Desabastecimiento

¿Cuál es el motivo por el que se agotan los cubitos de hielo en plena ola de calor?

Los productores tienen problemas para hacer frente a la alta demanda provocada por las altas temperaturas

Cubitos de hielo

Cubitos de hielo

María G. San Narciso

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El peor verano en cuanto al calor se refiere (con datos de la Agencia Estatal de Meteorología en la mano) se cobra una nueva víctima: los cubitos de hielo. Entre los productores ya se habla de que van camino del desabastecimiento. Hay muchas empresas que han subido los precios y, de seguir así, temen no poder hacer frente a toda la demanda, mucho más alta de la que se esperaba cuando en invierno estaban en la fase de producción.

Antonio Jaime, encargado de Fábricas del Hielo Norte, en Badajoz, lleva estas últimas semanas recibiendo llamadas de bares y restaurantes de otras comunidades autónomas para suministrarles hielo porque sus compañeros no dan abasto. Una de las últimas ha sido para enviar a las Fiestas Colombinas de Huelva, que se celebran a partir del 29 de julio. El potencial cliente llevaba una ronda de contactos para conseguir hielos para la feria. Por eso Jaime está seguro de que, a medida que se vaya corriendo la voz sobre este posible desabastecimiento, "va a pasar como en la pandemia". "La gente empezará a comprar hielo sin conocimiento", pronostica. Lo compara con lo que ocurrió con el papel higiénico y aquellos estantes vacíos en marzo de 2020.

“El problema que hay, y que ya sucedió en el 2004, es que con las subidas del precio de la luz, las pequeñas empresas como la nuestra, que somos muchísimas, no hemos fabricado todo lo que teníamos que fabricar, sino que hemos ido recortando”, afirma. Hasta el punto que sabe de gente que está vendiendo lo que compra en Mercadona por no perder clientes. Jaime vaticina que habrá empresas que tengan que cerrar temporalmente por no tener suministro. Con otras, no saben cuáles pueden ser las consecuencias. “Depende de si la clientela lo entiende o no. Unas sufrirán más y otras menos”, señala.

Algunos productores ya están reduciendo sus pedidos. "Al que quiera 20 sacos le llevan 10 y con eso atiendes a otros", explica. Lo que tiene claro es que antes habría que "sacrificar supermercados y gasolineras" que a la hostelería: "Bastante han pasado ya con la pandemia". Él sí tiene asegurado el suministro a sus clientes. Las ventas que está haciendo a los nuevos no durará mucho.

¿Cuánto hay que producir?

Las fábricas juegan un poco a adivinar el futuro. En febrero o marzo, con los precios de la luz al alza, muchas optaron por no llenar sus cámaras de hielo con bolsas que no sabían si después iban a poder vender. Mantenerlas ahí acarrea una buena factura por parte de su compañía eléctrica. “Sin saber cómo iba a venir la temporada turística, nadie quería arriesgar. Ahora vemos que va bastante bien y se produce ese desfase: no hay despensa y la fabricación actual de las empresas grandes no da abasto”, asegura el encargado de una empresa especializada en el sector en Ibiza.

Y son las grandes las que tienen más contratos y obligaciones. Muchas están vendiendo más caro. Alberto García Fonseca, gerente de Frescol, explica que ellos solo han subido 20 céntimos el precio en enero para algunos de sus clientes. Otras entre 30 y 40, mientras que las hay que han llegado a incrementarlo al 50% en ventas al por mayor. Depende, sobre todo, del cliente. “Ha habido una modificación importante en los precios por la subida del coste de la luz, del plástico, del carburante... Es lógico”, razona Jorge Tello, gerente de Hielos Alto Turia, Valencia, que explica que estos incrementos no son para ganar más dinero, sino más bien para perder menos.

Calor y ganas de ocio

Los fabricantes de hielo esperaban calor como cada verano, pero no tanto. Asturias es una comunidad poco acostumbrada a las altas temperaturas. “Estamos rezando para que llueva”, bromea García Fonseca, cuya empresa ronda las dos décadas fabricando y vendiendo hielos en el Principado. Aunque realmente lo piensa, porque de no ser así temen no poder abastecer tanto consumo. Prevén que las dos primeras semanas de agosto sean las más intensas del verano, como ocurre siempre.

Se mezclan el boom de festivales en el país, las fiestas de prao, las ganas de salir después de dos años de pandemia y las vacaciones de mucha gente que escapa del calor del sur de la cordillera cantábrica.

Para él, uno de los problemas que están teniendo muchas fábricas es que han vendido de más en invierno, para afianzar clientes, cuando la temporada alta es el verano. Como consejo, ya le ha dicho a más de un bar y restaurante que deje de llenar las copas con cuatro o cinco cubitos: ni son necesarios, ni están en época de derroche.

García Fonseca explica que una gran cadena de supermercados le ha pedido hielos. "Hay mucha gente que está sin hielo. Me llaman porque su proveedor de todo el año les ha dejado tirados o porque no consiguen", asegura por su parte Tello. Él confía en que lo peor pase ahora. En el momento en que llegue el frío y se reduzcan las fiestas habrá normalidad en el suministro.