Los planes de futuro

Andorra, una sola estación, un solo 'forfet'

Grandvalira y Vallnord cierran un preacuerdo para crear un único dominio que ya será operativo tras la temporada de esquí con actividades de verano

Grandvalira

Grandvalira / Joan Cortadellas

Sergi López-Egea

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La temporada de esquí 2021-2022, que se ha inaugurado oficialmente este fin de semana coincidiendo con el puente de la Constitución, será la última en la que el Principado de Andorra se presentará a los aficionados a la nieve con dos estaciones (Grandvalira y Vallnord) después de que el jueves se colocase la primera piedra para la fusión de ambos enclaves y con el fin de que a finales de año, coincidiendo con la campaña 2022-2023, Andorra cuente con una única estación, que se denominará Grandvalira Resorts, y un solo 'forfet' para esquiar en el país y contar así con el mayor dominio de los Pirineos, más de 300 kilómetros de pista, al estilo de los mejores parajes de los Alpes.

Hasta finales del siglo pasado, Andorra se presentaba al mundo del esquí con las estaciones de Soldeu-El Tarter, Grau Roig-Pas de la Casa, Pal-Arinsal y Ordino-Arcalís. Las dos primeras se unieron en 2003 y crearon Grandvalira, mientras que Pal-Arinsal y Ordino-Arcalís formaron Vallnord un año más tarde para competir con su rival directo, hasta que la sociedad SAETDE, propiedad de Joan Viladomat, dueño asimismo de los sectores de Grau Roig y Pas de la Casa, adquirió Ordino-Arcalís para incorporarla a Grandvalira en 2019, justo antes del caos por la pandemia.

Una imagen de la estación andorrana de Vallnord.

La estación de esquí de Ordino Arcalís, por su orientación, cuenta con la mejor calidad de nieve del Pirineo. / Joan Cortadellas

En medio hubo una guerra de poderes, al estilo de las mejores escenas de la serie 'Succession', que hizo temer por la ruptura de la sociedad Grandvalira tras discrepancias entre los socios y que se volviera a fragmentar la estación como sucedía hasta inicios de este siglo.

Al final, todo se arregló y Viladomat adquirió mayor notoriedad en la sociedad Grandvalira, donde también son accionistas el Comú (ayuntamiento) de Canillo y la entidad bancaria Crèdit Andorrà. Y ahora se ha constituido una nueva empresa, tras el preacuerdo alcanzado este jueves entre los accionistas de Soldeu-El Tarter y los de Pal-Arinsal, que supuestamente no crearán ningún conflicto con el otro sector de Grandvalira para lograr una unificación de estaciones que beneficia a todos.

La nueva sociedad se denomina SETAP 365, algo que, evidentemente, no preocupa mucho a los aficionados de la nieve, que tendrán a su disposición el año que viene 300 kilómetros para esquiar, sobre todo si deciden visitar Andorra durante varios días e ir cambiando de pistas y montañas para deslizarse con las tablas.

La idea de esta nueva sociedad es explotar, ya a partir de 2022, los parajes de las estaciones para mantenerlas abiertas durante los 365 días del año, con el objetivo de crear así una especie de parque de atracciones en plena naturaleza. Pero antes, el próximo verano, los esquís tendrán el relevo de los palos de golf y de las ruedas de las bicis: Soldeu será el destino de los golfistas y Pal de los ciclistas de montaña, puesto que allí ya se celebra todos los años una de las pruebas de la Copa del Mundo de ciclismo de montaña.

Sector del Pas de la Casa en Grandvalira, en el Principado de Andorra.

Esquiadores en el sector del Pas de la Casa en Grandvalira / Joan Cortadellas

El preacuerdo se produce en la misma semana en la que Andorra ha oficializado internacionalmente su candidatura para acoger en 2027 el Campeonato del Mundo de esquí alpino, en Soldeu-El Tarter, cuya designación se producirá el próximo mes de mayo durante el congreso de la FIS (Federación Internacional de Esquí) que se celebrará en la localidad portuguesa de Vilamoura, muy lejos de los parajes nevados. Hasta ahora nunca se ha celebrado un mundial de la especialidad en la cordillera pirenaica.

Y llega también con las autoridades andorranas muy preocupadas por la nueva ola de contagios, justo en la semana en la que vuelve a ser obligatoria la mascarilla en los espacios exteriores, al contrario que en España y Francia, con la necesidad de enseñar el certificado de vacunación para entrar en restaurantes, bares y establecimientos turísticos y tras dictarse la orden de estar vacunado a partir de ahora para solicitar un puesto de trabajo en el país.

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