La erupción continúa

Rocas del volcán de La Palma con ánimo de lucro

Los piroclastos basálticos que emite el volcán de La Palma pueden contribuir a levantar la economía palmera una vez acabe la erupción

Enormes rocas fluyen sobre la lava arrojada por el volcán Cumbre Vieja.

Enormes rocas fluyen sobre la lava arrojada por el volcán Cumbre Vieja. / Reuters / Sergio Péres

Verónica Pavés

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Las grandes rocas basálticas incandescentes que han asolado La Palma expulsadas por el volcán pueden ser la clave de su recuperación económica. Pero más allá de las piedras preciosas incrustadas en ellas, es el propio picón negro como la noche, que se encuentra ahora en cantidades inasumibles para el terreno palmero, el material que puede generar una oportunidad industrial para La Palma.

La roca basáltica es, sin duda, el material más preciado de todos los que han podido emerger desde las entrañas de La Palma. Además, es del que más cantidad se dispone y el que tiene una mayor versatilidad. «El picón -en el que se encuadran todo tipo de piroclastos, desde cenizas hasta bombas- puede utilizar cómo árido de construcción para hacer hormigón», reseña José Mangas, catedrático en geología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). De hecho, este tipo de roca es muy preciada y buscada por la industria de la construcción peninsular «para utilizar en todo tipo de cementos», como reseña la geóloga del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Juana Vegas. Y es que, esta roca emite mucho menos dióxido de carbono a la atmósfera frente al cemento convencional creado a partir de roca caliza. «En toda España se explotan los volcanes que no están protegidos por ninguna ley”, reseña Vegas. De ahí que ambos defiendan que este recurso tan abundante tras la erupción, que además habrá que «es fácil de recoger y recolectar», deba tener un segundo uso.

El resto de cristales que emanan del volcán incrustados en la roca basáltica tendrán un uso comercial nulo. El magma que se encuentra en las entrañas de La Palma está formado también por pequeños fragmentos de olivino y piroxeno, entre otros. Estos minerales se consideran cristales preciosos y suelen ser «frecuentes» en las erupciones de Canarias, pero la cantidad de ellos que han emergido esta vez en la Isla Bonita es tan irrisorio que cualquier oportunidad de negocio relacionado con ellos es inviable. «Apenas representa el 1% de todo el vidrio volcánico», insiste Mangas, quien destaca que «habría que revolver mucha lava para sacar olivino». Además, “son de un grano tan fino que no sirven para crear joyas», explica el investigador. Y es que con lo pequeños que estos fragmentos de cristales, al manipularlos se podrían romper muy fácilmente.

Otro material precioso que surge en la erupción es el piroxeno. Como en el caso del olivino los minerales de alta calidad se usan como gemas, piedras preciosas y de colección. Sin embargo, este caso tampoco será posible. Si el olivino apenas representa el 1% de la roca volcánica, el piroxeno se encuentra dentro del olivino y solo representa un 5% de este. «Como mucho se podría utilizar como roca ornamental, pero un joyero necesita un cristal grande que además, no sea opaco ni tenga impurezas», insiste el investigador. En definitiva «sería más caro extraerlos de la roca que vender una pieza a la joyería».

Una última posibilidad de negocio está en las preciadas tierras raras. En la erupción volcánica de La Palma también se han encontrado este tipo de materiales de gran utilidad para dar vida a nuestro dispositivos electrónicos. Sin embargo, en este también hay una pega, «las concentraciones son irrisorias». En otro tipo de rocas, como las carbonatitas o las sienitas, se han encontrado entre 1 y 10 kilogramos de tierras raras por cada tonelada. En La Palma, este número apenas llega a 40 gramos.

Además de estas oportunidades económicas, estas rocas permitirán ampliar el conocimiento. Gracias a ellos, y a través de análisis petrogenéticos, los científicos podrán la composición del magma y la temperatura en la que se funde a cientos de kilómetros de profundidad.

