Estudio de la Universidad de Granada y el Gobierno

La pandemia agrava la violencia machista

El número de mujeres asesinadas disminuye, pero aumenta el aislamiento y el control que ejercen los maltratadores sobre sus víctimas

Manifestación del 8M en Madrid

Manifestación del 8M en Madrid / David Castro

Olga Pereda

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La pandemia por el covid-19 ha causado un impacto directo en la violencia machista debido, sobre todo, a que se han potenciado los instrumentos que usan los maltratadores: aislamiento y control de sus víctimas. Las mujeres tienen menos oportunidades para salir de ese infierno dado el acceso limitado a los recursos asistenciales. "Una pandemia sobre otra pandemia dado que la OMS considera las agresiones machistas como un grave problema de salud pública", resume la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell. A pesar de ello, a ojos de la sociedad en general, la violencia contra las mujeres ha dejado de estar incluida en el listado de los tres problemas más graves de España. Antes de que la covid azotara el planeta, el 6,7% de los españoles así lo consideraba, en el 2020 el porcentaje bajó al 2% mientras que ahora ha disminuido hasta el 0,5%.

"Aunque haya menor número de mujeres asesinadas, la sociedad no ha cambiado y no ha dejado de ser machista"

— Miguel Lorente, médico forense, profesor universitario y coordinador del estudio

Estos son los principales resultados del informe 'Impacto de la pandemia en la violencia de género en España', impulsado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género y realizado por un equipo de la Universidad de Granada coordinado por Miguel Lorente, profesor universitario de Medicina Legal, médico forense, divulgador y exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género desde 2008 hasta 2011. "Aunque haya menor número de mujeres asesinadas, la sociedad no ha cambiado y no ha dejado de ser machista. Seguimos seguimos siendo una sociedad patriarcal, pero tenemos la oportunidad de cambiar sin que el precio sea un incremento de la violencia hacia las mujeres. No podemos dejar de trabajar para aumentar la conciencia crítica", resume Lorente.

El estudio -que analiza tres periodos: 2020, 2019 y los años que van entre 2015 y 2019- dejo claro que el control de las mujeres es el elemento esencial en la violencia machista dentro de las relaciones de pareja, situación que ha sido potenciada por la pandemia, de la que ahora se cumplen dos años. Rosell lo denomina "violencia de control". "El hombre ejerce la violencia machista para controlar y someter a la mujer. La violencia es un problema estructural y se adapta a las circunstancia, en este caso, la pandemia", añade Lorente.

Cuando aumenta el control, las agresiones son menos graves pero aumentan en relación con el tiempo, destaca el informe. La violencia continuada es altamente preocupante porque se incrementa el riesgo de letalidad, de la probabilidad de que se produzcan homicidios cuando el agresor percibe que pierde el control sobre la mujer. Esta situación -advierten los autores del estudio- está vinculada con la ruptura de la relación.

"Estamos delante de una pandemia sumada a otra pandemia"

— Victoria Rosell, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género

Homicidios

El número de homicidios por violencia machista en 2020 (47) es un 14,5% menor que el registrado en 2019 (55). Si se compara la cifra con la media del periodo 2015-2016 la reducción es del 11,9%. La disminución más significativa en los homicidios se dio en el periodo del confinamiento domiciliario (reducción del 72%) "debido al aislamiento social y a la mayor sensación de impunidad de los agresores", explica Lorente. El médico hace hincapié en que la disminución general de los homicidios machistas "no es casualidad" sino que se explica por "el trabajo coordinado de lucha contra la violencia". Mientras, los homicidios generales (no específicos del machismo) se han reducido en un 7,2% respecto a 2019 pero se han incrementado un 1,2% respecto a 2015-2019.

Respecto a las denuncias, estas bajaron en 2020 en un 10,3% respecto al año anterior. Sin embargo, cuando se confronta el dato de 2020 con la situación de 2015-2019 se observa un ligero aumento (1,4%), que se explica por el bajo número de denuncias contabilizadas en los dos primeros años del quinquenio estudiado: 2015 y 2016. La valoración general sobre la evolución de las denuncias también revela una mayor concienciación social respecto a la violencia machista y una confianza en el sistema más alta, según el estudio. "La denuncia es una vía para responder a la violencia y para buscar una salida", comenta Lorente, que destaca que muchas víctimas no acuden a la policía porque consideran -equivocadamente y debido al control masculino- que la violencia que ejerce su pareja "no es lo suficientemente grave".

La respuesta de las mujeres ante la violencia machista tiene, básicamente, dos patrones. Uno, pedir auxilio, llamar al 016 (un gesto que se incrementó considerablemente en el segundo trismestre de 2020), interponer una denuncia y romper la relación con la agresor. El segundo patrón conlleva la permanencia con el agresor, una situación que conduce a un aumento de las consecuencias psicológicas, estrés incluido y la posibilidad de necesitar medicación ansiolítica e hipnótica. Esto se da sobre todo si la violencia permanece invisible a los demás. La mujer puede sufrir, incluso, alteraciones mucho más profundas que conduzcan al suicidio. 

Precisamente, la evolución del suicidio femenino en 2020 frente a 2019 y al quinquenio anterior a la pandemia (2015-2019) es superior a la del masculino (incremento del 12,3% en el caso de las mujeres frente al incremento del 5,7% en el caso de los hombres). “Esto revela que las mujeres han sufrido un mayor impacto por la pandemia”, concluyen los autores del informe. "Las mujeres que sufren estas agresiones tienen cinco veces más ideas suicidas que las que no", resume Lorente, que se muestra muy crítico con la decisión de Castilla y León -debido a la presión de Vox al PP, partidos que formarán parte del gobierno autonómico- de sustituir la expresión violencia de género por violencia intrafamiliar. "Es una grave irresponsabilidad".