Escasos incidentes

El nuevo toque de queda vuelve a dejar vacías las calles de Barcelona

Patrullas de Mossos y Guardia Urbana informaron a los grupos de la restricción de movilidad nocturna

Solo un alunizaje en el barrio de Sants rompió la calma en una noche calificada por la policía de "tranquila"

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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Calles vacías y sin incidencias. Esa fue la tónica general en la primera noche de toque de queda por la sexta oleada de la pandemia de covid-19. Las acercas y las calzadas de Barcelona se vaciaron de una de la madrugada a las seis de la mañana. Los empleados de servicios públicos y las personas que volvían o se dirigían a trabajar (y quizás algún que otro despistado) era la única presencia que se detectó. Cuando faltaba una media hora para la una de la madrugada, patrullas de la Guardia Urbana de Barcelona empezaron a informar a los grupos que estaban alargando la noche en el paseo del Born que quedaría restringida la movilidad. En este punto céntrico de de la ciudad, la presencia policial también se ha hecho notar con la circulación de patrullas de la Guardia Urbana y de los Mossos d'Esquadra. "Noche tranquila", aseguró a EL PERIÓDICO los porta voces de la policía de la Generalitat y de los agentes locales. Solo un alunizaje en una tienda del barrio de Sants rompió esa calma.

Agentes de la Guardia Urbana informan del toque de queda a unos jóvenes en la plaza Reial.

Agentes de la Guardia Urbana informan del toque de queda a unos jóvenes en la plaza Reial. / Jordi Otix

Cuando pasaban pocos minutos de la medianoche de este jueves, restaurantes y bares del paseo del Born, una de las zonas concurridas de la capital catalana, comenzaron a recoger las terrazas y a bajar las persianas para cumplir con el toque de queda decretado por la Generalitat y que recibió el mismo jueves el aval del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC). De hecho, cuando todavía faltaba una media hora para que el reloj llegar a la una de la madrugada agentes de la Guardia Urbana recordaron a los pocos grupos de personas que todavía quedaban en la zona que debían desalojarla. La escena repitieron en otros enclaves del centro de la ciudad, según informa la agencia ACN.

Los policías locales también se dedicaron a informar a los transeúntes de la obligatoriedad de llevar la mascarilla en el exterior, una medida endurecida en este caso por el Gobierno español y que también entró en vigor este viernes. Los tapabocas volvieron a la calle después de meses, a pesar que muchos ciudadanos siempre se han resistido a quitárselo ni cuando paseaban por la calle. El miedo a resultar infectado del covid y la alarma creada por las diferentes oleadas de pandemia han provocado la resistencia a dejar la mascarillas en casa y a olvidarse de ella.

La primera noche, información

El trabajo de los agentes en la primera noche de toque de queda fue sobre todo informativo. A partir de la una de la madrugada, por las calles de la ciudad, como los del Born o en la Rambla, se encontraban pocas personas y eran testimoniales los grupos de gente que había en el centro de la capital catalana. Prácticamente solo circulaban taxis, autobuses y camiones de recogida de basura. En l'Eixample no se produjo ningún altercado. "La gente se iba a su casa ya antes de la una de la madrugada y se fueron despejando las calles", insistieron fuentes de la Guardia Urbana de Barcelona.

Guardia Urbana en moto patrulla por la Rambla la madrugada de este viernes.

Guardia Urbana en moto patrulla por la Rambla la madrugada de este viernes. / Jordi Otix

En la primera noche de aplicación del toque de queda, a las puertas de las fiestas de la Navidad, la medida se aplicó sin incidentes y la noche transcurrió con absoluta normalidad, recalcaron fuentes de los Mossos. Según datos de la Conselleria de Interior, cada turno de noche de los Mossos d'Esquadra se reforzará con 50 patrullas de seguridad ciudadana y 16 de orden público, lo supondrá casi 700.000 euros en horas extras entre el 24 de diciembre y el 9 de enero.

Tras el aval por parte del TSJC al toque de queda y a la restricción de las reuniones a 10 personas, el 'conseller' d'Interior, Joan Ignasi Elena, hizo un llamamiento a la responsabilidad de la ciudadanía y pidió una "respuesta cívica" a las nuevas medidas. Recordó que los Mossos están "agotados" después de todo el esfuerzo por la pandemia, motivo por el cual apeló a la ciudadanía. "Son mucha gente, muchas horas y mucho servicio, no podemos estirar más, somos los que somos", explicó.

En la primera noche del nuevo toque de queda se cumplió esa "respuesta cívica" requerida por el Ejecutivo catalán. La medida durará, de entrada, 15 días y la verdadera prueba de fuego será la Nochevieja. Además de las restricciones de movimiento de 1 a 6 de la mañana y la limitaciones de las reuniones, el Gobierno catalán también decretó el cierre del ocio nocturno y la disminución del aforo en el interior de los restaurantes, con lo que la prohibición de andar o circular por las calles durante la madrugada es más fácil de cumplir.