Se necesita una transición energética para detener el cambio climático

El sector fotovoltaico se encuentra en plena revolución. La transición energética es uno de los principales pilares de la lucha contra el cambio climático y adoptar modelos de energía renovable es una necesidad cada vez evidente. Por ello, el pasado 26 de mayo, el salón de actos del Colegio de Ingenieros Graduados e Ingenieros Técnicos industriales de Barcelona acogió el evento 'Presente y Futuro de la fotovoltaica en Catalunya', una serie de conferencias organizada por la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (Anpier) destinada a tratar las realidades, los desafíos y los objetivos de la energía solar en la comunidad autónoma.

El acto contó con las ponencias de diversos expertos en la materia y puso a disposición de los asistentes los testimonios de Miguel Ángel Martínez-Aroca, presidente de Anpier; Albert Mases Pelegrí, delegado de Anpier en Catalunya; Ángel Escribano, abogado especializado en energía fotovoltaica en Anpier; José María Torres, presidente de Conpymes; Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables; Javier García Breva, consultor experto en política energéticas; Joan Vila, presidente de la Comisión de energía de PIMEC; y Assumpta Farran, directora general d’Energia del Departament d’Acció Climática, Alimentació i Agenda Rural. Un panel multidisciplinar que permitió abordar la situación de la industria fotovoltaica en Catalunya desde todas sus perspectivas.

Un objetivo común

El evento dio inicio con el testimonio de Albert Mases quien, como delegado en Catalunya, introdujo a los asistentes en la misión de Anpier, entidad organizadora del acto. Esta tiene como objetivo representar y defender los intereses de los pequeños y medianos productores de energía solar fotovoltaica en España y es por ello, tal y como indicó Mases, que Anpier lleva a cabo numerosas campañas de “información, formación y asistencia para todos aquellos miembros que la necesiten”.

'Presente y Futuro de la fotovoltaica en Catalunya' se suma de esta manera a la iniciativa 'Camino del Sol', una movilización social iniciada por Anpier en el año 2015 con el objetivo de exigir al gobierno un compromiso con las energías renovables. Y es que esta entidad no se limita a actuar a pequeña escala, sino que “tiene una gran presencia mediática y tiene contacto con todos los grupos parlamentarios” para hacer llegar su mensaje de forma efectiva, aseguró Mases.

En esta misma línea, Ángel Escribano, el segundo potente, continuó profundizando en el trabajo de Anpier, prestando especial atención a sus objetivos en el ámbito del autoconsumo y las comunidades energéticas. Tal y como expuso, “el autoconsumo colectivo era impensable hace unos años, pero la legislación lo ha ido haciendo posible y es que, aunque hoy en día sigue existiendo mucho desconocimiento y muchas barreras al respecto, ya es una realidad”.

Cada vez son más los usuarios que desean pasar a un sistema eléctrico más sostenible, pero la centralización de las centrales fotovoltaicas de alta capacidad limita mucho su accesibilidad. Por ello, según el testimonio de Escribano, Anpier “está alineado con los desarrollos de generación distribuida” donde se reivindica el fomento de instalaciones fotovoltaicas de hasta 5MW, aquellas que representan un “consumo de proximidad, tienen un menor impacto medioambiental y reducen el gasto del transporte energético”. Un objetivo acorde con lo establecido en el marco legislativo del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC).

Anpier representa y defiende los intereses de los pequeños y medianos productores de energía solar fotovoltaica en España

Una situación insostenible

La Ley de Cambio Climático y Transición Energética está todavía en fase de proyecto, pero el cambio que promueve ya comienza a ser tangible en nuestra sociedad. “Este país apuesta por la electricidad sostenible y hemos pasado de una demanda de un 33% a un 45%”, declaró Ferrando. Y sin embargo, las medidas del Gobierno se muestran insuficientes frente a esta situación. “A mí lo que me preocupa es que seguimos viviendo en una emergencia climática y en España todavía actuamos con doble moral. La eficiencia energética y nuestro compromiso debe ser para siempre y no solo cuando nos interesa vender algo de forma política”, criticó.

Joan Vila, cuarto ponente del acto, también compartió con los asistentes su preocupación por “la grave situación a nivel ambiental y económico” que estamos viviendo en España a consecuencia de la ineficiente gestión de las energías renovables. En sus propias palabras: “hay un enorme derroche de recursos y solo un 9% de las materias utilizadas llegan a reciclarse. Además, con el sistema actual en Catalunya nos encontramos ahora con unas 5,6 toneladas de emisiones de CO₂/cápita y debemos llegar a máximo de 1,7, lo que supone dar un salto del 70%”.

