Subida de los termómetros

El calor abrasa a los escolares

A falta de sistemas de refrigeración en las escuelas, el pulverizador de agua se convierte en el único remedio frente a las altas temperaturas

Los expertos recuerdan la importancia de ofrecer agua constantemente, usar ventiladores e instalar mallas sombreadoras

colegios  ola de calor

colegios ola de calor / David Castro

Olga Pereda

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El pulverizador de agua que venden en todos los bazares se ha convertido -junto con la gorra y la cantimplora- en el complemento indispensable de la mochila escolar. A falta de sistemas de refrigeración en las escuelas, rociarse con agua es una de las pocas opciones que tienen los alumnos y las alumnas para sobrellevar el intenso calor de estos días, con temperaturas que superan los 40 grados.

Las asociaciones de padres y madres de Andalucía llevan años luchando contra el calor en los coles bajo el lema 'Aulas sí, saunas no'

En Andalucía, y con el musical nombre de Escuelas de calor, las familias llevan años luchando por la bioclimatización de los centros educativos bajo el lema ‘Aulas sí, saunas no’. La reivindicación, sin embargo, está saltando fronteras y se está extendiendo por otras autonomías porque el calentamiento global y el avance de la crisis climática está provocando que el calor intenso ya no sea solo patrimonio andaluz o extremeño sino de toda España, incluida Euskadi.

En Galicia, los tejados escolares exteriores que históricamente han servido para resguardar a los niños de la lluvia ahora sirven para darles sombra. En Madrid, hay centros educativos que invitan a los padres a meter pulverizadores de agua en la mochila de sus hijos. En el colegio Ciudad de Roma (distrito de Retiro) el uso masivo del espray en el patio ha hecho que muchos niños acabaran empapados y la dirección ha optado porque sean exclusivamente los monitores los que usen los pulverizadores. Las familias del centro no entienden muy bien por qué los ventiladores que se instalaron en las aulas antes de la pandemia siguen sin encenderse. Oficialmente, la respuesta es por el covid. 

Extremadura ha anunciado que los colegios que así lo quieran podrán adelantar la salida de los alumnos y alumnas esta semana infernal a las 12.00 horas, una buena medida sanitaria que, sin embargo, choca con las jornadas laborales de padres y madres. En 2017, en plena canícula en junio, Andalucía permitió adelantar el fin de curso cuatro días. Ese mismo año, el entonces consejero de Sanidad de Madrid, Jesús Sánchez Martos, desaconsejó el aire acondicionado en las escuelas y propuso a los chavales llevar abanicos al aula o fabricárselos ellos mismos con una hoja de papel.

El calor no es ninguna broma. La Asociación Española de Pediatría (AEP) recuerda que los niños, sobre todo los bebés menores de un año, son los grupos más sensibles a sufrir daños provocados por los golpes de calor. Los síntomas más habituales son sensación de mareo, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, debilidad, confusión, sueño o convulsiones. Ofrecer agua constantemente es uno de los principales consejos de los pediatras, así como la no exposición al sol en las horas de mayor intensidad. El doctor Valero Sebastián Barberán, miembro del comité de promoción de la salud de la AEP, explica que los golpes de calor producen una "vasodilatación brutal" y es como si el cuerpo se deshidratara. En caso de notar síntomas, el médico recomienda enfriar al menor rápidamente, con compresas de agua fría o acercándole un ventilador si es posible o incluso metiéndole en una ducha o bañera. "Si ves que en unos minutos no mejora, entonces hay que ir a urgencias", recomienda tras hacer hincapié a los madres y padres en que jamás deben dejar a su hijo solo en el coche, aunque sea para hacer un recado de pocos minutos.

"Ante un golpe de calor, hay que enfriar al menor rápidamente con compresas de agua fría o, incluso, metiéndole en la ducha"

— Doctor Valero Sebastián

Calentamiento global

El calentamiento global hace que la insoportable subida de los termómetros haya dejado de pertenecer exclusivamente a julio y agosto, cuando los centros escolares permanecen cerrados. Estamos todavía en primavera y faltan dos semanas para que termine el curso, pero según la Agencia Estatal de Meteorología, la canícula excepcional de estos días podría convertirse en una de las olas de calor más tempranas desde que existen registros. La más precoz apareció el 11 de junio de 1981 y la segunda el 13 de junio de 2017.

La vicepresidenta de la Asociación de Seguridad Infantil, María Ángeles Miranda, explica que la emergencia climática está haciendo estragos a gran velocidad y que los escolares no pueden ser los grandes olvidados. “Entendemos que la instalación de sistemas de refrigeración en las aulas (como ocurre en las oficinas y en las casas) es un tema complejo por las competencias educativas de cada autonomía. Además, conlleva un importante desembolso económico. Pero estamos seguros de que si alguna comunidad diera el paso, habría otras que seguirían su ejemplo”, comenta.

“La ventilación cruzada es fundamental, así como los ventiladores en los techos y las mallas sombreadoras en los patios”

— María Ángeles Miranda, vicepresidenta de la Asociación de Seguridad Infantil

Hasta que llegue ese momento -es poco probable que llegue- la consultora en seguridad infantil propone a los centros educativos que piensen en posibles soluciones anticalor. La primera, y más fácil, es permitir a todos los estudiantes beber tanta agua como quieran y necesiten. “Ventilación cruzada y techos altos son elementos fundamentales, así como poner ventiladores en los techos (no en el suelo por el peligro que conlleva) o instalar mallas sombreadoras en los patios, que son una solución barata”, explica la experta.

Miranda también hace hincapié en que la vegetación contribuye de manera significativa a reducir la temperatura y recuerda la importancia de que los centros escolares tengan un parque bien verde o un huerto.

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