Nuevo atractivo turístico

Andorra inaugura el segundo puente tibetano más largo del mundo

Enclavado en Canillo e inaugurado el jueves 9 de junio, la estructura que solo se podrá atravesar a pie, tiene una longitud de 603 metros.

El paseo costará 12 euros por persona y para acceder habrá que tomar un autobús en la parroquia andorrana. La pasarela, a 1.875 metros de altitud, se eleva a 158 metros del suelo.

PONT TIBETÀ CANILLO ANDORRA

PONT TIBETÀ CANILLO ANDORRA / M.G

Sergi López-Egea

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Un puente tibetano es una estructura minimalista, llamada también pasarela suspendida, que cuelga sobre dos extremos y donde la persona que lo atraviesa parece que se encuentre flotando sobre el aire. Eso, sí, no es apto para todo aquel que sufra o pueda sufrir un ataque de vértigo. Desde esta semana el segundo puente de estas características más largo del mundo luce en los Pirineos andorranos, concretamente en Canillo. El jueves se abrió al público de forma gratuita pero desde el sábado ya será obligado pasar por taquilla.

Los llamados puentes tibetanos cuelgan de dos extremos. Este tipo de técnicas se utilizaban para superar barreras geográficas, inicialmente en el Tíbet, de ahí su nombre que, de cualquier otra manera, eran imposible superar. Con el paso del tiempo, los puentes tibetanos se integraron en los parques de aventuras y crecieron como desafío a la gravedad junto a las tirolinas.

Andorra estrena el Puente Tibetano de Canillo

El puente tibetano de Andorra no busca el desafío con la gravedad sino simplemente disfrutar de un paseo a 1.875 metros de altitud para cruzar a pie los 603 metros de la estructura; el doble si se realiza el habitual camino, ida y vuelta, desde el punto de partida hasta el otro extremo de la estructura metálica, con medidas de seguridad y que, lógicamente, quedará cerrado al público cuando la fuerza del viento pueda crear algún peligro.

En el primer día de estreno mundial pasearon ya 800 personas y el Comú (ayuntamiento) de Canillo, impulsor de la idea, considera que de aquí a noviembre, cuando los prados andorranos cambien el color verde por el blanco, habrán pasado 75.000 visitantes. Los cálculos estipulan que en los mejores días de agosto pueden atravesar el puente unas 165 personas cada hora, aunque la plataforma está preparada para acoger de forma simultánea a 600 visitantes a la vez.

Fotografías del Pont Tibetá Canillo Andorra.

Fotografías del Pont Tibetá Canillo Andorra. / M.G

Tras el periodo de prueba de estos primeros días la entrada costará a razón de 12 euros. (www.ponttibetacanillo.com). No se puede ir directamente en coche sino coger un autobús (incluido en el precio) que partirá desde el Palau de Gel de Andorra, también en Canillo, para subir a la pista de acceso a la construcción a través de la carretera de montaña, muy transitada por cicloturistas, que lleva hasta Ordino. El camino desde la carretera al puente supone otros 900 metros de paseo. Este verano, también, el famoso mirador de Roc de Quer, cercano al nuevo puente, hasta ahora con acceso gratuito, pasará a ser de pago, a razón de 5 euros por persona.

El Pont Tibetà de Canillo con sus 603 metros se convierte así en el segundo más largo del mundo, solo superado por el Sky Bridge de la República Checa, de 721 metros. El tercero es el Gandaki Golden Footbridge del Nepal, de 561 metros y a continuación se encuentra el puente de Arouca, de 516 metros, en Portugal.

Fotografías del Pont Tibetá Canillo Andorra.

Fotografías del Pont Tibetá Canillo Andorra. / M.G

La obra ha supuesto una inversión de 4,6 millones de euros. “Fuera de la temporada de esquí buscamos alternativas de ocio al aire libre para equilibrar la balanza invernal. Así, el Pont Tibetà servirá para alargar la oferta turística y buscar de este modo alternativas para que Canillo sea mucho más atractivo para los turistas por su contacto con la naturaleza”, explica este diario Francesc Camp, comú (alcalde) de Canillo.

“Además -añade Camps- el cambio climático probablemente provocará que cada vez más se tenga que acortar la temporada invernal lo que nos obliga a apostar por otros atractivos turísticos”.

Ni coches, ni ningún vehículo, incluidas bicicletas, podrán pasar por el puente, aunque habrá una pequeña zona de descanso para que aquellas personas que no se atrevan con la gravedad puedan descansar mientras contemplan el desafío de familiares y amigos.

Solo hay un metro de ancho para dar la impresión de que mientras se pasea se está volando sobre el Vall del Riu, con el agua, y no precisamente al cuello, 158 metros por debajo. De esta manera el Pont Tibetà se convierte ya a partir de este fin de semana en uno de los principales focos de atracción turística en el pequeño país pirenaico.

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