Entrevista

Kieran McGrath: "La Iglesia española tiene la oportunidad de aprender de los errores de Irlanda o EEUU"

El experto irlandés en delitos sexuales defiende la creación de una comisión de investigación independiente, sin políticos, en la que se escuche y se cuide a las víctimas

Kieran McGrath, especialista en el estudio del abuso sexual.

Kieran McGrath, especialista en el estudio del abuso sexual.

David Laguía

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Auditó varias investigaciones en su país, Irlanda, sobre los abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia. Fue el primero en escribir un artículo periodístico sobre ello, en 1992, en el Irish Times, cuando nadie se atrevía a verbalizar públicamente un problema de una magnitud dantesca que permanecía oculto. Ahora, Kieran McGrath trabaja en Valencia como consultor privado especializado en temas de abuso sexual sobre menores.

¿Ha servido el trabajo realizado en Irlanda para dar algo de paz a las víctimas?

Sí, por supuesto. No es posible cambiar el pasado, pero ha sido muy importante para su reafirmación y su reivindicación.

El Papa Francisco llegó a pedir perdón a las víctimas de Irlanda. ¿Hasta qué punto eso es importante para los afectados?

Para la gente que tenía fe y la ha mantenido era importante que el papa les pidiera perdón. Es muy triste porque muchas víctimas son personas religiosas y tienen desilusión con la Iglesia. Sienten que les han robado no solo su infancia, sino también su fe.

¿Qué secuelas a largo plazo dejan estos abusos en las víctimas?

Sufren un trauma, muchas dudas sobre la culpabilidad, falta de confianza, un impacto muy fuerte respecto a la sexualidad... y si el abusador es miembro de una orden religiosa, hay un extra. El abuso cometido por un sacerdote se parece bastante al que se produce dentro del ámbito familiar. Si tu agresor es un extraño, no hay conexión... está claro que es blanco o negro, entre un malo y un bueno. El cura es casi como de la familia, porque frecuentemente los sacerdotes que abusan son amigos de los padres de la víctima o personas con influencia y de confianza. El impacto cuando la persona es así es mucho más dañino que cuando se trata de un desconocido. Y también para las personas de fe, ser víctimas de un cura, que se suponía que era una buena persona, era muy desilusionante.

¿Cree que la magnitud del problema de los abusos sexuales en el entorno de la Iglesia podría ser en España similar al sufrido en Irlanda, donde un informe habla de más de 25.000 víctimas?

Lo más probable es que la magnitud sea parecida porque son culturas similares. Debe haber muchas víctimas por salir, que serán ya adultos, ya que aquí la Iglesia en el pasado también era muy poderosa.

¿Cómo cree que debería proceder la Iglesia española?

En Irlanda, los errores de la Iglesia fueron exactamente los mismos que en otros países, como en Estados Unidos. El error fundamental era tener una actitud defensiva y muy poco cooperativa, y no cuidar a las víctimas. Por ejemplo, en Estado Unidos, en lugar de buscar ayuda de especialistas en esta área, la Iglesia buscó abogados para proteger sus bienes. Al final, irónicamente, perdió mucho dinero. Además, intentaron proteger su reputación e, irónicamente también, la caída de su reputación ha sido enorme. Exactamente lo mismo ocurrió en Irlanda. En este momento la Iglesia irlandesa ha pagado millones en indemnizaciones y su reputación está muy dañada. Ahora mismo en Irlanda hay órdenes religiosas que casi están en bancarrota por ello. El fenómeno no es exclusivo de la Iglesia, porque, por ejemplo, la BBC tuvo los mismos errores en el caso del presentador Jimmy Savile. Creo que en este momento la Iglesia española tiene la oportunidad de aprender de los errores de la de Irlanda o de Estados Unidos. Pero la gran lección de la Historia es que la gente no aprende de ella y es probable que la Iglesia española también cometa los mismos errores con una actitud defensiva.

¿Cómo valora la propuesta del Congreso de los Diputados de crear una comisión de investigación independiente?

En Irlanda se creó una comisión de investigación judicial independiente para examinar los abusos cometidos y entender su dinámica. Fue muy importante abrir ese proceso. Eso sí, debe ser independiente y no formada por políticos con sus prejuicios. Hay que evitar que la formen tanto gente que sea muy cercana a la iglesia como personas que sean muy hostiles con ella. Es necesario un equilibrio, con personas con una mente abierta.

¿Qué le parece que haya partidos políticos que se hayan posicionado en contra de la comisión?

No tiene sentido. En España tenemos la tradición de la Guerra Civil de «mejor no preguntar, el pasado es el pasado y tenemos que olvidar y empezar de cero», pero eso es un error, especialmente cuando hay personas que están sufriendo y no han tenido reconocimiento.

¿Qué efectos tiene para una víctima denunciar estos hechos?

En general el impacto es muy positivo, es muy terapéutico. En Irlanda fue muy importante que se escucharan sus historias y que les dijeran que les creían, e incluso que se escribieran en un informe oficial del Estado.

¿Y cómo ayuda al resto de víctimas que haya algunas que se lancen a denunciar estos actos? ¿Tiene un efecto llamada?

Por lo general las víctimas son más valientes y tienen más confianza cuando ven a otras que denuncian los abusos que han sufrido para decir "yo también, me too". Pero también hay casos en los juzgados, donde hay mucho conflicto, cuyo impacto es negativo y provoca que otros digan "lo siento pero yo no". Por eso tener un fórum y un proceso para indemnizar sin ese ambiente del juzgado es mucho más positivo.

El Arzobispado de Valencia ha hecho hincapié en que el problema de los abusos sexuales no es solo de la Iglesia sino de toda la sociedad. ¿Por qué consideramos que es tan relevante abordar de manera significativa lo ocurrido dentro de la Iglesia?

Es cierto que la Iglesia no tiene el monopolio en cuanto a abusos sexuales, pero el abuso en el contexto religioso tiene sus propios aspectos especiales. La Iglesia asume un estatus muy alto de moralidad, por eso su deber es mayor, precisamente porque se asume que tiene un mensaje de moralidad. Además, la sociedad deposita en ella mucha confianza.

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