COP26 de Glasgow
Las aseguradoras se alejan del carbón, pero siguen avalando proyectos de gas y petróleo
El sector de los seguros ingresó el año pasado más de 18.000 millones de dólares por pólizas vinculadas a los combustibles fósiles
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
El año cero de la pandemia fue el quinto más costoso del último medio siglo para las aseguradoras, un roto que poco tuvo que ver sin embargo con los caprichos del nuevo coronavirus y sus múltiples mutaciones. Los desastres naturales que golpearon al mundo dejaron una factura global para el sector de 83.000 millones de dólares, un 40% más que en 2019, según la reaseguradora suiza Swiss Re. Incendios en Australia y el oeste de Estados Unidos, tormentas de granizo en Canadá, severas inundaciones en el centro de Europa… El reguero de reclamaciones multimillonarias llevó también implícito un nuevo toque de atención. “El cambio climático es el mayor riesgo que enfrentamos a largo plazo”, reconoció en diciembre el economista jefe de Swiss Re, Jerome Haegeli. “Hay mucho que podemos hacer al respecto como industria”.
No exageraba. Tanto las aseguradoras como los bancos poseen una de las llaves para evitar que el calentamiento global no supere los 2 grados centígrados respecto a sus niveles preindustriales, el objetivo marcado en el Acuerdo del Clima de París. Casi tanto como los gobiernos, tienen en sus manos el ritmo de la transición ecológica porque, sin aseguramiento, no hay financiación y, sin financiación, no es posible levantar centrales térmicas de carbón o explorar nuevos yacimientos de gas y petróleo. Pero hasta ahora su contribución es un compendio de claroscuros.
Si bien las aseguradoras están abandonando el carbón a marchas forzadas -- el más sucio de los combustibles fósiles, responsable del 44% de las emisiones de CO2 derivadas de la generación de energía--, siguen abonadas a otros hidrocarburos. “La industria de los seguros está abandonando el liderazgo climático al seguir suscribiendo nuevos proyectos de petróleo y gas”, sostiene Peter Bosshard, coordinador de la campaña global Insure Our Future. El año pasado ingresaron más de 18.000 millones de dólares por las pólizas que pagan ambos sectores, una cifra que no deja de ser una gota en el océano para un sector que genera anualmente seis billones de dólares.
Mapfre mantiene la cobertura al gas y el petróleo
De las 30 mayores aseguradoras del mundo, solo tres han adoptado políticas para abandonar la cobertura del gas y el petróleo: la francesa Axa, la italiana Generali y la australiana Suncorp, según el informe de Insure Our Future presentado esta semana en la COP26 de Glasgow. La española Mapfre no está entre ellas, a pesar de haber mejorado sus políticas de descarbonización con el compromiso de no asegurar proyectos de carbón, petróleo de arenas bituminosas y prospecciones en el Ártico. “La diferencia entre los bancos y las aseguradoras es que estas últimas están mucho más expuestas a los impactos del cambio climático”, asegura a este diario Quentin Abeneau, abogado del Instituto Internacional de Derecho y Medioambiente.
“Son ellas las que pagan los costes de los eventos climáticos extremos, de modo que se están disparando en el pie al seguir financiando los combustibles fósiles. Son políticas incompatibles con sus intereses a medio plazo”. Voces cualificadas del sector advierten que el cambio climático representa una "amenaza existencial" para la industria de los seguros, teniendo en cuenta que sus costes podrían triplicarse en los próximos 30 años si no se revierte la trayectoria del calentamiento global, según cálculos del propio sector.
Pero sus esfuerzos se han concentrado mucho más en el carbón que en otros combustibles fósiles. Desde 2017, 35 multinacionales del sector han dejado de asegurar proyectos carboneros, a lo que habría que añadir el 50% de la industria de las reaseguradoras. El veto ha encarecido las pólizas que pagan minas y centrales térmicas y ha trabado docenas de proyectos por las dificultades para cubrir sus negocios. La suma de cancelaciones ha servido para abortar el 56% de la expansión prevista por el sector desde 2015, lo que hubiera añadido una capacidad en el mercado equivalente a una segunda China, el mayor productor de carbón del mundo, según Carbon Brief.
Pese a esa reducción significativa, sigue habiendo 19 países con proyectos de carbón en construcción, entre ellos China, que ha anunciado no obstante que dejará de financiar centrales térmicas y minas de carbón fuera de sus fronteras.
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