Evolución del coronavirus

Hipotensión ortostática: el nuevo síntoma de las variantes BA.4 y BA.5 de ómicron

La también conocida como hipotensión postural genera mareos súbitos de corta duración

Un hombre mareado en un sofá

Un hombre mareado en un sofá / 123RF

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Los hallazgos sobre el covid-19 siguen dándose aún en la séptima ola, más de dos años después del inicio de la pandemia. El último de ellos consiste en un nuevo síntoma, asociado a las subvariantes BA.4 y BA.5 de ómicron. Se trata de la hipotensión ortostática, también conocida como hipotensión postural, la cual genera mareos súbitos de corta duración.

La presencia de estas molestias repentinas de pocos segundos, causadas por una disminución de la presión arterial, entre las patologías de los contagiados por coronavirus es cada vez más alta.

Caída de la presión arterial

La aparición de estos mareos inesperados se debe a una bajada de la presión arterial, que puede ser tanto sistólica (cuando se contrae el corazón) como diastólica (cuando el corazón se relaja). Este síntoma suele darse, por ejemplo, cuando una persona se levanta de manera repentina después de llevar mucho rato recostada.

Cabe destacar que no se trata de un nuevo indicio de ómicron, ya que se había diagnosticado en otras variantes como la delta, pero recientemente sí que ha asociado a esta con mayor frecuencia. Asimismo, también es importante subrayar que la hipotensión ortostática es muy habitual en personas no contagiadas por coronavirus, sobre todo pacientes con otros virus como la gripe A que afectan al sistema nervioso.

Afectación al sistema nervioso

La relación entre covid-19 y este síntoma se basa en la afectación provocada por el virus sobre el nervio vago, el principal del sistema nervioso autónomo. Se trata del par craneal número diez, es decir, el décimo nervio que surge del encéfalo. Entre sus funciones principales se encuentran la transmisión de información relacionada con la actividad sensorial y emocional, así como con las funciones anatómicas.

En cuanto a la presión arterial, con el nervio vago afectado se pierde cierta capacidad para que la sangre llegue al cerebro correctamente, un déficit que se ve intensificado por los cambios bruscos de postura. Esto puede provocar que, tras levantarse después de estar acostada, la persona afectada sufra una falta de oxígeno en el cerebro, lo cual causa los mareos e incluso el desmayo.