Los retos de la educación

Ann Cook: "Debería haber múltiples vías para acceder a la universidad"

La creadora de la red de institutos públicos de Nueva York exentos de la selectividad explica en Barcelona su experiencia

La Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) ha cambiado su sistema de admisiones tras el éxito de una prueba piloto

Ann Cook, directora ejecutiva del New York Performance Standards Consortium, en Barcelona.

Ann Cook, directora ejecutiva del New York Performance Standards Consortium, en Barcelona. / Jordi Otix

Montse Baraza

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Catalunya tendrá una nueva selectividad en el curso 23-24. Este próximo curso 22-23, el modelo de educación por competencias llega al Bachillerato. La primera promoción será la que se encontrará con unos nuevos exámenes de acceso a la universidad más competenciales. Este nuevo enfoque de acceso a la universidad, más basado en "mejores aprendizajes", ha sido el tema de una de las conferencias celebradas en Barcelona en el marco de la Conferencia Mundial de Educación Superior de la Unesco, en la que las profesoras Ann Cook y Michelle Fine, invitadas por la Fundació La Caixa, Catesco y la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP), han explicado la exitosa experiencia de la ciudad de Nueva York, en la que una red de 39 institutos públicos (el New York Performance Standards Consortium) de entornos desfavorecidos han quedado exentos de los exámenes externos finales para obtener el título de Bachillerato y para acceder a una universidad pública.

"Nueva York insistía en que debían pasar cinco exámenes tradicionales. Encontramos un sistema mejor, basado en lo que creemos que los estudiantes deberían saber hacer al graduarse, ya fuera para ir a la universidad, para acceder al mercado laboral o para participar activamente en una democracia. Y consideramos que los exámenes no nos permitían ofrecerles eso. Así que ideamos un sistema de evaluación que sí que nos permitiera lograrlo. Ese sistema iba también a cambiar el currículum y los métodos de enseñanza. No es que no nos gustaran los exámenes. Queríamos algo que les preparara mejor para el futuro". Así resume la filosofía del cambio la profesora Ann Cook, directora del Consortium. Una filosofía que va en línea del modelo competencial que ya se imparte en primaria en Catalunya y que la Lomloe incorpora y extiende ahora a la ESO y al Bachillerato.

Lo que en Nueva York empezó como un programa piloto, quedó oficializado en 1998. ¿El resultado? "Nuestros estudiantes estaban mejor preparados que cuando empezaron. Tenían más entusiasmo por aprender y los profesores, más interés por permanecer en su escuela", señala Cook. El Consortium se propuso entonces conseguir que la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), una red pública de universidades con grados de cuatro años, aceptara a sus estudiantes, muchos de ellos de origen migrante y sin recursos para sufragar estudios y vida fuera de su ciudad. En 2014 la CUNY aceptó incorporar, también de forma piloto, a un grupo de estos estudiantes "para ver qué pasaba". ¿Y qué pasó? "Empezaron a analizar los resultados y vieron que a los chicos les iba bastante bien. Eso nos ayudó a mantener el programa, y ya llevamos varios años. Un millar de jóvenes habrán pasado ya por CUNY", explica Cook.

Un 73% de los bachilleres de las escuelas del Consortium sigue estudios universitarios. "Y son más pobres, más inmigrantes, más negros y latinos y con más discapacidades que el resto de la ciudad. Nuestras escuelas no son selectivas, sino diversas. Pero el sistema de evaluación crea una cultura, un currículum y una comunidad que prepara a estos jóvenes y hace que se interesen por ir a la universidad. Y les va muy bien", explica satisfecha esta profesora de Chicago. Un factor diferencial del aprendizaje en estas escuelas son las discusiones. "Son un vehículo de aprendizaje. Se requieren habilidades y conocimientos para llevar una discusión", defiende Cook.

Michelle Fine, profesora de CUNY y la persona que apostó desde el principio por dar entrada a estos estudiantes en la universidad, lo confirma. "Les va muy bien comparado con los alumnos que vienen por la vía de los exámenes externos porque los alumnos del Consorcio están acostumbrados a escribir, leer, trabajar con el profesor, a recoger 'feedback' y a revisar sus trabajos. Trabajan. Producen conocimiento, lo que les da el músculo intelectual para navegar por la universidad. Y una vez en la universidad, persisten", expone. "Cuando hablas con graduados del Consortium en la universidad, ves que saben cómo escribir, cómo analizar y revisar. Saben cómo enfocar un problema, plantearse una pregunta y trabajar para contestarla", opina Fine.

Tan bien ha ido que la CUNY ha cambiado su sistema de admisiones. Este ya no se basa solo en los exámenes tradicionales, sino en otros elementos, como el conjunto de trabajos de estos alumnos. A juicio de Cook y Fine, hay aquí, en el sistema de admisiones, camino por recorrer.

