Mujeres en prisión

“La cárcel es como un barrio. De mierda, pero un barrio”

Presas de Can Brians hablan sobre su vida en el centro en el documental ‘Breathe’, de Susanna Barranco

Una de las presas que ha participado en el documental 'Breathe' de Susanna Barranco

Una de las presas que ha participado en el documental 'Breathe' de Susanna Barranco / VÍDEO SUSANNA BARRANCO

Toni Sust

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Pili, visiblemente nerviosa, se pregunta al principio: “¿Esto es una peli? ¿Un documental? No, no es lo mismo”. Ella es una de las siete presas de Can Brians I que aparecen en ‘Breathe’ (Respirar), de Susanna Barranco, autora de varios documentales que, dice, “siempre giran alrededor de problemáticas que tienen relación con las mujeres”. Ha hecho documentales sobre mujeres y transexuales que han sufrido violencia machista (‘Ferides’), sobre los maltratadores de mujeres (‘Buits’), sobre prostitutas (‘Nues’), sobre los menores inmigrantes (‘Caure del niu’).

Breathe’ se proyecta en los Cinemes Girona del 9 al 14 de diciembre y se verá en marzo en Sense Ficció (TV3). “He hecho una radiografía rápida de lo que encarcelamos. Y lo que encarcelamos es la pobreza. Tu clase social te lleva o no a acabar en el talego”, cuenta Barranco.

“Una isla pequeñita”

Pili enseña su celda. Ella es la única que da su nombre. Sonríe de vez en cuando, le cuesta acostumbrarse a que la graben: “Esto es una isla pequeñita, tenemos nuestra farmacia, nuestra tienda. Es como un pueblo perdido. Para mí es un barrio. De mierda, pero un barrio”.

 “Llevo bastante presa, desde 2010. Me queda un año y ocho meses. ¿Por qué robaba? Por toxicómana”, cuenta otra presa, que añade: “Yo quiero salir libre y mantenerme libre, formar un hogar. Saldré con 34 años”.

Un paquete en el aeropuerto

“No me sentía bien conmigo misma, pensaba que haciendo ese viaje el dinero que me aportaría me permitiría cambiar de vida, huir de todo lo que me hacía mal”, expone una brasileña, que da a entender que en el Aeropuerto de Barcelona le encontraron el paquete de droga que trasladaba. Una escena que recrea porque Barranco utilizó sus conocimientos teatrales para que las presas se expresaran mediante esa vía.

“Soy carterista, me quedan tres meses para salir. Tengo otra oportunidad para cambiar mi vida. Esto me ha separado de mi familia, me duele mucho”, dice una chica que enseña cómo abría las mochilas de la gente: “Miro si hay dinero, devuelvo la cartera, solo cojo el dinero”. Cuando la detuvieron, 14 órdenes de busca y captura pesaban sobre ella. “Estaba con mi madre en el coche. Me dejaron fumar un cigarro antes de llevarme al calabozo”.

A Pili también le encontraron un paquete. Enseña las fotos que tiene en la pared. Fotos de sus hijos, de un hombre: “Es del que estoy enamorada”. De otro: “Él es mi pareja carcelaria. No lo veo casi. 40 minutos con la cristalera y 20 minutos en el cole. No me trae ni un cigarro”.

“Felicidades, mami”

“No he sabido disfrutar de la vida, tuve una relación muy tóxica que me cortó las alas”. Lo cuenta una chica que en la pared tiene una foto con un niño. Y un dibujo firmado: “Felicidades, mami”. “Cuando una es madre se da cuenta delo que hemos hecho sufrir a nuestras madres. Tengo mucho que agradecer a mi madre. Si no hubiera sido por ella no se que hubiera sido de mi hijo, tenía dos años y ella no lo conocía”.

Otra presa: “Fui a Correos con mi hija, me dijeron que esperara un momento. Y detrás, un secreta. Yo estafaba a Endesa y cobraba el dinero a través de Correos. Cinco años estuvimos haciéndolo. Mi familia lo vio por la tele y me dejo de lado. A mi hija se la llevaron a un centro de menores. No debía hacer eso. Pero estaba enganchada a la coca. Fuera de la cárcel fui buena madre y buena hija pero no buena persona. Ahora soy una buena persona y una mala madre, por estar aquí y dejar a mis hijos abandonados”.

La intimidad

Otra mujer: “Tengo cuatro niñas de distintos padres. Cuando he estado mal le he dicho a mi madre que se ocupara de ellas. Es egoísta. ¿Dignidad? Qué va, aquí no tienes dignidad. ¿Intimidad? Ninguna. Si me quiero hacer una paja, tengo que esperar a que se duerma mi compañera. Y si me duermo yo antes, ya no me puedo hacer la paja. Cuando llegué pensé que me iban a comer, pero yo vengo de centros de niñas huérfanas. Y cuando salí al patio me dije esto es mejor, solo tengo que hacer lo que hacía allí, hacer lo que dicen los tutores, ir a dormir a tal hora. Lo único que aquí hay droga y allí no”.

“Las mujeres cumplimos doble condena. La que cumplimos y lo que dejamos fuera, los hijos. Aquí antes todas eran españolas. Hacían un corro aquí, cogían a las que hacían daño a los críos, a las que mataban a sus hijos, y las apaleaban”, cuenta Pili, que cierra el documental: “Respirar es una palabra muy grande. Es como sentirte libre. Y bueno, la peli no sé de qué va a ir”.

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