Salud mental

La pandemia triplica las autolesiones graves en adolescentes

El mayor volumen de los casos que atienden en urgencias hospitalarias los protagonizan menores con 15 años

Los centros sanitarios empiezan a detectar un descenso de la edad crítica incluso hasta los 12 años de edad

Los profesionales señalan la importancia vital de la atención y la escucha para prevenir las autolesiones.

Los profesionales señalan la importancia vital de la atención y la escucha para prevenir las autolesiones. / RICARDO FERRO

Victoria Bueno

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La pandemia ha triplicado las autolesiones graves entre adolescentes. Son casos que requieren de hospitalización y que, como destaca la psiquiatra María Barberá, aunque mantienen la edad más crítica a los 15 años, empiezan a bajar la edad de ingreso incluso a los 12 y 13 años de edad.

La honda preocupación que protagoniza de un tiempo a esta parte la salud mental de los jóvenes, a los que tanto ha afectado la pandemia pero no de forma puntual, sino en aumento progresivo conforme pasa el tiempo, -los datos ofrecidos por Barberá apuntan a la comparativa entre el año 2018 y el 2022, dos años antes y dos años después de la pandemia-, han llevado al Consejo Escolar de la Comunidad Valenciana a organizar este lunes unas jornadas con las que abordar las claves este importante problema en la edad educativa obligatoria y apuntar posibles medidas tanto desde el ámbito sanitario como desde el educativo y el familiar.

Alerta la doctora Barberá de que los especialistas psiquiatras en las escasas unidades de salud mental para adolescentes en la Comunidad están desbordados porque cuentan con los mismos recursos que hace cinco años, mientras los casos se han triplicado, lo que conlleva que muchos sean tratados en pediatría donde no cuentan con las herramientas necesarias para un abordaje correcto de la situación.

Ninguno de estos adolescentes se porta mal para conseguir algo, conlleva un sufrimiento máximo que requiere del máximo respeto

María Barberá

— Doctora en Psiquiatría

"Las cifras son crecientes y exponenciales e implican un sufrimiento de los adolescentes. Hablamos de situaciones que conllevan una situación psíquica importante, de gravedad. Ninguno de estos adolescentes se porta mal para conseguir algo, conlleva un sufrimiento máximo que requiere del máximo respeto", recalca.

Llegamos tarde

La especialista, que trabaja desde hace diecinueve años en la Unidad de Psiquiatría de la Fe, lamenta que el volumen de casos provoca que ya se esté llegando tarde, porque la falta de recursos tanto sanitarios como educativos "es patente", aunque subraya por otra parte que su mensaje no es pesimista, porque el hecho de ponerlo sobre la mesa implica que preocupa "y la toma de conciencia es el primer paso, ya que sin toma de conciencia los recursos tampoco sirven para nada", advierte.

De ahí que anime a plantearse la prevención de casos, "ya no primaria, porque llegamos tarde, pero sí al menos secundaria y terciaria para que los afectados sufran lo menos posible".

Barberá lamenta que la autolesión se ha convertido desgraciadamente en algo tan común como forma de lesión que se tiende a minimizar sin querer, cuando en el fondo puede representar cuadros depresivos graves . "Si ya es grave deprimirse, los intentos de autolisis van asociados a más connotaciones".

Complejidad

Pero el problema, incluso para los especialistas, radica en que no existe un único diagnóstico sobre el que trabajar. Se suman una gran variedad de adversidades y los cuadros que presentan los jóvenes afectados son "tan graves que se entremezclan y son muy difíciles de explorar, requieren de mucha concentración para poder empezar a hacer algo" ante un conjunto de síntomas que varía incluso de un día para otro, explica la psiquiatra.

Depresión, enfado familiar, decaimiento, acoso escolar, culto a la imagen en las redes sociales, aislamiento, fobia social. "Todo ello lo ha convertido en un preocupante problema de salud pública, porque además las familias se inundan de angustia y el malestar se dilata".

Barberá concluye que la complejidad de los casos exige un tratamiento individualizado y de caso por caso porque los diagnósticos no pueden ser generalizados, y alerta también sobre la implicación que se exige a los docentes, de los que los sanitarios esperan colaboración pero sin que se pretenda convertirles en clínicos o especialistas. "Existe disposición entre los docentes junto a quienes se puede llegar antes a situaciones intermedias para reducir el sufrimiento de estos niños", asegura.

Comunicación emocional

Al igual que la socióloga, educadora y mediadora familiar, Alba Castellvi, aprecia la comunicación empática desde el punto vista emocional como una de las principales herramientas para abordar de manera preventiva este incremento de autolesiones en los adolescentes que, como a su vez subraya la maestra y asesora de Educación en prevención del suicido, Dolors López, es uno, pero solo uno de los factores de riesgo que pueden servir de alerta sobre un posible intento de suicidio.

Para que la relación con un adolescente fluya es mejor sugerir que ordenar y dejarles que tengan problemas, porque les hace responsables

Alba Castellvi

— Socióloga, educadora y mediadora familiar

El secretario autonómico y número dos de Educación, Miguel Soler, destacó a su vez en la inauguración de la jornadas, celebradas en el salón de actos de la Conselleria de Educación, que hay que hacer el esfuerzo de escuchar a todos los adolescentes en primer lugar, y no solo poner las herramientas sino "saber lo que requiere cada persona, para que se sientan partícipes del proceso educativo", de ahí la importante labor formadora de Dolors López desde el centro de formación del profesorado, Cefire.

Como añade esta experta, se trata de poner en valor la educación inclusiva, y dar una voz propia al suicidio también porque "no se soluciona callándolo, sino conociendo sus implicaciones para saber lo que podemos hacer cada uno para ir cambiando las alarmantes tasas de suicidios y autolesiones", subraya Soler.

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