“Hay un enorme derroche de recursos y solo un 9% de las materias utilizadas llegan a reciclarse"

Sin duda, se trata de un contexto donde el modelo de producción y consumo energético imperante resulta insostenible y ahora más que nunca es necesario un cambio de paradigma. Por ello, tal y como apuntó Vila, es vital coordinar un plan de acción a todos los niveles. “Hay acciones difíciles, como desarrollar un nuevo tipo de movilidad sostenible, pero hay otras que son muy sencillas y apremiantes como la recuperación de materias o la generación de energías renovables”, precisó.

Un cambio de acción

Partiendo de esta premisa, Javier García Breva arrancó su ponencia presentando la respuesta más inmediata al marco presentado por sus compañeros: la necesidad de lograr una transición energética efectiva. Esta solución vertebró todas las intervenciones del acto, pero fue García quien finalmente formuló una definición para ella: “en la ley de cambio climático de Catalunya, la transición energética se define como la transformación energética de una sociedad descarbonizada a través de renovables de proximidad”.

Para lograr este objetivo, resulta imprescindible conseguir un cambio estructural en la concepción de la energía eléctrica fotovoltaica. El modelo centralizado de los combustibles fósiles está anticuado y ahora es necesario conseguir un sistema “donde el consumidor activo sea el centro”, indicó García. Europa ya está cambiando y cada más son más los centros de consumo que se están convirtiendo en centros de producción energética y, sin embargo, al Gobierno de España todavía le queda mucho camino por recorrer en esta transformación.

Por eso mismo, la acción social y la lucha de Anpier y demás entidades afines con este propósito son tan importantes. Así lo expuso José María Torres, presidente de Conpymes, quien participó en la sesión para presentar la situación actual de las pymes las cuales, a pesar de ser el 99,8% del tejido empresarial, todavía no están representadas en el diálogo social.

Para Torres, su principal propósito es lograr “que el presidente del Gobierno tenga cada semana el problema de Anpier encima de la mesa y conseguir que en lo que queda de legislatura las 65 mil familias españolas que apostaron por las fotovoltaicas encuentren respuestas y soluciones”. Una lucha para “que las pymes y los autónomos tengamos luz propia y para que Anpier sea al fin escuchada”, concretó.

Y es que, tal y como indicó a continuación Miguel Ángel Martínez, actual presidente de Anpier en su tercer mandato consecutivo, el caso español es único en el mundo, ya que “el Gobierno ha llevado a cabo nueve cambios normativos que casi nos llevan [a los inversores en energías renovables] a la extinción”. Una inestabilidad legislativa que manifiesta una triste realidad: todavía no existe una hoja de ruta clara para el futuro de la energía solar fotovoltaica es España.

“Es legal que el gobierno cambie las normas”, indicó Martínez, “pero compensando los daños causados”. Y sin embargo, el sector de la energía fotovoltaica ya acumula 35 mil millones de euros de recortes. Una situación que llevó al presidente de Anpier a proclamar que hay que seguir insistiendo al Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico, ya que llegados a este punto “ya no basta con evitar recortes, sino que es necesario avanzar y mejorar la situación”. 

Un apoyo institucional

Assumpta Farran tuvo el honor de cerrar esta serie de ponencias y en su discurso recuperó algunos de los principales puntos de interés tratados a lo largo del evento, aportando su testimonio como directora general d’Energia del Departament d’Acció Climática, Alimentació i Agenda Rural. En primer lugar, partiendo en un tono positivista, Farran indicó que Catalunya ha sido en los últimos años un ejemplo legislativo en el marco de las energías renovables, destacando que el primer plan de la comunidad autónoma fue elaborado hace tan solo un lustro sin contar con demasiadas bases y desde entonces se ha recorrido un largo camino.

Sin embargo, todavía queda mucho más por conseguir. “Vamos muy mal en autoconsumo, los proyectos quedan bloqueados administrativamente, no tenemos suficientes ingenieros industriales, ni suficientes instaladores…”, listó entre muchos otros problemas que todavía quedan por solucionar a nivel administrativo. Catalunya es un territorio con ganas de evolucionar y de dirigirse hacia un futuro más sostenible, pero esta transformación no será posible sin un cambio de mentalidad.

Un país que no puede pagar la energía es un país que no puede pagar sus políticas de bienestar

Tal y como indicó Farran, “para lograr una transición energética necesitamos estar todos conectados y empezar a dar visibilidad a todo lo que está pasando”. Un compromiso que los profesionales cada vez plantean en un plazo de tiempo menor: “en 30 años (y esta cifra sigue bajando) debemos haber dado ya el salto de una civilización de energías fósiles a una de renovables. La situación actual es insostenible y, como ya sabemos, un país que no puede pagar la energía es un país que no puede pagar sus políticas de bienestar”. Un cierre de sesión que nos recuerda que las energías renovables como la fotovoltaica son la respuesta que nuestro futuro está esperando.