Entrevista al epidemiólogo

Oriol Mitjà: “En seis meses nos cogerá sin inmunidad una nueva variante de covid que vendrá de Asia”

El médico advierte de que la pandemia no ha terminado y ve temerario eliminar las cuarentenas de los positivos

oriol mitja

oriol mitja / Joan Cortadellas

Toni Sust

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El epidemiólogo Oriol Mitjà publica nuevo libro, ‘El món que ens espera’ (Columna). Reclama cambios estructurales a raíz de la crisis sanitaria y advierte de que la normalidad previa a la que tantos quieren volver era “tóxica”. Considera que la clase política ha puesto la economía por encima de la sanidad.

Afirma usted en el libro que su casa está en Papúa Nueva Guinea adonde regresó en otoño. Mi casa está donde me siento confortable, protegido, en paz. Así me siento en Papúa. En la Melanesia todo tiene otro ritmo: el móvil no va, Internet lo justo. No tengo presiones externas y las internas desaparecen.

El periodo anterior fue intenso para usted. ¿Tuvo muchas decepciones con la política, los medios, las redes sociales? Me fui bastante decepcionado. Tras años viviendo fuera soñaba con que al volver a Catalunya todo sería fácil, que me entendería con los colegas médicos, con las administraciones, con la sociedad. Y fue todo lo contrario. Tenía unas expectativas muy altas y me encontré una realidad imperfecta. Tuve que aceptar que el mundo es imperfecto y que no mejorará.

Entrevista a Oriol Mitjà, epidemiólogo.

¿Aquel planteamiento de que la pandemia debía llevarnos a mejorar como sociedad se ha diluido? En épocas anteriores, las crisis globales llevaron a cambios. La peste, al trabajo remunerado; el cólera, al higienismo; la gripe de 1918, a las escuelas de biotecnología. Podemos aspirar a que el covid lleve a una mejora. Ese es el objetivo de mi libro: hay que aprovechar lo sucedido para afrontar una transformación. Si no lo hacemos, tanta tristeza y sufrimiento habrá sido en vano.

¿Ve avances? Todavía no. Pero hay que sembrar la semilla e ir regando. A la vista de cómo han muerto los mayores, tendremos que replantear el modelo de las residencias, no puede quedar igual. Y la ayuda al pobre: por primera vez hemos visto que si no ayudamos a los pobres nos llegan sus problemas. Espero mejoras en estos dos pilares, y luego hay otras más circunstanciales: los viajes de una hora para ir a trabajar, un riesgo muy grande porque te expones a gérmenes; la forma de saludarse: todos siguen dando la mano, dando dos besos. La sociedad intenta volver a la inercia anterior, que iba muy bien, económicamente hablando. Científicamente hay una serie de pequeños cambios que serían muy beneficiosos. Esa normalidad a la que muchos dicen que quieren volver era tóxica: muchas cosas se hacían mal.

"La forma de saludarse: todos siguen dando la mano, dando dos besos. La sociedad intenta volver a la inercia anterior, que iba muy bien, económicamente hablando"

La gente está deseando que la mascarilla en interiores se acabe. Es un retorno brutal a esa normalidad. Es demasiado pronto, es temerario. Lo que hay que hacer es investigar para tener mascarillas más cómodas, no debe eliminarse. Se tiene que llevar en los lugares de riesgo, en el metro.

Mitjà, el pasado martes en Badalona.

Mitjà, el pasado martes en Badalona. / Joan Cortadellas

¿Debemos mentalizarnos de que siempre en adelante hay que ir con mascarilla en metro? Siempre. Debería haber una parada en la entrada del metro en la que entregase mascarillas de alta protección, una FFP2. Dicho todo esto, acepto que ha habido mejoras. La gente lleva mejor la mascarilla que al principio.

A un joven de 18 años que quiera ir a una discoteca, ¿qué le dice? Me encontré con dos chicas en la universidad que me dijeron que quieren volver a la normalidad, volver a la discoteca, sacarse la mascarilla. Intenté explicar que hay que disfrutar la vida pero también mejorar la situación a tu alrededor. Ellas no lo entendieron y lo que me sorprendió fue que muchos están de acuerdo con lo que dicen. Es una sensación generalizada. La gente no está dispuesta a hacer 40 kilómetros menos en coche, o comer menos carne roja. Es el consumismo. Es el yo como centro del universo y olvidarse de los demás.

"La gente no está dispuesta a hacer 40 kilómetros menos en coche, o comer menos carne roja. Es el consumismo. Es el yo como centro del universo"

Las administraciones trabajan con el objetivo de regresar a la situación de 2019. A ver cuándo vuelven los turistas, por ejemplo. Sí, las administraciones siguen pensando en acelerar el consumo, que se vuelvan a llenar los hoteles, que vuelvan a venir los mismos vuelos diarios o más. Es una barbaridad. El crecimiento hacia la nada.

