Normas sociales

Los saludos poscovid en el mundo laboral: vuelve el apretón de manos pero no los dos besos a las mujeres

Los expertos en protocolo y comunicación no verbal aseguran que el choque de puños quedará relegado a la gente más joven mientras que llevarse la mano al pecho se reservará para las altas instituciones

saludos en los últimos coletazos de la pandemia

saludos en los últimos coletazos de la pandemia / David Castro

Olga Pereda

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En esta fase de la pandemia en la que rozamos la vieja normalidad, los besos y los abrazos han regresado para los amigos y familiares. Pero en el ámbito laboral, la distancia física impuesta por el coronavirus no se ha terminado de ir. ¿Cómo nos vamos a saludar a partir de ahora profesionalmente? ¿Volverá el apretón de manos? ¿Nos tocaremos el corazón? ¿Chocaremos los puños? No hay reglas escritas, pero los expertos en protocolo y comunicación no verbal vaticinan un decidido regreso del estrujón de manos tanto para hombres como para mujeres. Lo que no volverán serán los dos besos a las señoras en reuniones laborales y actos institucionales.

Con una incidencia de covid todavía alta pero una considerable relajación de las medidas restrictivas, los saludos en el ámbito empresarial todavía no están nada claros a pesar de que se trata de un gesto muy importante. “Saludar es lanzar nuestra imagen. Ahora mismo dudamos y no sabemos muy cómo actuar. Parece que jugamos a piedra, papel y tijera y esperamos a ver qué hace la otra persona. Hay quien se limita a realizar un gesto con la cabeza y los hay que dan la mano con decisión. Hay muchas maneras de dar la mano, incluida la languidez o la fuerza excesiva”, explica Gerardo Correa, presidente de la Escuela Internacional de Protocolo y de la Organización Internacional de Ceremonial y Protocolo.

Correa añade que cada persona, en función de la imagen que quiera proyectar, debe apostar por un tipo de saludo profesional. El experto pronostica un rápido regreso del apretón de manos, acompañado, si procede, de una sonrisa. “El anfitrión, la persona que recibe, debe ser la que marque la iniciativa y ofrecer el saludo para ser correspondido por el otro. Ahora mismo, si alguien no nos entrega su mano para estrecharla no lo debemos tomar como una falta de confianza porque todavía estamos en pandemia”, subraya el experto. La salutación -añade- no es solo una cuestión de educación y urbanismo sino un gesto que marca la relación que queremos tener con la otra persona. “Con tu saludo también trasmites tu forma de ser. Lo mejor es actuar con normalidad”, concluye.

El responsable de la Escuela internacional de Protocolo pronostica la desaparición de los dos besos a las mujeres en el terreno profesional. De la misma opinión es la especialista en comportamiento no verbal Susana Fuster, que califica ese ademán de “arcaico, paternalista y poco profesional” en el contexto laboral. La autora de ‘Hijos que callan, gestos que hablan’ asegura que en la era poscovid seremos más flexibles a la hora de saludar en los negocios.

“Antes de la pandemia dábamos la mano de manera inconsciente y automática. Creo que será difícil prescindir del típico apretón, un gesto muy arraigado en Occidente que se remonta a la época de los romanos, que se daban la mano como señal de que no ocultaban armas y venían en son de paz. Pero seremos más precavidos a la hora de darlo y lo usaremos solo en determinados contextos o con algunas personas con las que tenemos una relación laboral más cercana”, resume Fuster. 

En los negocios, la primera impresión es fundamental. “Si optamos por prescindir de un buen apretón de manos deberemos reforzar otras estrategias comunicativas no verbales imprescindibles para generar conexión y confianza: contacto ocular, cara amable y cuerpo inclinado hacia nuestro interlocutor sin invadir su espacio pero en señal de interés y cercanía”, resume Fuster.

Tanto Fuster como Correa admiten que, en la actual fase de la pandemia, nos está costando adaptarnos a los nuevos saludos. “Nos seguimos sintiendo un tanto ridículos cuando sustituimos el apretón de manos por el choque de puños o codos. Nos sigue produciendo cierta incomodidad y no nos surge de manera espontánea”, destaca Fuster. Correa, por su parte, vaticina que el choque de puños no se instalará en las reuniones labores sino que quedará relegado a la gente más joven y a los ámbitos más relajados.

Reportaje sobre los saludos en los últimos coletazos de la pandemia.

El choque de puños quedará, según los expertos, para la gente más joven / David Castro

En la televisión, el abrazo no ha desaparecido. Al menos, así sucede en 'El Hormiguero', donde los invitados son recibidos con abrazos o dos besos. “O con el puño, si así lo prefieren”, explican fuentes del programa, que recuerdan que todos los que entran al plató sin mascarilla se han realizado previamente un test de antígenos.

En política, mientras, las distancias se marcan mucho más. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha adoptado el saludo que mezcla dos tradiciones: la árabe (llevarse la mano al pecho) y la japonesa (inclinar la cabeza).  En su último encuentro con víctimas del terrorismo, sin embargo, ofreció directamente su mano en señal de cercanía. Y con su homólogo francés, Emmanuel Macron, hubo mucho contacto físico durante su largo saludo en la reunión de Versalles. 

El presidente de la Escuela Internacional de Protocolo cree que la mano al corazón es una forma de saludar tan alejada de nuestra cultura que no se impondrá en el terreno empresarial. Pero sí que puede abrirse un hueco en las altas instituciones. El rey Felipe VI se lleva la mano al corazón desde el inicio de la pandemia, el mismo gesto que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, utiliza para recibir a las autoridades en la cámara baja. Otros políticos, como la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, tiene muchos menos reparos en seguir dando besos, incluso a los periodistas. 

El Presidente del Gobierno Pedro Sanchez recibe a la primera ministra de la República de Finlandia, Sanna Marin.

El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe a la primera ministra de la República de Finlandia, Sanna Marin. / David Castro

Susana Blasco, graduada y máster en Protocolo Oficial y especialista en Protocolo Oficial, asegura que el protocolo no es rígido sino sentido común. “Está para facilitar y no complicar. Un acto oficial del Rey se puede alargar muchísimo. No es lo mismo saludar a una persona que a 17, así que creo que el monarca estirará en el tiempo esa manera de saludar”, explica. Al igual que Correa y Fuster, Blasco destaca que en la era poscovid se desterrarán definitivamente los dos besos a las mujeres en el terreno laboral. “No es un gesto moderno y, además, puede provocar incomodidad. ¿Acaso a la otra persona le apetece que tú le des dos besos?”, concluye.

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