Violencia juvenil

Los pandilleros compran sus machetes a 20 euros

Grandes cuchillos como los se han usado en dos crímenes en Madrid se venden baratos con la condición de no mostrarlos en la calle

Machetes comprados en el centro de Madrid. FOTO JOSÉ LUIS ROCA

Machetes comprados en el centro de Madrid. FOTO JOSÉ LUIS ROCA / José Luis Roca

Juan José Fernández

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Como si fuera una gorra más o un llavero de la Legión, el dependiente de Ranger, tienda de efectos militares del centro de Madrid, pasa por el lector de códigos de barras de la caja el lomo negro de un machete de 40 centímetros de afilado acero negro. Son 12,95 euros lo que cuesta el “Amazonas”, el más barato de los ejemplares que se exhiben no en el escaparate, sino en un anaquel interior. Otro, de similar tamaño y con pixelado militar llamado "Desert Storm", le ha salido a este diario por 18,45. “No es necesaria licencia, no está prohibido tenerlo ni comprarlo; únicamente no lo muestre por la calle”, explica el vendedor.

Madrid es una ciudad azorada este lunes por las tremendas cuchilladas que han costado la vida a dos de sus jóvenes (uno de 15 años, el otro de 25) y heridas a otros tres en cuatro reyertas de fin de semana. Uno de ellos, un muchacho magrebí, llegó al Hospital Infanta Cristina de Parla la madrugada del domingo con un brazo semiamputado.

Todas las víctimas presentaban parecidas heridas medievales, cortes en el tórax y las manos, tajos lumbares de grandes armas blancas. Los testigos de las reyertas refieren la presencia de grupos de hasta diez atacantes con cuchillos y machetes.

Son ya cuatro jóvenes muertos de esta forma en lo que va de año. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, declaró el domingo que se van a tomar “medidas necesarias y precisas” contra la violencia de bandas juveniles. Y el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha pedido una reunión urgente a la Delegación del Gobierno central entre peticiones de partidos de un mayor controlen la venta de cuchillos. Pero todas las autoridades se esfuerzan en repetir que la capital es una ciudad segura.

Machetes comprados en el centro de Madrid.

Machetes como los usados por las bandas juveniles, comprados por EL Periódico en el centro de Madrid. / José Luis Roca

La Policía investiga las dos últimas muertes como propias de una guerra entre Dominican y Trinitarios, bandas mayoritarias entre los pandilleros latinos de Madrid. “Pero machetes como los que se han visto este fin de semana los llevan también españoles, marroquís…”, aclara una fuente de la Jefatura Superior de Policía.

Muchos cuchillos

No hay censo de machetes en ninguna ciudad española, porque la posesión de estas armas no obliga a licencia ni a su registro policial, como las armas de fuego. Madrid tiene “cientos de machetes circulando en sus noches de botellón”, asegura José Luis Simón, dueño de la cuchillería con más tradición de Madrid. Su cálculo se basa en el precio: “Para venderlos a 20 euros hay que comprar una partida muy grande y de fabricación brasileña o asiática. Y si se compra una partida grande es porque tienen salida”.

En la cuchillería Simón, puro centro de Madrid, aparece de vez en cuando la Policía o la Intervención de Armas de la Guardia Civil a preguntar si ha pasado por allí alguien raro y a recomendar cuidado en la venta. “Pero no es necesario: aquí no puede entrar un menor si no es acompañado; y aquí no se puede entrar sólo a mirar”, explica Simón.

Sus machetes de cuchillería profesional, a más de 200 euros la pieza, no son los que compra un pandillero. Los delincuentes juveniles los adquieren en tiendas de militaria o, mucho más, “en almacenes de chino con herramientas de jardinería”, relata una de las fuentes policiales. Ahí se ven enormes cuchillos con tosca empuñadura, menos lustrosos que los que ha adquirido este diario. “Son los que en Venezuela, Colombia, Centroamérica y Brasil se usan en la agricultura, y los que aprendieron a usar algunos pandilleros en sus países”, explican en la Policía. Su precio ronda los 15 euros.

Cortacañas baratos

La compraventa de estos cuchillos se mueve en la difusa línea legal que separa la herramienta agrícola del arma mortal. La venta es libre y legal, y el uso… “depende del dónde y del quién: no es lo mismo un jardinero con un machete en un parque que un chaval de 16 años en ese parque y con ese machete, uno trabajando y el otro en un botellón”, explican las fuentes policiales. La lista oficial de “armas prohibidas” de la Guardia Civil, basada en un Real Decreto de 1993 que renovó el Reglamento de Armas, solo cita una vez al machete, proscribiendo su “uso particular” si “forman parte de armamentos debidamente aprobados por autoridades”. O sea, el texto legal se preocupa de que un civil no use para sus asuntos una bayoneta o un sable del Ejército, pero no prevé esta era moderna de mandobles en las discotecas.

Los machetes que se venden baratos escapan de esa categoría. También los que ofrecen online la madrileña Cuchillosnavajas.com, la albaceteña Desenfunda.com o la alicantina Machetesynavajas.com, presentados en sus páginas web como “cortacañas” pese a que lleven en su nombre comercial reclamos que nada tienen que ver con la pacifica vida campesina, como “hunter”, “black panter” o “espartano”.

Los dos primeros detenidos por las muertes del fin de semana en Madrid son un ecuatoriano de 27 años y un español de 20, también con origen latinoamericano. Desde septiembre pasado, la Policía Nacional investiga a las bandas juveniles en el Operativo Hispania, que implica a las brigadas provinciales de Información. Se centra en los usuarios, y no en los suministradores porque “es difícil ponerle puertas al campo”, dice uno de sus agentes. Pero sus compañeros a pie de calle se quejan de la facilidad de acceso de menores a este tipo de objetos.

“¿El machete hace daño, y un cutter no?”, pregunta, y a la vez explica, el dueño de la Cuchillería Simón. “El problema es la educación de esos jóvenes, no la herramienta. Si alguien ataca con un cuchillo jamonero, ¿qué hacemos? ¿Empezamos a pedir a los clientes un carné de cortador de jamón?” Y, sabiendo que habla con un diario de Barcelona, abunda: “Si un asesino mata con un furgón en la Rambla… ¿prohibimos los furgones?”

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