¿En un mundo ideal limitaríamos los kilómetros que puede viajar una persona? En un mundo ideal, sí, deberíamos tener limitados lo vuelos, el consumo de carne roja. Porque hay una carne roja limitada en el mundo. Si aspiramos a que el pobre salga de la pobreza, a que tenga más consumo, nosotros tenemos que tener menos consumo.

¿Aspiramos a eso realmente como sociedad? La crisis pandémica y la climática, científicamente relacionadas, nos han dado esa oportunidad. La de replantear lo que hacemos. Y en el caso de la crisis climática hay avances.

Empezó la guerra de Ucrania y de algún modo fue la puerta que cerró la pandemia y se dio por acabado el riesgo de covid. El Gobierno central ha dejado de hacer pruebas y aislamientos de positivos. Es una brutalidad. Es un error. Las administraciones dan respuestas que dan más peso a la parte económica que a la científica. Les interesa pasar página y aprovechan la guerra de Ucrania, que es grave, sobre todo por la potencial amenaza nuclear. La guerra de Ucrania en sí misma es un problema pequeño si la comparas con una crisis pandémica y lo mides en el número de muertos. Una crisis que ha acabado con la vida de 18 millones de personas, en comparación con una crisis que ha acabado con unos pocos miles, aunque es el propio ser humano quien las ha matado y eso es mucho más cruel y más difícil de aceptar. Sin sacar hierro a lo que pasa en Ucrania, no se puede dar carpetazo a la crisis pandémica. Ya se intentó hacer con el volcán de la Palma. Durante meses solo había volcán. Y llegó ómicron, la sexta ola. El volcán es un caso mucho más claro que la guerra. Hay gente que ha perdido su casa, pero no son 18 millones de muertos.

"La guerra de Ucrania en sí misma es un problema pequeño si la comparas con una crisis pandémica, no se puede dar carpetazo a la crisis pandémica. Ya se intentó con el volcán de la Palma"

En estos años estuvo cerca del mundo político y se llegó a barajar que fuera usted 'conseller' de Salut. ¿Volverá a acercarse a la política? Nunca, nunca. He aprendido de la pandemia que la política y la ideología son una alienación del razonamiento personal. Van en contra del sentido común. Te venden un paquete de ideas que tienes que tragarte como si fueran sapos. No puedes considerar los problemas uno a uno, ser crítico. La política es contraria al pensamiento crítico. Los políticos ya no me escriben. Creo que me cogieron manía.

"Los políticos ya no me escriben. Creo que me cogieron manía"

El Gobierno catalán ha acatado la decisión del central de eliminar las cuarentenas. Es muy interesante. Ayer (por el lunes) salió el nuevo protocolo de actuación de la Generalitat, y yo soy de un comité de este protocolo. Y ahora que debía decidirse detener las pruebas y los aislamientos, no nos lo han comentado. No ha habido debate ni opinión científica ni revisión externa. Un mandato del ministerio.

¿Ha ganado la economía? Sí. Es una barbaridad. Ahora puedes tener covid y venir a un restaurante. Siendo positivo.

"Es una barbaridad que ahora puedas ir a un restaurante teniendo covid. Es posible que lo paguemos"

¿Lo pagaremos? Es una temeridad. Es posible que lo paguemos. Hay una amenaza pequeña que es ómicron ll, que ha generado una séptima ola en muchos lugares de Europa, y de la cual en España los casos crecieron un 35% la semana pasada. Y hay una mayor: se espera una variante nueva que llegará, nos cogerá con la inmunidad muy baja, porque hace tiempo que recibimos la última dosis, y causará una ola grande, ya veremos de qué gravedad. El virus se está replicando más que nunca e invadiendo Asia. Seguramente, China no lo podrá contener, ha podido durante dos años pero está punto de que se le vaya de las manos. En seis meses nos cogerá sin inmunidad esa variante de covid que vendrá de Asia.

Dice en su libro que no volverá a investigar para una farmacéutica. Sí. Quieren ganar dinero, como cualquier empresa. Tienen un papel importante: descubrir nuevos fármacos. Pero como quieren ganar dinero, les interesan mucho más las enfermedades crónicas, que tomes una pastilla para toda la vida. Si la pastilla es curativa, el negocio se acaba se centran en lo que lo da. Mi sentido de la vida es llenar lo que dejan vacío. Por lo tanto no veo dedicar mi esfuerzo a que ganen dinero.

¿Cuándo se va de nuevo a Papúa? Si puedo, en mayo.

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