La pandemia en Catalunya

Adiós a las mascarillas en los coles: alegría en primaria y cautela en la ESO

Los más pequeños se han liberado de la protección mientras que los adolescentes han sido más prudentes

Salut aclara a los institutos que los alumnos de Bachillerato y FP deberán seguir con tapabocas un día más

Montse Baraza

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Los alumnos catalanes han vuelto este martes a clase tras las vacaciones de Semana Santa y lo han hecho liberados de la obligación de llevar mascarilla. Esta madrugada se ha publicado en el Diari Oficial de la Generalitat la resolución que flexibiliza el uso de las mascarillas en las aulas de primaria y secundaria. Se adelantan un día a la población general de toda España, que a partir de este miércoles no tendrá obligación de llevar el tapabocas. La felicidad desbordada de los alumnos de primaria contrastaba con la calma con la que se lo tomaron los estudiantes de la ESO. Muchos de ellos optaron por seguir llevando la mascarilla, para sorpresa de muchos profesores.

Ha sido, sin embargo, un regreso con confusión. Al menos en los institutos y por lo que respecta a Bachillerato y FP. Muchos centros habían interpretado, tras recibir, antes de las vacaciones, una carta de los 'consellers' de Salut y Educació que el concepto 'secundaria' incluía los estudios posobligatorios. "Este es un centro de secundaria. Entiendo que si la carta aludía a secundaria, todo el alumnado del centro está incluido", razonaba este martes Lluís Civit, director del instituto Valerià Pujol de Premià de Dalt. "Podían haber sido más específicos y más claros", lamentaba en este primer día de clase.

A primera hora de la mañana, con muchas clases ya iniciadas, Salut ha aclarado el dilema a preguntas de este diario: los estudiantes de Bachillerato y FP así como los profesores deberán continuar con el tapabocas hasta este miércoles, cuando se levante la obligatoriedad de usar mascarilla en interiores en toda España y para toda la población general.

Primer día sin mascarilla obligatoria en la escuela Escorial de Vic

Primer día sin mascarilla obligatoria en la escuela Escorial de Vic. /

Aclaración tardía

Aclaración que llegaba un poco tarde. Así pilló a Óscar Altide, del instituto Quatre Cantons de Barcelona. En su caso, él, como muchos otros directores, tras recibir la carta de Salut i Educació, había avisado a las familias del fin de la obligatoriedad de las mascarillas, y ahí incluía también a las familias de Bachillerato. Tuvieron que rectificar sobre la marcha.

En el instituto Valerià Pujol, la sorpresa fue por grupos. Mientras en algún aula de Bachillerato todos los alumnos llegaron con la mascarilla tras enterarse por los medios de comunicación, en alguna otra, vinieron sin ella. Fue la profesora la que les dio la noticia, que también conoció por los medios. «No pasa nada por un día más», decían los jóvenes resignados pero deseosos de desprenderse de la pieza. Tenían claro que hoy ya vendrán sin. No como su profesora Àngels. «Yo la seguiré llevando. Hay contacto cercano y muchos me tosen a la cara», apuntaba medio en broma medio en serio.

Muchas mascarillas en ESO

En este centro de secundaria, la variedad reinaba en las aulas de ESO. Mientras en 4º curso, prácticamente todos los estudiantes han ido sin mascarilla, en 1º y 3º de la ESO ha habido más mezcla. En alguna clase, incluso, casi todos los alumnos la llevaban. ¿Los motivos? Por costumbre o por precaución. "Es un accesorio más. Ya estoy acostumbrada", decía con mascarilla Samantha, alumna de 1º de ESO. "Para disimular", admitía su compañera Alyssa, que, "de momento", la piensa seguir llevando. En este aula la mayoría de niños iban ya sin mascarilla. En cambio, en un grupo de 3º de ESO, la situación era opuesta. Laura pensaba venir sin, pero sus amigas han preferido llevarla y ella ha hecho lo mismo. "Ya estoy acostumbrada". "El virus sigue ahí", añadía su amiga Estela, también con mascarilla.

