Reto demográfico

Los mapas de la Catalunya vaciada

La población del 37% de los municipios catalanes descenderá durante la próxima década, según las proyecciones del Idescat

La Catalunya despoblada saca músculo con grupos de presión similares a la España Vaciada

Pueblos con empleo, pero sin habitantes

Catalunya vaciada - ilustración

Catalunya vaciada - ilustración

Ricardo Mir de Francia

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Catalunya tiene un importante desequilibrio territorial. Casi el 95% de sus 7,7 millones de habitantes viven en 300 municipios de más de 2.000 habitantes, concentrados fundamentalmente en la provincia de Barcelona y el litoral que se extiende de Portbou a Alcanar. El resto vive desperdigado por sus 647 municipios restantes, pueblos mayoritariamente de la Catalunya rural más envejecida y ninguneada por el desarrollo económico. Es allí donde se concentra el problema de la despoblación, un fenómeno que comenzó con la industrialización del siglo XIX en el arco metropolitano de Barcelona y se agudizó con la mecanización de la agricultura a partir de 1950, que fue progresivamente vaciando de jornaleros el campo catalán.

Por todos lados surgen ahora iniciativas para tratar de revertir la sangría demográfica, pero no será fácil ni rápido. Las estimaciones del Institut Demogràfic de Catalunya (Idescat) apuntan a que 354 de los 947 municipios catalanes perderán población en el período comprendido entre 2018 y 2033. Nada menos que el 77% de los pueblos de las Terres de l’Ebre (Baix Ebre, Montsià, Terra Alta, Ribera d’Ebre), el 68% de los municipios del Ponent leridano (Noguera, Segrià, Pla d’Urgell, Urgell, Segarra y Les Garrigues) y el 61% del Alt Pirineu y Aran (Alta Ribagorça, Alt Urgell, Baixa Cerdanya, Pallars Jussà, Pallars Sobirà y Vall d’Aran).

Riesgo extremo de despoblación

Las pérdidas se concentrarán en los núcleos de población de menos de 500 habitantes. Pero no solo. Alcanar (-4.7%), Vilafant (-4.5%) y Agramunt (-3%) son los municipios de más de 5.000 habitantes con peores perspectivas demográficas, según las estimaciones del Idescat. De ese mundo en declive hay 200 pueblos que se enfrentan a un “riesgo extremo de despoblación”, según un estudio de la Universidad de Lleida publicado el año pasado. “Son municipios con un volumen de población muy bajo y unas perspectivas de futuro extremadamente negativas, especialmente en lo que respecta a su crecimiento vegetativo”, asegura Josep Ramon Mòdol, coautor del estudio junto al también geógrafo, Ignasi Aldomà.

“Tienen una población muy envejecida que les impedirá crecer a corto y medio plazo a menos que haya una entrada de inmigrantes jóvenes, seguramente de origen extranjero, porque Catalunya lleva varios años con un crecimiento vegetativo negativo”. Esos 200 pueblos no son, sin embargo, más que la punta del iceberg porque, según Mòdol, la mitad de los pueblos catalanes se enfrentan al riesgo de despoblación, un concepto basado en media docena de indicadores, como la población menor de 15 años, el saldo migratorio o la evolución del empleo en cada municipio.

“Eso no significa que vayan a desaparecer, sino más bien que están inmersos en un círculo vicioso que les impedirá mantener su volumen de población si no se revierten los problemas de vivienda, la falta de actividad económica o el déficit de infraestructuras”, afirma el geógrafo. La pandemia ha dado un respiro al mundo rural, pero no está claro si la tendencia se mantendrá. Un estudio reciente de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Centre d'Estudis Demogràfics asegura que, en toda España, los movimientos de población hacia los municipios rurales aumentaron un 20.5%, mientras que las salidas se redujeron un 12.6%.

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