Refugiados

El contador de náufragos desaparece de la Barceloneta

El monolito dedicado a las víctimas de la inmigración que cruzan el Mediterráneo sucumbe devorado por el oxido cinco años después de la inauguración

Barcelona Contador de refugiados muertos en el mar Mediterráneo en la Barceloneta. Foto de Vicens Forner

Barcelona Contador de refugiados muertos en el mar Mediterráneo en la Barceloneta. Foto de Vicens Forner / Vicens Forner

Samar El Ansari Pedroso

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El monumento 'Somos y seremos ciudad refugio', que contabilizaba la cantidad de inmigrantes engullidos por el Mediterráneo, se ha esfumado del paisaje de la Barceloneta. Hace un año que el contador digital, instalado frente a la playa de Sant Sebastià en 2016, no funcionaba. Concebido como un monolito, de casi tres metros de altura, forjado en hierro, la pieza se fue oxidando hasta convertirse en un peligro para los paseantes. El chatarrero que lo desmontó el jueves 14 de octubre diagnosticó que no podría restaurarse. "Esto, a la chatarra". Desde el ayuntamiento de Barcelona se advierte de que está estudiando el futuro del contador. Open Arms desea que regrese.

El memorial era la parte más tangible del plan “Barcelona ciudad refugio” que se puso en marcha en el año 2015 con el objetivo de preparar la ciudad para acoger a personas refugiadas y garantizar sus derechos. El 28 de julio de 2016, el proyecto culminó con la inauguración del monumento 'Somos y seremos ciudad refugio'. La ceremonia estuvo liderada por la alcaldesa Ada Colau y Òscar Camps, de Proactiva Open Arms, la ONG nacida en Badalona para ayudar a los miles de inmigrantes que tratan de salir vivos del Mediterráneo.

Contador de refugiados muertos en el mar Mediterráneo en la Barceloneta

Contador de refugiados muertos en el mar Mediterráneo en la Barceloneta / Vicens Forner

El monolito, llamado popularmente "el contador de la vergüenza", se inició con el número 3.034 como homenaje a las personas que habían fallecido hasta esa fecha. Se pretendía recordar a todas las personas anónimas que emprendían su camino a Europa a través del mar para encontrar asilo y reivindicar un cambio de rumbo en las políticas de refugiados. Situado a pie de arena, la intención era crear conciencia a los usuarios y visitantes de la playa sobre a cuántas personas había tragado el mar que tenían al frente.

Hoy, cinco años después de su inauguración, ya no quedan restos de “el contador de la vergüenza”. La falta de mantenimiento y la dejadez que ha sufrido este monumento en sus cinco años de vida han provocado el final que ya se podía prever desde que en 2020 dejase de funcionar. Ahora en la playa de Sant Sebastià solo queda el hueco de lo que fue un intento de homenaje público a las víctimas del Mediterráneo.

Colau, en la inauguración del contador de naufragios en el Mediterráneo, en 2016

Colau, en la inauguración del contador de naufragios en el Mediterráneo, en 2016 / Vicens Forner

En el ya desaparecido monolito se podía leer una inscripción que decía: "Son personas. El Mediteráneo, punto de encuentro de cultura y civilizaciones, se ha convertido hoy en una enorme fosa común de personas sin refugio que buscaban protección. No sabemos sus nombres ni su historia pero sí cuántas son". En la parte superior, el contador digital que actualizaba la cifra de manera regular. Un vecino del barrio se pregunta si alguien "sigue llevando la cuenta o si los náufragos ya no importan a nadie".

Puede estar tranquilo. En la web del plan 'Barcelona ciudad refugio' sigue vigente un contador con datos proporcionados por la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) que permite seguir teniendo el impacto visual. Los datos facilitados por la OIM solo contabilizan a las víctimas cuyos cuerpos han sido localizados, por tanto este contador virtual no es una manera directa de rendir homenaje también a los desaparecidos como lo hacía la inscripción que se leía en el memorial ubicado en la playa de la Barceloneta. Por el momento, el ayuntamiento de Barcelona no ha anunciado ninguna propuesta firme de reinstalación aunque la idea principal es seguir  rindiendo homenaje a los náufragos para que no se pierdan en el olvido y de esa manera reseguir afianzando a Barcelona como ciudad refugio.

Desde la ONG Open Arms lamentan que el memorial haya desaparecido. "Era una buena manera de tener presentes a las víctimas y de que la población tomase conciencia de la situación dramática que se vive diariamente en el Mediterráneo". Y añaden que la propuesta del ayuntamiento fue muy buena y consideran que sería bueno poder volver a ver algún tipo de monumento o memorial de este tipo para seguir recordando a las personas que cada día pierden su vida buscando asilo en Europa.

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