Biodiversidad

Italia resucita un viñedo borbónico extinguido desde hace siglo y medio

Un grupo de enólogos, agrónomos y viticultores recuperan en la Reggia di Caserta una vid extinguida desde la unificación del país

La variedad, muy apreciada por el último rey de las Dos Sicilias, tendrá una primera producción de unas 3.000 botellas

Viñedo del Palacio Real de Caserta y su primera vendimia.

Viñedo del Palacio Real de Caserta y su primera vendimia.

Irene Savio

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Un viñedo borbónico será pronto oficialmente declarado 'ejemplar resurrecto' en los jardines del Palacio Real de Caserta (la Reggia di Caserta, en italiano), la famosa villa barroca conocida como el Versalles italiano que es Patrimonio de la Humanidad desde 1997. Y eso que la viña en cuestión llevaba más de un siglo y medio muerta: precisamente desde la unificación de Italia (1861-1870) cuando, caído el reino de las Dos Sicilias y expulsado el último rey borbónico, Francisco II, el lugar había sido abandonado y luego también parcialmente invadido por malezas procedentes del cercano bosque.

Así, pese a su tumultuoso pasado, la viña ahora no solo cobrará nueva vida, sino que además el pasado septiembre se organizó un evento para realizar la primera cosecha de una de las uvas tintas que han sido plantadas, las que producen el Pallagrello. Un vino, este, que en el último siglo ha estado a punto de desaparecer pese a que en su momento fue uno de los favoritos de la rama de los borbones que gobernó en el sur de Italia entre 1734 y 1861. Tanto que a menudo lo usaban para agasajar a sus huéspedes más ilustres. 

La información podría parecer una burla, pero no lo es. El proyecto, en el que han trabajado enólogos, agrónomos y viticultores, es fruto de una iniciativa llevada adelante por la entidad pública que gestiona el complejo museístico de la Reggia di Caserta y la finca agrícola Fontana. Esta última es la que hace unos cuatro años ganó una convocatoria pública para recuperar el olvidado viñedo, instalado inicialmente en el siglo XVIII y cuya época dorada se remonta al reino de Fernando I, rey de de las Dos Sicilias hasta su muerte en 1825. 

Un proceso delicado

"Las fuentes históricas que hemos consultado nos han permitido establecer que el viñedo fue instalado entre 1797 y 1818", cuenta el enólogo Francesco Bartoletti, uno de los principales especialistas que han estado a cargo del proyecto. Según Bartoletti, las labores para recuperar el antiguo viñedo de San Silvestro incluyeron el análisis de la tierra arenosa que aún se encuentra en el lugar donde primero la viña había sido creada, aunque solo se pudo recuperar una hectárea de las cinco que en el pasado fueron destinadas al cultivo de las uvas del Pallagrello.

Las uvas de este vino fueron una de los diezmadas por la plaga de la filoxera, llegada a Europa de Estados Unidos a finales del siglo XIX, lo que contribuyó a su casi desaparición, junto con la caída de la dinastía de los borbones y las características de esta planta. De hecho, a pesar de ser un vino muy apreciado en sus años de máximo auge, las vides que dan origen al Pallagrello no suelen producir grandes cantidades de vino, como dice advierte Donato Antonacci, investigador especializado en viñedos antiguos.

"Por esto, este nuevo proyecto es una muy buena noticia, después de décadas en las que en Europa hemos perdido muchísima biodiversidad”, opina Antonacci. “No hay que olvidar que las vides antiguas son plantas que han aprendido a convivir y sobrevivir a las grandes variaciones climáticas, como las que hoy vivimos, con cada vez mayor frecuencia, a causa de la crisis climática”, añade. Tal vez también por ello ahora los promotores del proyecto de la Reggia han intentado no dejar nada al azar.

En ánforas de barro

"Una de las particularidades por las que hemos optado es la conservación en ánforas de barro, para que el vino no tenga ese desagradable olor a madera que algunas uvas adquieren en el proceso de conservación”, añade Bartoletti. “Lo que esperamos es poder producir un vino muy similar al que bebía Francisco II”, agrega, al explicar que se ha estimado que se puedan embotellar un máximo de 3.000 botellas tras la primera cosecha. Esto último incluyendo también la vendimia de las uvas blancas de Pallagrello, también plantadas en el lugar.

El proyecto llega tras otros similares realizados en esta misma zona agrícola del sur de Italia. Uno de ellos, de 2001, fue la increíble recuperación de los viñedos de Pompeya desaparecidos con la erupción del Vesubio hace unos 2.000 años. Otro es el ejemplo de la catalanesca, una uva llegada a Nápoles de Catalunya hace 600 años, y que desde hace una década se cultiva nuevamente en los municipios de Somma Vesuviana e incluso ha recibido la denominación IGP (origen geográfico protegido). De igual manera, un caso más es el del rescate de la viña de Leonardo da Vinci, el genio del renacimiento florentino, cuyo vino fue recuperado en ocasión de la Expo que en 2015 se celebró en Milán.

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