Día mundial de la lucha contra los TCA

La pandemia aumenta el número de trastornos alimentarios en los adolescentes catalanes

La Asociación contra la Anorexia y la Bulimia ha pasado de atender 2.000 casos en 2019 a más de 5.000 este 2021

El aumento prolongado a las redes sociales y el aislamiento social han sido dos factores desencadenantes

Grupo de jovenes mirando juntos sus telefonos moviles.

Grupo de jovenes mirando juntos sus telefonos moviles. / periodico

Montse Baraza

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El aumento de casos de trastornos de la conducta alimentaria (TAC) en adolescentes detectado en 2020, primer año de la pandemia, mantiene una preocupante evolución al alza este 2021, según refleja una encuesta realizada por la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB) a 5.135 estudiantes de ESO --de 12 a 16 años-- de escuelas de Catalunya. Aunque no tienen cifras oficiales, la asociación ha pasado de atender unos 2.000 casos anuales en 2019 a atender más de 5.000 tanto en 2020 como en 2021. Asimismo, según ha subrayado Sara Bujalance, directora de la entidad, en los hospitales catalanes los ingresos han aumentado un 20% y faltan camas para tratar a estos pacientes. "Hay más casos y son más graves", ha señalado Bujalance. "El hecho de haber estado aislados en casa, con los centros de atención primaria tensionados, ha agravado los casos. En las unidades especializadas las camas están llenas y hay lista de espera", resume.

La encuesta refleja asimismo un incremento de la insatisfacción de los jóvenes con su propio cuerpo y un aumento del deseo de adelgazar, así como el inicio de conductas, como las dietas sin supervisión médica, que pueden ser la puerta de entrada a un trastorno alimentario. Antes de la pandemia un 32% de las chicas quería adelgazar, mientras que ahora el porcentaje se ha elevado al 47%. En los chicos, se ha pasado del 15% al 21%.

El inicio de dietas sin control es un fenómeno que tiene alarmada a la ACAB. "Si en 2019 un 34% de chicas admitía haber hecho dieta sin supervisión, ahora ya es un 41%", ha explicado Bujalance, que apunta que "no quien inicia una dieta tendrá un trastorno, pero sí que una gran mayoría de jóvenes con TAC empezaron con este comportamiento". Y advierte contra la tendencia a quitar importancia a estas actitudes. "Familias e incluso pediatras ven las dietas como algo de la edad, que ya se pasará. Esa normalización es peligrosa", subraya la entidad.

Otro elemento que ha encendido las alarmas es el de las burlas que reciben los jóvenes por parte de compañeros de clase y que en su mayoría están relacionadas con el cuerpo y sobre todo con el peso. Así, un 86% dice haber recibido burlas por su físico (en 2019 eran un 76%). Bujalance recuerda que los comentarios negativos sobre el físico de un adolescente, tanto por parte de su familia como de compañeros, son un factor de riesgo a la hora de desarrollar un TAC.

Redes y aislamiento social

A juicio de la ACAB, la exposición prolongada de los jóvenes a las redes sociales y el aislamiento social en edades muy vulnerables, dos factores ligados a la pandemia, ha provocado este "aumento de la insatisfacción corporal y ha sido un factor desencadenante en el aumento de casos de TCA en la adolescencia".

En general, todos los indicadores de la encuesta han sufrido un empeoramiento. Así, si en 2019 un 4,5% de jóvenes creía que podría estar sufriendo un trastorno alimentario, ahora son el 8,7%. Y si antes de la pandemia un 29% sospechaba que algún compañero podría estar en esa situación, ahora la cifra es del 32%.

Un hecho a priori positivo es que un 70% de encuestados dice realizar al menos una comida diaria en familia, una práctica que está considerada un factor de protección ante los trastornos alimentarios. Sin embargo, esta comida familiar debe realizarse sin interferencias que alteren el momento de comunicación y la realidad es que un 75% de jóvenes reconoce que en ese momento hay dispositivos móviles (teléfonos, tablets...). "La comida familiar tiene efectos protectores, es un momento para charlar, crear lazos afectivos. Pero si en la mesa hay móviles o tablets, eso es una interferencia clara", señala Bujalance.

Actuación en las escuelas

Ante este escenario de empeoramiento de la salud mental de los jóvenes y el aumento de casos de TCA, la asociación ha reclamado a las administraciones un "compromiso firme" para combatir estos trastornos a través de un Plan de Prevenció de TCA. Este plan contempla, por ejemplo, dotar a las escuelas de un protocolo de actuación para que sepan detectar las primeras señales de alerta de un caso de trastorno alimentario y poder así advertir a la familia para actuar lo antes posible. En este sentido, la ACAB ha anunciado que ya ha empezado ya a trabajar con el Departamento de Educació para formar a los profesionales de los Equipos de Asesoramiento Psicopedagógicos (EAP) de las escuelas con el objetivo de detectar esta problemática en los centros escolares.

La ACAB ha denunciado que el sistema sanitario público no identifica "ni lo suficientemente rápido ni bien" estos trastornos. "No se detectan o se detectan tarde", lamenta Bujalance, que relata que la primera visita con un especialista de salud mental suele tardar más de un mes y que cuando los jóvenes reciben esta atención, las visitas son reducidas y cortas. "Faltan recursos y faltan especialistas", reclama, haciendo hincapié en la importancia de la detección precoz.