Entrevista

Save the Children: "Marlaska no escucha las oenegés en el terreno"

David del Campo, director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save the Children, reprocha la política de ojos vendados el ministerio del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en relación al trato de los inmigrantes. Pide vías seguras para la migración y tilda de "ignorante" el argumento del efecto llamada. Insiste en la importancia de que STC se quede en Afganistán a pesar de la retirada de las tropas, y lamenta que se haya "normalizado" incumplir la convención de los derechos de la infancia.

David del Campo, director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save the Children.

David del Campo, director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save the Children. / Pablo Blázquez

Elisenda Colell

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Usted es el responsable de la delegación internacional de Save the Children en Mauritania desde 2006. ¿Es un país clave para extender los derechos humanos en África? Es un campo de pruebas de la cooperación internacional, en parte porque es de los más estables de la región. Está progresando en la protección de la infancia, en la nutrición... Y el mundo árabe y los países vecinos le están observando.

También es el país de tránsito hacia las Canarias. Sí, pero nosotros estamos aquí porque las necesidades de la infancia son enormes. En Mauritania no hay desigualdad, solo hay pobreza. El 92% de los niños no terminan la secundaria. Ocurre lo más oscuro y cruel de la condición humana.

Ahora implementan un proyecto de protección de menores con fondos de la Generalitat. Llevan 10 años ausentes, en 2011 dejaron de invertir en cooperación. Ahora han vuelto y creo que esto hace mejor a Catalunya. La protección de los menores es fundamental porque el hambre y la violencia son amenazas permanentes en su vida. Deben tener una malla de seguridad donde caer.

¿Evita que mueran en el mar? No hay sistema más eficaz para la gestión de la migración que un sistema de protección. Su deseo de huir se reduce. El ministro Marlaska no escucha a las oenegés en el terreno. Ojalá lo hiciera porque tomaría decisiones más acertadas. Prefiere un control policial férreo con helicópteros, radares... A mí me alegra ver a la Guardia Civil bordeando las costas de Mauritania. Pero me gustaría que visitaran los centros de protección y entendiesen lo que está ocurriendo.

¿Qué le diría? Que no hay sistema de seguridad que pueda frenar la ambición personal frente a la desesperación. El efecto llamada demuestra bastante ignorancia. Hay un empuje de expulsión de la tierra donde viven por una falta absoluta de oportunidades, y saben que en España hay alternativa. Si a un chaval de Mauritania le dices que espere tres años para un visado lo hará.

Mauritania vivió en 2012 una de las peores sequías de las últimas décadas. Desde entonces, los hogares más vulnerables se encuentran en las zonas rurales; donde el 70% de la población vive en situación de pobreza. Sin apenas ganado ni cultivos, las familias siguen luchando por recuperarse día a día.

Mauritania vivió en 2012 una de las peores sequías de las últimas décadas. Desde entonces, los hogares más vulnerables se encuentran en las zonas rurales; donde el 70% de la población vive en situación de pobreza. Sin apenas ganado ni cultivos, las familias siguen luchando por recuperarse día a día. / Pablo Blázquez

¿En Mauritania les escuchan más? Mauritania no sufre asfixia económica pero tiene carencias para gestionar presupuestos. No hacen más escuelas, no las rehabilitan, no contratan profesores... Falta capacidad de gestión y esta es la cooperación que debería hacer el Gobierno de España. Nos escuchan, pero el caso que nos hacen es relativo, no son democracias plenas. Sorprende que España tampoco lo haga.

¿Qué opina de la acogida de los que llegan? Estos niños son los mejores españoles que podríamos tener, darán la vida por nuestro país. No entiendo por qué queremos castigarles tanto, esperar a que cumplan 18 años y caigan en la irregularidad para expulsarles lo antes posible.

En agosto el ministerio optó por la deportación. Una chapuza que nos debilita internacionalmente. España incumplió planificada y premeditadamente los derechos del niño. Estamos acostumbrados a ver atrocidades en las fronteras pero no de un gobierno democrático mintiendo, manipulando y sin pedir perdón.

Usted ha visitado el campo de refugiados de malienses de Ambera. ¿Qué ha visto? En el campo hay 66.0000 refugiados, fuera no menos de 20.000 y van aumentando. Huyen de un conflicto gravísimo, con mucha violencia y hambre. Entender lo que ocurre en Mali, en Niger, en Etiopía, en Chad debería ser obligatorio. No es quien les llama, es quien le expulsa. La mayoría quiere vivir en su país.

¿En el mundo, se respetan los derechos de la infancia? Es la convención más ratificada pero la más incumplida. Y nadie se escandaliza. En España ningún partido ha interpelado a Interior sobre lo ocurrido en Ceuta, estamos bastante solos.

En verano decidió mantener la delegación de Save The Children en Afganistán pese la retirada de las tropas. Llevamos 45 años allí, es difícil encontrar un sitio del mundo donde ser niño y niña sea más complicado. No nos fuimos en 2017 cuando asediaron nuestra sede y mataron a tres personas, no nos iremos ahora. A occidente le preocupa que los niños estén bajo la custodia talibán pero es irrelevante, su situación es la misma. Si podemos ayudar a que cambie, trabajaremos con todos los gobiernos del mundo.

Hay quien prefiere exigir a los países que cumplan los Derechos Humanos. Sí, desde un despacho en Madrid, Londres o Washington. Pero nosotros queremos ayudar a los niños que nos necesitan allí dónde están. Hace 100 años la fundadora de STC tuvo que irse de Reino Unido porque ayudó a los niños rusos durante la Primera Guerra Mundial.

Parece que no ha cambiado tanto... Estados Unidos trata a los niños que cruzan la frontera con Méjico como si fueran terroristas. Un niño es un niño en cualquier lugar pero se siguen empeñando en señalar de dónde vienen.

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