Un vecino, clave

Seis años y medio de prisión para el hombre que violó a una menor en Cadaqués

La joven sigue sufriendo estrés postraumático cuatro años después de la agresión

Audiència provincial de Girona

Audiència provincial de Girona / EPC

ACN

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La Audiencia de Girona ha condenado a 6 años y medio de prisión a Paolo Nieto, acusado de violar a una menor de 17 años en el exterior de una discoteca de Cadaqués (Alt Empordà). La agresión sexual tuvo lugar la madrugada del 1 de agosto de 2018 en la calle, cuando el procesado empujó a la víctima contra una pared, la inmovilizó y la violó. Un vecino de la población le pilló infraganti. Entonces, el agresor huyó calle abajo y la víctima pudo pedir ayuda.

El violador, que en la actualidad tiene 29 años, también deberá cumplir cinco años de libertad vigilada. Tampoco podrá acercarse a menos de 500 metros de la víctima ni comunicarse con ella en un plazo de nueve años. Además, deberá indemnizar a la joven con 24.750 euros.

Inmovilizada contra una pared

La sentencia concluye que víctima y agresor se conocieron la misma noche de los hechos, que tuvieron lugar sobre las 05.30 horas de la madrugada. La sentencia de la sección cuarta de la Audiencia de Girona, de la que ha sido ponente el magistrado Víctor Correas, expone que el acusado y la víctima, que tenía entonces 17 años, salieron de la discoteca hacia las cinco y media de la madrugada. Una vez en el exterior, se detuvieron en una esquina donde se besaron "con el consentimiento de ambos".

Luego, se alejaron algo de la discoteca hasta otro punto de la calle que estaba más apartado. Fue allí donde el ahora condenado empezó a tocar los genitales a la víctima, que le dijo que parara. "No hizo ningún caso a lo que acababa de pedir la víctima, la empujó contra la pared y la inmovilizó agarrándola por las muñecas por encima de los hombros", describe que sentencia. Posteriormente, ha quedado probado que el agresor se bajó los pantalones y la violó.

Un vecino que volvía a casa le pilló infraganti y pudo socorrer a la víctima. El tribunal remarca que la menor logró fugarse del agresor cuando vio pasar a este joven, que declaró como testigo en el juicio, y pudo pedirle ayuda. En el juicio, el vecino explicó que, de lejos, vio "una pareja" en la calle, con la chica contra la pared y el chico delante.

De entrada "no le dio importancia", hasta que se dio cuenta de lo que estaba pasando: "Pudo ver que el chico la tenía cogida y le pareció que la chica quería salir y él no le dejaba hacer".

La oportuna presencia de un vecino

"Finalmente, el testigo declaró que la chica se acercó a él con un ataque de nervios pidiéndole ayuda, mientras el chico se marchaba rápidamente en dirección a la discoteca", añade la sentencia. Inmediatamente, este testigo y otro joven fueron hasta la entrada del local para que la víctima identificara quien había sido. Lo localizaron ahí enfrente, le dijeron que no se moviera y alertaron a la policía.

Testimonio, cámaras y ADN

El tribunal subraya que las imágenes de una cámara de videovigilancia grabaron al acusado volviendo hacia las discoteca a las 5.55 horas de la madrugada "con el cinturón desabrochado y la bragueta abierta". "Este modo de ir por la calle es plenamente compatible con lo que relata el testigo, que dice que el acusado se marchó rápidamente".

La policía detuvo al sospechoso allí mismo. A la hora de condenarle, la sentencia remarca que la declaración de la víctima (que fue a puerta cerrada) fue persistente y coherente. Asimismo, su relato está corroborado con hasta nueve indicios o pruebas.

Aparte de la declaración del vecino, la sala también argumenta que localizaron a ADN del acusado en la víctima. En la sala de vistas, el procesado admitió que se habían dado "besos y tocamientos", pero negó haber penetrado alegando que no había podido tener una erección.

"Sólo la versión sostenida por la denunciante resulta compatible con el hallazgo. Si bien los tocamientos podrían justificar la presencia de material genético del acusado en la ropa interior, el procesado no ofrece ninguna explicación que justifique la presencia de su material genético en el interior de la vagina de la denunciante", reza la sentencia.

Prueba de violación positiva

Otra de las pruebas que demuestran la violación es el resultado de la exploración ginecológica en la víctima. Le detectaron un esguince en el himen y ella misma dijo a la Audiencia que nunca había tenido relaciones sexuales: "La existencia del desgarre acompañado de sangre en esta zona y en la camiseta del acusado corrobora que fue una penetración inconsentida".

Estrés postraumático

El tribunal recoge que la víctima sufre un trastorno por estrés postraumático a raíz de los hechos y que le han causado una "desestructuración evidente en la vida". Llegó a dejar los estudios durante un tiempo, abandonó el deporte que practicaba y tuvo que ir a vivir unos meses fuera del país.

Su hermana también explicó en el juicio que está "destrozada" y que no ha vuelto a ser la misma: "Dejó de ser alegre, no quería salir, no quería estudiar ni trabajar, no tenía ánimo de hacer nada".