Erupción en La Palma

El abombamiento del cono volcánico revela que el Tajogaite guarda aún mucho magma

Un seísmo de 4,8 grados en el municipio de Mazo se siente en las islas occidentales

"El final está lejos", indica Morcuende

La elevación del terreno próximo al cráter principal del volcán de La palma atisba mayor caudal de lava

La elevación del terreno próximo al cráter principal del volcán de La palma atisba mayor caudal de lava

Alberto Castellano

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La deformación de la superficie cercana al cono volcánico de La Palma, con una elevación de unos 10 centímetros, atisba que aún queda bastante magma en las entrañas de la Isla. Así lo indicó ayer la directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, María José Blanco, quien adelantó que los dos anteriores episodios de estos abombamiento fueron la antesala de una mayor actividad en el flujo de lava y la apertura y cierre de nuevos centros eruptivos. Este parámetro, junto con los seísmos y la emisión de dióxido de azufre, siguen estando «lejos» de pronosticar el final del proceso eruptivo, como indicó el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende.

Blanco reseñó que aún hay que «corroborar la veracidad» de la citada deformación, para lo cual se van a recoger datos a través de una técnica compuesta de radar denominada InSAR con los que se espera que durante la jornada de hoy se verifique. A lo largo de los 37 días de erupción se han producido dos situaciones similares a la actual, una de ellas durante el mes de septiembre y otra el pasado 12 de octubre. Esta última ocurrió justo antes de que se produjera la ruptura al norte del cono principal, que provocó un gran reboso de material volcánico y que durante los siguientes días avanzó con dirección al norte. Esta fractura fue la causante de que la lava engullera todo el polígono industrial de Los Llanos de Aridane, el barrio de El Callejón de la Gata y gran parte de La Laguna. «Al no observarse en el resto de la red, tiene que ser algo muy superficial», indicó Blanco, quien explicó que si se confirma se trataría de un «embolsamiento de material magmático» que estaría «justo debajo de la estación». «Repito», añadió, «esto hay que corroborarlo» ya que la situación en la que se encuentra la atmósfera puede perturbar los datos.

A la espera de la confirmación de estos registros, el volcán continúa con su actividad después de perder algo de explosividad en comparación con el pasado lunes. No obstante, la sismicidad se redujo de forma notable después de que se detectaran más de 500 terremotos entre el domingo y el lunes. Y es que si entre las 00:00 y las 19:00 horas del pasado lunes se registraron hasta 202 seísmos, en la jornada de ayer esta cifra se redujo hasta los 70 durante ese mismo espacio de tiempo. Pese a esta disminución, se volvieron a producir movimientos de intensidades medias. A las 17:25 horas se localizó el de mayor potencia, con una magnitud 4,8, a 34 kilómetros de profundidad, en el municipio de Mazo –sureste de la Isla–, que fue sentido en varias localidades de las cuatro islas de la provincia de Santa Cruz de Tenerife: en La Palma con intensidad IV (ampliamente observado), III (débil y dentro de los edificios) en Tenerife y II (casos aislados) en El Hierro y La Gomera.

Asociados a estos movimientos de la tierra se han originado desprendimientos. El primero ocurrió el pasado domingo, cuando varias piedras cayeron sobre la carretera LP-2 que conectaba Los Llanos con Fuencaliente antes de la erupción. El derrumbe provocó el cierre de la única vía posible para llegar a las localidad turística de Puerto Naos, desalojada desde el principio del proceso eruptivo, aunque sólo un día después se pudo reabrir tras garantizar los geólogos la seguridad de la pared natural. En la zona de El Remo se desplomó ayer tierra sobre el mar, que generó una columna de humo. Morcuende señaló que en las zonas próximas al área en la que se están produciendo los sismos puede haber «perfectamente» este tipo de eventos, como ya lleva advirtiendo desde hace unos días. No obstante, tanto Morcuende como Blanco han repetido en varias ocasiones que es posible que se sientan terremotos de intensidad VI, que conllevaría la caída de pequeños objetos en el interior de viviendas.

Asimismo, la amplitud de la señal de tremor volcánico que indica la cantidad de lava que está moviéndose en los conos volcánicos se mantiene en niveles medios-altos, con pulsos de intensificación, según indicó el IGN en su informe diario sobre la sismicidad del volcán.

