy contenta", asegura Elisabet Fernández, que junto a su pareja, han tenido que dejar el coche en la entrada y recorrer a pie los tres kilómetros de pista.

Los más madrugadores pueden entrar con su vehículo si lo hacen antes de las 7 de la mañana. Después sólo se puede realizar en el autobús. Para irse, hay que esperar a hacerlo detrás del autobús para garantizar la seguridad o entre las dos y las tres de la tarde, que el servicio no funciona, o a partir de las cinco.

El precio del autobús es de tres euros y los menores de 12 años no pagan. Además, existen descuentos para los excursionistas federados en la FEEC y para los visitantes que residan y adquieran los billetes desde los alojamientos de Gósol y Saldes.

"Ahora hay gente que ya no viene"

Jordi Gallardo es el guarda del refugio Lluís Estasen, a los pies del Pedraforca. Está de acuerdo en que es necesario tomar medidas para regularizar el acceso a la montaña, pero cree que es necesario mejorarla con mayor frecuencia de autobuses, y horarios más flexibles.

Además, considera que este año se había notado un cambio: si bien el año pasado y el otro había mucha gente que subía, este año muchos han optado por marcharse fuera y no hay tanto turismo de proximidad. Todo ello, asegura, le hace perder clientes: "Este sábado sólo he tenido dos mesas a comer", lamenta.

En cambio, en el pueblo la mayoría de negocios lo ven del todo distinto. Hasta ahora, muchos excursionistas pasaban de largo y no paraban en el núcleo. En cambio, ahora muchos paran en Saldes para tomar el autobús y consumen más.

450 visitantes, el límite

Un reciente estudio sobre la frecuentación de los espacios naturales del parque del Cadí-Moixeró establece que todo el macizo puede absorber a unos 450 visitantes diarios.

Mientras que, en la cima, el límite es de 133 personas en un día. Estas cifras se han sobrepasado en ocasiones puntuales en los últimos años, principalmente durante el período estival y en Semana Santa.