Violencia machista

¿Cómo funciona el cerebro de un maltratador?

Una investigadora bucea en la mente de los agresores machistas, que funciona de manera diferente con sus parejas que con el resto del mundo

Agar Marín, doctora en Psicología por la Universidad de Granada, investiga el funcionamiento cerebral de hombres condenados por violencia de género.

Agar Marín, doctora en Psicología por la Universidad de Granada, investiga el funcionamiento cerebral de hombres condenados por violencia de género. / ShutterStock

Violeta Molina Gallardo

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¿Difiere el

cerebro de los maltratadores

a nivel anatómico y funcional a los de otros hombres? La investigadora española Agar Marín estudia las variables neurocientíficas que puedan influir en la violencia de género y ha descubierto que los agresores machistas muestran una actividad cerebral distinta a la de otros hombres en cuestiones relacionadas con la toma de decisiones morales, la empatía y la regulación emocional.

Marín, doctora en Psicología por la Universidad de Granada, investiga el funcionamiento cerebral de hombres condenados por 

violencia de género

 para conocer si hay variables neurocientíficas que contribuyan al maltrato con el objetivo de ampliar el conocimiento que se posee de un fenómeno tan complejo y multicausal para ayudar a reducir su prevalencia y la reincidencia.

"Hemos encontrado que los maltratadores tienen un patrón específico ante situaciones de violencia de género, pero no se puede contemplar en ningún momento como un daño, ya que muestran un funcionamiento cerebral normal ante situaciones que no son de violencia de género. En ningún momento esto puede merecer una reducción de su responsabilidad penal", explica Marín a 'El Periódico de España'.

Un maltratador no nace, se hace

"Un maltratador no nace, sino que se hace mediante la educación 

y todas las situaciones que va viviendo en esta sociedad patriarcal. Es el ambiente, no nace siendo maltratador, no es una herencia, su cerebro se moldea a través del contexto", incide.

La investigadora deja bien claro que estas variables no son determinantes, no causan el maltrato, sino que son uno de los factores (además de los sociales, ambientales y psicológicos) que contribuyen a que se ejerza la violencia: "No estamos hablando de daño cerebral, sino de variables neurocientíficas que contribuyen a ejercer la violencia, pero no la causan por sí mismas. Forman parte de un conjunto de variables sociales, educativas e individuales de cada persona, por eso es importante estudiarlas para tener una visión completa".

Durante mucho tiempo ha habido rechazo a evaluar el funcionamiento cerebral al considerar que era una forma de justificar la violencia y Marín matiza que se trata justo de lo contrario, de disponer de más información para mejorar los tratamientos, la prevención y reducir la incidencia del maltrato: "Tenemos que saber qué pasa con las variables neurocientíficas, no podemos obviarlas. Si hay algo que no se analiza estamos perdiendo información sobre factores que pueden resultar útiles para luchar contra la violencia".

Marín ha llevado a cabo distintos experimentos para estudiar los mecanismos cerebrales de los agresores machistas mediante el análisis de resultados de resonancia magnética. Su investigación se enmarca dentro de un proyecto que evalúa el funcionamiento cerebral de los maltratadores y las secuelas que la violencia provoca en las mujeres víctimas.

En primer lugar, evaluó los mecanismos cerebrales de hombres maltratadores cuando procesaban dilemas morales sobre violencia de género. Para hacerlo, sometió a un grupo de condenados por maltrato y a otro grupo de hombres condenados por otro tipo de delitos a distintos dilemas morales, tanto sobre violencia machista como sobre otras situaciones de violencia.

Marín halló que la respuesta de ambos grupos era similar ante los dilemas sobre violencia general, sin embargo, la actividad cerebral difería al plantear el dilema sobre maltrato machista: debían responder sí o no ante la pregunta de si ejercerían violencia, ya fuera física o psicológica, contra su pareja si tenían un problema determinado con ella.

Los delincuentes activaron las áreas cerebrales responsables de los dilemas, pero los maltratadores, no.

No existe disfunción cerebral

"Esto nos sugiere que no tienen una disfunción cerebral, porque activan dichas áreas ante ciertos dilemas, pero parece que decidir si maltratan o no a su pareja no les supone un conflicto moral", subraya. También que se deben plantear tratamientos psicológicos específicos para hombres maltratadores orientados a cambiar su sistema de valores machista.

En este estudio se descubrió además que los agresores machistas presentaban una alta tasa de "deseabilidad social", esto es, respondían en función de lo que creían más adecuado, no de lo que realmente pensaran.

"La muestra que he evaluado muestra un tipo de maltratador que fuera de casa es empático, regula sus emociones y es moral, lucha por los derechos de los demás, pero en su casa maltrata a su mujer y es poco empático con ella. En otros estudios, a nivel psicológico, ya se había encontrado que los maltratadores se consideran personas morales y defienden sus creencias hasta tal punto que se autoengañan si es necesario para mantener su autoconcepto moral", asevera Marín.

Como el procesamiento moral está relacionado con el emocional, la investigadora llevó a cabo un segundo experimento para evaluar la regulación emocional en agresores machistas.

En esta ocasión se comparó a tres grupos diferentes de hombres: maltratadores, otros delincuentes e individuos sin antecedentes penales. Dentro de la máquina de resonancia magnética, se les pidió que respondieran a distintas imágenes aumentando su emoción al máximo, reduciéndola todo lo posible y observándolas sin regular sus emociones. Las imágenes eran relativas a violencia de género, otras neutras y otras, desagradables.

El hallazgo es que los maltratadores activaban las mismas zonas cerebrales que el resto ante imágenes desagradables, pero su actividad difería con las relativas al maltrato: "Al cruzar los datos con test psicológicos, se relacionaba esta activación diferencial con una peor empatía y con estrategias desadaptativas de regulación emocional, lo cual podría indicar que muestran menor empatía con sus parejas, pero no en otras situaciones".

"La tesis arroja esperanza para los tratamientos psicológicosNo es que no tengan capacidad para regular sus emociones, empatizar o ser personas morales, por lo que con tratamientos enfocados y personalizados se puede trabajar en esos aspectos hacia sus parejas", sostiene la investigadora.

Los resultados de sus estudios han sido recogidos en su tesis doctoral "Mecanismos cerebrales de la toma de decisiones morales y la regulación emocional, reevaluación cognitiva y empatía, en hombres condenados por violencia de género", que ha resultado finalista en los premios de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género a las tesis doctorales sobre violencia contra la mujer para el año 2021.

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El 016 atiende a las víctimas de todas las violencias contra las mujeres. Es un teléfono gratuito y confidencial que presta servicio en 53 idiomas y no deja rastro en la factura. También se ofrece información a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y asesoramiento y atención psicosocial mediante el número de Whatsapp 600 000 016. Además, los menores pueden dirigirse al teléfono de ANAR 900202010Todos los recursos contra la violencia de género.