Emisión de dióxido de azufre asociada al penacho eruptivo

Otro de los indicadores que predice la fase de vida en la que se encuentra el volcán es la emisión de dióxido de azufre asociado al penacho eruptivo, que continúa en niveles muy altos para atisbar un posible final. El pasado domingo y el lunes se registraron 53.600 y 40.800 toneladas, respectivamente, por las menos de 100 que indican que la erupción se encuentra en su tramo de desactivación. En este sentido, Morcuende declaró: «Nos dice -el dióxido de azufre- que el fin de la emergencia está lejos, es uno de los indicativos más claros de que hay erupción para un tiempo medio-largo». A este dato se une la cantidad de este gas que se emite en el edificio de Cumbre Vieja, que, como apuntó Blanco, había presentado una «tendencia decreciente» entre el 12 y el 22 de octubre, pero «desde entonces se está constatando una tendencia ascendente» con hasta las 1.121 toneladas diarias.

Miguel Ángel Morcuende reseñó en la rueda de prensa que el cono volcánico continúa con su proceso de «reconfiguración», en referencia a las nuevas bocas aparecidas y al derrumbe del cono principal ocurrido el pasado lunes. A ellos se unió en la tarde de ayer otro nuevo colapso de este cráter, aunque en esta ocasión hacia el interior del mismo, como apuntó el Instituto Vulcanológico de Canarias (Involcan), que además informó de que la explosividad aumentó anoche con una fuente de lava que tenía una altura aproximada de 600 metros. Esto provocó que se expulsara una gran cantidad de material volcánico. Sin embargo, este incremento aún no ha generado un crecimiento en la longitud de los frentes de las diferentes coladas, que permanecen prácticamente paradas.

La monitorización del material magmático solidificado recoge que avanza desde el cráter principal en dirección oeste por encima de las coladas anteriores, sobre todo la primigenia, y por el interior de tubos volcánicos. Así, gran parte de este material está alimentando a la fajana creada en la playa de El Guirre y a la colada denominada número 4, que sigue anclada al norte de la montaña de Todoque. También permanecen absolutamente paradas la número 7, cuyo frente se sitúa a 130 metros del mar en La Costa, y la 8, cuyo flanco norte se mantiene delante la iglesia de La Laguna. La ahora denominada colada 10, que durante el fin de semana avanzó al sur del cono principal, está también sin actividad a 150 metro del parque fotovoltaico, a 250 de las viviendas de la urbanización Corazoncillo y a 600 del cementerio de Las Manchas, que desde el principio se escuda detrás de la montaña Cogote.

Morcuende declaró que la lava emitida desde el pasado domingo se esta encargando, sobre todo, de rellenar las Islas que habían quedado descubiertas entre coladas, salvándose de la acción de las lenguas de tierra que engulle todo lo que coge a su paso. Así, se ha incrementado el número de casas destruidas con otras dos hasta alcanzar las 1.038 viviendas, según los datos del Catastro. Asimismo, quedaron derruidos otros dos edificios de uso agrícola hasta acumular un total de 1.291 inmuebles dañados.

Estas cifras difieren de las que aporta casi a diario el sistema el programa europeo Copernicus, que en su última actualización de ayer incrementó el número de edificaciones afectadas hasta las 2.286. «Copernicus siempre va a dar un valor más alto que el Catastro», señaló Morcuende, quien precisó que el satélite «identifica cualquier cosa como edificio». Y puso como ejemplo las piscinas, alpendres o cuartos de aperos, que son calificados de forma independiente. Estas diferencias también se ven reflejadas en la superficie que han sepultado las diferentes coladas. El Pevolca la situó el lunes en 879,69 hectáreas, que suponen 27,42 más que el último día; mientras que Copernicus la elevó hasta las 908.

La calidad del aire volvió a ser un parámetro en el que el director técnico del Pevolca volvió a hacer hincapié, sobre todo para aquellas personas inmunodeprimidas que necesitan de una mascarilla FFP 2 para estar en la calle. En cualquier caso, los registros obtenidos durante las últimas horas siguen marcando una cierta normalidad, con algunos parámetros con registros altos en momentos puntuales. Todo ello gracias a que continúan predominando los vientos alisios en la Isla, que además están permitiendo que el aeropuerto de La Palma opere con normalidad al librarse de las cenizas. La previsión de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para el fin de semana apunta a un cambio a la dirección del viento, que rolará a componente oeste y podría complicar los aterrizajes.

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