Sufrimiento en el barrio

El párroco de la iglesia engullida por la lava: "En Todoque todos saben lo que perdió el vecino"

El cura Alberto Hernández explica cómo la iglesia de San Pío fue hecha por los vecinos y muchos han vivido allí momentos importantes

Cerrarla y ver cómo el volcán la devoraba fue el momento más duro

La lava derriba la iglesia de Todoque

La lava derriba la iglesia de Todoque. /

Pedro Fumero

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Hasta hace algunas décadas, el que un barrio tuviera su propia iglesia o ermita era motivo de orgullo para sus habitantes, pues significaba cierto grado de prosperidad y reforzaba su identidad como comunidad. Implicaba que esas personas ya no tenían que ir a otro pueblo a las ceremonias. Con esos valores se terminó de edificar y se bendijo el templo de Todoque (Los Llanos de Aridane) en 1964. Ese edificio que ayer devoró la lava ha sido escenario de momentos importantes en la vida de varias generaciones, como bodas o bautismos de hijos y nietos, por ejemplo.

Todo ese simbolismo invadió al párroco Alberto Hernández cuando cerró la puerta del templo que no volverá a abrir. Fue el momento más duro. Los propios vecinos de Todoque edificaron la iglesia con sus aportaciones y su esfuerzo. Cada fin de semana se reunían y se dividían en cuadrillas para trabajar, y celebraban una comida colectiva. Se trata de lo que en esa zona se llama «A gallofa»; es decir, como recuerda Hernández, realizar una tarea sin percibir dinero ni compensación alguna, tan solo por la comida de esa jornada. Desde que fue bendecida, los residentes ya no tuvieron que desplazarse a Los Llanos de Aridane para asistir a los actos religiosos.

Alberto Hernández explica que Todoque es un barrio «muy unido y familiar, donde todo el sufrimiento es compartido, porque todos saben lo que han perdido sus vecinos». Hernández también es el sacerdote de La Laguna, Las Manchas y Puerto Naos. La casa parroquial en la que desarrolla su actividad se halla relativamente cerca del nuevo volcán, «pero en un lugar seguro, donde no hay peligro inminente».

De las siete personas que utilizaron la casa parroquial, ya solo permanece allí un voluntario de Cáritas. El resto ya se ha ido a vivir con familiares o vecinos. E, incluso, una persona ya ha alquilado una vivienda para los próximos meses. Curiosamente, el citado voluntario de Cáritas Diocesana trabaja en un programa de ayuda a personas sin hogar.En opinión de Hernández, «las autoridades están respondiendo muy bien» a las necesidades de la población. Admite que «los vecinos viven al momento, pues no se hacen planes», ni a corto, medio o largo plazo. Cuando se le pregunta sobre si la actuación de los responsables públicos fue la adecuada, responde que «estos hicieron caso en todo momento a las indicaciones de los científicos», que situaban la erupción en un lugar distinto a donde al final surgió, «en la que nadie lo esperaba».

Hernández explicó que «los vecinos estaban advertidos», pero no eran conscientes de la inminencia con la que tuvieron que abandonar sus casas y fincas. El cura de Todoque contó con el apoyo de trabajadores del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane para sacar de la iglesia las imágenes y diferentes objetos litúrgicos, que fueron trasladados al templo de San Isidro.

"Las autoridades actuaron ante las indicaciones de los científicos", dice el sacerdote

Admite que «mis parroquias son fantasmas», en la medida en que todos los vecinos y feligreses han sido evacuados de sus casas y «permanecen dispersos». Frente a la angustia, la desesperación y la incertidumbre de lo que queda por venir, Hernández, natural de Santa Cruz de La Palma, explica que numerosos ciudadanos y empresas han ofrecido ayuda a los damnificados, tanto a través de su móvil como por redes sociales. Hay personas que ofrecen sus casas para acoger a los perjudicados. También se han ofrecido para llevar un furgón con ropa y otro con productos de aseo desde Tenerife. «La solidaridad es ejemplar», explica el párroco, quien admite que el pasado lunes tenía 136 llamadas y mensajes en su teléfono. Por ejemplo, en la parroquia de San Pío, en el barrio grancanario de La Isleta, ya han iniciado una colecta solidaria. Hernández manifiesta que «confiamos en que no ocurra lo peor y, si acontece, seguiremos bregando para ayudar a esta gente».

Domingo Cruz ejerce su sacerdocio en las parroquias de Nuestra Señora de Bonanza, en El Paso, así como en la Sagrada Familia, en Tajuya. Para él, el momento más crítico hasta la jornada de ayer se produjo entre las 20:00 y las 21:20 horas del lunes, cuando se registró un movimiento sísmico fuerte y se abrió una nueva boca para la salida de lava. Al desasosiego y la incertidumbre entre los residentes que tuvieron que escapar se unió el bloqueo de la carretera por parte de centenares de curiosos que acudieron a ver el espectáculo, por lo que los servicios de emergencia tenían dificultades para pasar. Durante 30 minutos, el tráfico permaneció bloqueado en ambos sentidos.

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