Pleno del Congreso

El Gobierno salva por la mínima las discutidas mascarillas en exterior

Darias señala entre reproches que la controvertida restricción “está cada vez más cerca” de ser derogada, ante la caída de los contagios

La ministra de Sanidad dice que la mascarilla en exteriores seguirá «el mínimo imprescindible»

La ministra de Sanidad dice que la mascarilla en exteriores seguirá «el mínimo imprescindible»

Juan Ruiz Sierra

Juan Ruiz Sierra

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Apurando al máximo el tiempo de convalidación parlamentaria del decreto ley que recuperó su obligatoriedad, el Gobierno logró este martes aprobar por la mínima las discutidas mascarillas en el exterior, una medida en vigor desde finales de diciembre. En un momento en el que el pico de la sexta ola parece quedarse atrás, cuando las comunidades empiezan a relajar las restricciones que aprobaron ante las Navidades, el Congreso dio el visto bueno al texto que obliga a usar la prenda al aire libre, aunque se respete la distancia de seguridad. Sigue sin estar claro hasta cuándo continuará en vigor la restricción. “El tiempo estrictamente necesario. Vamos por el buen camino. Estamos cada vez más cerca”, dijo la ministra de Sanidad, Carolina Darias, sin justificar el porqué de la iniciativa. 

Todo lo que rodea a las mascarillas en el exterior está repleto de contradicciones. Uno tras otro, los estudios concluyen que la medida resulta muy poco efectiva, ya que los contagios de coronavirus al aire libre son infrecuentes. La mayoría de los expertos cargan contra el enfoque, informan Patricia Martín y Beatriz Pérez. “Es una medida que no tiene ninguna justificación científica”, señala Benito Almirante, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d’Hebron. “Contribuye a la fatiga pandémica y no creo que sea una medida tan eficaz”, añade José María Molero, portavoz de enfermedades infecciosas de la Sociedad de Médicos de Familia SemFyc. 

Pero a mediados de diciembre, cuando llegó esta sexta ola causada por la variante ómicron, mucho más infecciosa que las anteriores, varios gobiernos autonómicos reclamaron que se volviese a instaurar su obligatoriedad, derogada el pasado varano. El Gobierno central recogió el guante: durante la conferencia de presidentes celebrada dos días antes de Nochebuena, el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y los mandatarios de las comunidades aprobaron por unanimidad recuperar la prenda cuando se pasea por la calle, pese a que después cualquier ciudadano puede acudir al interior de un bar o restaurante y pasar varias horas allí con la nariz y la boca al descubierto. 

Ahora, cuando la incidencia acumulada bordea los 2.700 casos por cada 100.000 habitantes diagnosticados en los últimos 14 días (entonces se situaba en 784), muchos de los que apoyaron la medida, que no está vigente en la inmensa mayoría de los países del entorno europeo, se distancian de ella. Sobre todo, el PP, que votó en contra. Castilla y León, Galicia y Madrid, comunidades gobernadas por los conservadores, consideran que ya va siendo hora de retirar la obligatoriedad de la mascarilla al aire libre, ante el lento descenso de los contagios experimentado durante los últimos días. “¿Con qué criterio decide el Gobierno que sigamos manteniendo las mascarillas al aire libre en estos momentos?”, se preguntó en Twitter la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Pero el cambio de criterio también se extiende a los territorios socialistas. Castilla-La Mancha, por ejemplo, se mostró partidaria de derogar la medida en la próxima cita, sin fecha por el momento, de la Comisión de Salud Pública, que reúne a los técnicos del Ejecutivo y las autonomías. 

Las pensiones

En cualquier caso, las mascarillas en exterior fueron aprobadas por la mínima, entre reproches de la oposición, incluidas las de los socios tradicionales del Gobierno. Ante la posibilidad de que el real decreto no fuese convalidado, el Ejecutivo añadió en el último momento al texto dos medidas que nada tenían que ver: la revalorización de las pensiones no contributivas con arreglo al IPC de 2021 y la contratación de sanitarios. Se trata de un ardid habitual en el trámite parlamentario, pero bastante filibustero, que provocó que los grupos de izquierda tuvieran muy difícil oponerse al decreto, que incluía todo el paquete. La mayoría de aliados, como ERC, Bildu y Más País, se abstuvieron. La iniciativa salió adelante por solo seis votos de diferencia: 155 a favor, 149 en contra y 26 abstenciones.