El picón, un material más versátil y con cientos de usos comerciales

El volcán está emitiendo rocas basálticas por doquier y parte de todo este picón podría que ahora recubre 1.000 hectáreas de La Palma, puede aprovecharse para una inmensa cantidad de usos comerciales. El picón podría servir como material de construcción transformándolo en hormigón. De esta manera, se podría revertir en las propias carreteras de la isla o en construir puertos. Pero el picón también podría ser mucho más: podría fundirse y convertirse en vitrocerámica; crear cerámica o azulejos; bloques de escolleras; y mucho más. «El precio de la tonelada de picón, como árido de construcción, puede oscilar entre los 10 y 13 euros», insiste Mangas. De ahí que vea una oportunidad inigualable para crear una industria de este tipo en la isla. El investigador insiste, incluso, en que se podría proporcionar, de forma gratuita o a cambio de un precio muy bajo, a los ciudadanos de La Palma para que puedan reconstruir sus vidas tras la erupción. Sin embargo, como indica, para aprovechar estos recursos, habría que planificar y recoger lo que sobre de las coladas de lava con escombreras que permitan reutilizarlo para este fin.

Piroxeno, una diminuta gema atrapada

El Piroxeno no es un mineral, si no un nombre para un grupo de minerales que comparten una estructura cristalina similar, pero en distintas proporciones de silicato de aluminio, hierro y magnesio, sodio y calcio.

Tiene una tonalidad de color verde oscuro, marrón oscuro o negro, pero algunas variedades son blancas a verde claro. En algunas bombas de piroclastos que está emitiendo el volcán de La Palma se pueden percibir estos negros cristales diminutos que, de ser mucho más abundantes, podrían transformarse en gemas preciosas para vender en joyerías. Estos cristales también han sido recurrentes en el volcanismo histórico de la isla Bonita. Aunque se trate de una piedra semipreciosa, suele utilizarse más como roca ornamental y en la antigüedad se utilizaba para tallar, especialmente en las civilizaciones aztecas y mayas. Además, la realidad, sin embargo, es muy distinta. Estos cristales, que se unen al magma bajo el edificio de La Palma, son muy pequeños y poco abundantes. Esto provoca que sea mucho más costoso extraerlas de la roca que venderlas al mejor postor.

Muy poco olivino para crear joyas

«Para que el olivino se pueda utilizar debe ser perfecta para las joyerías» y en las rocas de La Palma, no lo son. Pese a que el olivino es una piedra preciosa, tiene varios inconvenientes a la hora de ser explotada comercialmente. Y es que estos cristales son los considerados como «grano fino», lo que lo hace muy poco manejable. A ello se une que se rompe fácilmente y no es manejable. Cabe recordar que para ser manipulado, el olivino debería tener cristales muy grandes y carente de impurezas. Además, tendría que tener una dureza considerable dentro de la escala Mohs. La dureza del olivino es de 6,5 a 7, mientras que se requeriría que fuera de 8,9 o 10 para ser manipulado, siendo el 10 equivalente a un diamante. Al igual que ocurre con el piroxeno, tratar de extraer este mineral de la roca es más costosa que venderlo.

Apenas 40 gramos de tierras raras

De las erupciones volcánicas canarias también se pueden extraer tierras raras. Las tierras raras son 17 elementos químicos, formados por el escandio, itrio y los otros quince elementos del grupo de los lantánidos, entre ellos el neodimio, el disprosio y el holmio. Algunos de estos elementos tienen unas propiedades electroquímicas y magnéticas que los hacen muy preciados. Las tierras raras son esenciales para la fabricación de productos de alta tecnología y también para las energías renovables, como las turbinas eólicas o los coches eléctricos. Sin embargo, en la erupción de La Palma tampoco se encuentran en una gran cantidad. De hecho, como explica el geólogo de la ULPGC, José Mangas, en una tonelada de picón tan solo se encuentran 40 gramos de tierras raras. «En Canarias este material es de interés pero en otro tipo de roca», indica Mangas que, de hecho, se dedica a investigar la cantidad de este tipo de materiales que se encuentra en otras islas. De hecho, las carbonatitas o las sienitas, cuentan con una cantidad mucho mayor de tierras raras, siendo de entre 1 y 10 kilogramos por cada tonelada.

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