Mascarillas colgadas en una clase de primaria de la escuela Diputació de Barcelona.

Mascarillas colgadas en una clase de primaria de la escuela Diputació de Barcelona. / FERRAN NADEU

Civit admite que le ha sorprendido ver aún a tantos alumnos con la mascarilla. "Pensaba que vendrían todos sin", dice. Opina que habrá jóvenes que necesitarán algo de tiempo. "Miran lo que hace el grupo. Se observan y así van decidiendo", afirma respecto a los adolescentes. Recuerda que muchos de ellos apenas se conocen sin mascarillas ya que empezaron 1º de ESO procedentes de diferentes colegios de primaria y se conocieron con las mascarillas puestas. "Es un cambio importante".

El mismo patrón se ha repetido en otros institutos, como el Joan d’Àustria de Barcelona. Su director, Martín Martín, cifraba en un 50% los que habían seguido con la mascarilla. «Quizás cuando vean que todo se relaja, se la quitarán», apuntaba.

El factor autoestima

También en el Jaume Cabré de Terrassa. «La mayoría han venido con mascarilla, sobre todo los de primer ciclo de la ESO. No hemos insistido», relataba Maribel Tarrés. «En estos dos años han cambiado mucho físicamente y les cuesta. Espero que se adapten», añadía esta directora que no descarta abordar el tema con los alumnos en una tutoría.

Porque también está el factor autoestima o las inseguridades. «Para que no vean que somos feas», decía una alumna del Valerià Pujol, entre las risas de sus compañeros, al explicar por qué llevaba la mascarilla.

En el Quatre Cantons o en los Jesuïtes de Casp, sin embargo, han sido minoría los alumnos de ESO que seguían con el tapabocas.

"Otro aire" en primaria

Más liberación y alegría ha habido en las aulas de primaria. Los más pequeños estaban deseosos de poder estar sin ellas. A las puertas del colegio Marià Manent de Premià de Dalt, niños y niñas esperaban a entrar, ya sin las mascarillas. Las familias estaban en general aliviadas. Apuntaban que de todos modos los más pequeños las llevaban o mal puestas o sin las condiciones higiénicas necesarias. "Para llevarlas así, mejor no llevarlas", señalaba una madre.

Sí iban con prudencia. Y de hecho todos los pequeños llevaban una mascarilla en la mochila "por si acaso". También había algún niño inquieto. "Han sido dos años llevando mascarilla. Estaba acostumbrado y ahora está un poco dudoso", contaba un padre respecto a su hijo.

En el Fructuós Gelabert, había «mucha felicidad». «Se respiraba otro aire», resumía la directora, Anna Micaló. Lo mismo que en los Jesuïtes de Casp. «Las sonrisas eran de entusiamo», destacaba la directora, Maite Andreu. «Estaban todos súper felices», añadía Marta Ortiz, de la escuela Diputació.  

Respeto a quien la quiera llevar

No especificaba la carta del 'conseller' qué hay que hacer con quien quiera seguir llevando las mascarillas. Marta Ortiz, interpreta que los centros tendrán libertad para decidir ante las diferentes casuísticas. Óscar Altide subraya que la normativa "elimina la obligatoriedad de llevarla", pero no obliga a dejar de llevarla. Ambos optarán por respetar a aquellos alumnos o profesores que quieran seguir llevándola. Ortiz piensa en los niños vulnerables, en docentes con problemas de salud o en aquellas familias que tengan miedo al coronavirus. También apunta que desde la escuela se trabajarán esos miedos a través de las tutorías. "La mayoría de alumnos y profesores se las quitarán pero habrá quien necesite más tiempo, hacerlo poco a poco, ir cogiendo confianza", apunta la directora de Diputació.

Los expertos consultados por EL PERIÓDICO alertan de que la evolución del covid las próximas semanas pondrá a prueba la nueva estrategia de control de la pandemia, centrada solo en los vulnerables.

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