Una prueba "más homologable y equilibrada"

La nueva selectividad se podrá implantar de forma paulatina

El secretario de Estado de Educación es partidario de que los cambios en los exámenes entren en vigor progresivamente y no todos a la vez en el curso 2023-24

Pruebas de la selectividad

Pruebas de la selectividad / JOAN CORTADELLAS

Olga Pereda

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La selectividad que se aplicará en el curso 2023-24 será distinta. El examen de acceso a la universidad será más competencial y menos memorístico. Las preguntas apelarán al racionamiento crítico de los aspirantes, que deberán discurrir bastante para contestarlas. Los cambios vienen dados por el nuevo bachillerato, impuesto por la actual ley educativa (Lomloe, conocida como ley Celaá, por el apellido de la exministra). Sin embargo, la transformación de la selectividad podrá ser progresiva. Es decir, no todos los cambios se darán de golpe en la primera convocatoria. 

El nuevo secretario de Estado de Educación, José Manuel Bar Cendón, es partidario de una reforma de la Evau “paulatina”. “En el curso 2023-24 la selectividad será distinta. ¿Todos los cambios se aplicarán de golpe? Ya veremos. El cambio también se puede hacer paulatinamente”, ha comentado hoy en un encuentro con periodistas en el que ha subrayado que la variación de la Evau (evaluación de acceso a la universidad) afectará tanto a los contenidos como a la técnica para evaluar y decretar cómo se ponderan las notas.

Convertir la selectividad en una prueba única para toda España es una idea que está descartada. “Una prueba única no es posible desde el punto de vista legal. Y tampoco es deseable”, ha sentenciado el secretario de Estado. Lo que sí baraja el Ministerio de Educación es que los exámenes sean “más equilibrados” y “más homologables” respetando, en todo caso, las competencias educativas de las autonomías, como ya avanzó EL PERIÓDICO.

“Una prueba única no es posible desde el punto de vista legal. Y tampoco es deseable”

— José Manuel Bar, secretario de Estado de Educación

El equipo de Pilar Alegría ya está en conversaciones con los rectores de las universidades españolas (Crue) y con el ministerio que dirige Joan Subirats para redactar y consensuar el borrador del real decreto. Lo presentarán en la primera quincena de julio y a partir de ahí, los técnicos del ministerio empezarán a negociar con toda la comunidad educativa -alumnos, sindicatos y profesores incluidos- y con las comunidades autónomas. El proceso administrativo para que el Gobierno apruebe el real decreto es de 20 meses, así que es de suponer que el proyecto que Educación presente en julio cambiará considerablemente antes de que se ratifique definitivamente.

Aplicación de la 'ley Celaá'

El secretario de Estado confía en un buen clima de negociación con las comunidades para consensuar la futura selectividad. Preguntado sobre los nuevos currículos y la implantación de la 'ley Celaá' -que se aplicará en los cursos impares de primaria, ESO y bachillerato- Bar Cendón también ha dejado claro que la entrada en vigor puede ser paulatina.

Con varias décadas de experiencia en la docencia y en la inspección educativa y firme defensor de que el mejor esfuerzo es el que nace de la motivación, el ‘segundo’ del ministerio ha pedido confiar en los profesores y las profesoras. “Las reformas educativas las hacen los profesores en el aula, pero no de un día para otro. La aplicación de la ley no implica que todo tenga que cambiar rápidamente, eso implicaría una presión terrible a los docentes. La reforma educativa avanzará si confiamos en la comunidad educativa”.

Nuevo estatuto del profesorado

Además de la nueva selectividad y la aplicación de los nuevos currículos por la Lomloe, las otras dos tareas importantes en las que está inmerso el Ministerio de Educación son la ley de enseñanzas artísticas y la reforma de la profesión docente. “Nuestros profesores son buenísimos. No queremos mejorar a los docentes, queremos mejorar la docencia, dotarla de más herramientas y que los profesionales tengo mejor calidad de vida”, ha asegurado el alto cargo del ministerio, que ha señalado que todavía no está claro que la evaluación a la que se someterán los profesores conlleve alicientes salariales. Todo ello se decidirá y consensuará en las mesas de negociación que el ministerio convocará en breve.

El secretario de Estado se ha mostrado decidido a abordar otro tema que preocupa a profesores, estudiantes y familias: cómo afecta a los estudiantes el intenso calor que sufren en los colegios, espacios incompatibles con una ola de calor como la que golpeó España la semana pasada. Si bien los experimentos para adelantar el fin de curso o acortar el horario lectivo corresponden a las comunidades autónomas, Bar Cendón se ha mostrado partidario de comenzar un diálogo con la comunidad educativa para encontrar soluciones, que, en todo caso, no pasarían por instalar aire acondicionado en todos los centros educativos por un motivo: el altísimo impacto tanto económico como medioambiental.