¿Cómo debería ser el acceso a la universidad? "Debería haber algún modo de que los alumnos pudieran mostrar lo que saben hacer. Ver los trabajos que han hecho, lo que han escrito o analizado. Doy clases de doctorado y lo que miramos son sus trabajos, la visión que tienen de lo que quieren hacer, lo que dicen sus profesores. A veces los entrevistamos. Así que tenemos mucha información de ese alumno, de su trabajo y de sus deseos", explica Fine. "Debería haber múltiples vías. Algunos pueden acceder a través de exámenes. En la actualidad, atletas, músicos y artistas entran con otros criterios. Y para otros alumnos, se deberían valorar sus trabajos", apunta Cook.

Consejo a universitarios: "No os apuntéis a una clase. Apuntaos a un profesor. Buscad un profesor que sea bueno enseñando"

"Busca un buen profesor"

Los alumnos del Consortium se suelen encontrar con dos 'sorpresas' en la universidad. "Están acostumbrados a tener buenos profesores y cuando llegan a la universidad no encuentran interesantes a los profesores. También están habituados a escribir ensayos y se sorprenden del miedo de sus compañeros a escribir", cuenta Fine. Y ahí entra Cook a cuestionar que "cualquiera con un título cree que puede ser profesor". Y apunta que a menudo se pone el foco en los profesores de primaria y secundaria pero no en los universitarios. Y da un consejo a los estudiantes universitarios: "No os apuntéis a clases, apuntaos a un profesor. Preguntad, buscad qué profesor es bueno, interesante, motivador. Encontrad quiénes son buenos enseñando".

Ambas apuntan una figura clave: los profesores. "Si realmente haces una evaluación competencial, cambias la cultura de la escuela porque cambias el currículum. Ya no son exámenes memorísticos, de información. No es el profesor delante de la clases. Es un sistema más participativo, más analítico, más de investigación", resume Cook, para subrayar una dificultad: "a los profesores les forman para que sus alumnos pasen exámenes. Esto es lo que pasa. Es difícil. Estamos intentando cambiar toda una cultura de la educación. Y hay resistencia porque profesores y familias piensan en cómo les enseñaron a ellos. Con exámenes. Y se preguntan '¿qué les pasa a estos niños que no pueden aprobar un examen?'. Es complicado hacer que la gente se mueve. Lleva mucho trabajo y tiempo reeducar a los profesores. Una cosa interesante es que muchos de nuestros graduados universitarios vuelven a sus institutos a enseñar. Y son los mejores profesores porque no les tienes que convencer de que hay una nueva y mejor manera de aprender".

"Hay una brecha entre quienes están a pie de aula y quienes diseñan las políticas educativas que no han dado clase en su vida"

Las resistencias al cambio

Respecto a las dificultades para introducir el cambio en educación, Cook apunta que aún hay demasiada gente con una experiencia personal concreta. "Piensan más en eso que en cómo podría ser la educación. No tienen una imagen, una foto diferente de lo que es posible".

Otra dificultad la apunta Fine: "En EEUU los exámenes son una industria. Hay mucha presión sobre los legisladores para mantener al máximo los exámenes". Sin embargo, y paradójicamente, hay 1.600 universidades privadas, de élite y básicamente blancas, que no usan exámenes. "Así que hay un grupo de alumnos invitados a soñar y pensar en grande y otro, supeditado a sus exámenes", expone Fine. Este último lo forman estudiantes pobres, negros, latinos e inmigrantes.

La buena noticia es que muchas universidades están ya repensando sus sistemas de admisiones porque ven que los exámenes dejan fuera a alumnos vulnerables. "¿Cuál es el objetivo de la educación superior? ¿Por qué tenemos universidades? Es para construir democracia, investigación creatividad? O es para excluir? Creo que ahora, por razones egoístas (pérdida de alumnos) y también por razones de democracia, las universidades quieren abrirse un poco más a la diversidad. Hay este movimiento de cambio, pero aún hay miedo a dejar los exámenes. Por que hay una industria detrás y porque hay gente que piensa que sin un examen no estás enseñando a su hijo", analiza Fine.

Cook apunta también al perfil de quien decide las políticas educativas. "No han pasado mucho tiempo en una clase ni han sido profesores. Y se meten a diseñar políticas de educación. Muchos no han dado clases en su vida. En frente, los que están a pie de aula, los que ven qué funciona y qué no. Hay ahí una brecha".

Dos maneras de enseñar

En EEUU, como ahora en España, también han vivido el debate de si este nuevo modo de enseñar supone bajar el nivel. Cook lo descarta con un ejemplo. "Imagina que doy clase de fotografía. Puedo dar a los alumnos toda la información, hacerles un examen y luego enviarles a hacer fotos. O puedo enviarles de entrada a hacer fotos. Se encontrarán con problemas y verán que necesitan conocimientos, y los entenderán. La conclusión a la que hemos llegado es que cuando los niños aprenden así, retienen la información. La han usado y la han entendido. Tiene sentido para ellos a partir de la experiencia".

"Creo que nos tenemos que preguntar cada vez más qué queremos que aprendan los niños y qué queremos que sepan hacer. Queremos que sepan encontrar información y diferenciar qué es fiable y qué no. Creo que eso es mucho más importante que el que aprendan un montón de información".

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