Tecnología y covid

Otro efecto de la pandemia: un mundo más (de)pendiente de lo digital

Ir de visita al médico, asistir a clase, participar en una reunión, hacer la compra de la semana y hasta pedir la carta de un restaurante se han convertido en actividades cada vez más virtuales

Ruta por el Raval con códigos qr

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Noèlia Villar

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Con la pandemia del coronavirus, el uso de las aplicaciones móviles y la tecnología se ha apoderado de todos los ámbitos del día a día hasta convertirse en un esencial. La crisis sanitaria ha hecho que esta digitalización haya avanzado a pasos agigantados y las cartas de los restaurantes, billetes de avión, las consultas médicas o el simple hecho de conocer a gente ha sido substituido por códigos QR y aplicaciones. El distanciamiento social, el trabajo desde el hogar y el tiempo de cuarentena no solo han generado un aumento en la demanda de aplicaciones de entrega de alimentos, redes sociales o juegos online, sino que han cubierto la necesidad de buscar una alternativa para la educación y la salud. Desde el uso de Clasroom para sustituir las clases, hasta el de eConsulta o, en el caso de Catalunya, el de LaMevaSalut para facilitar la labor a pacientes y profesionales sanitarios.

Un estudio llevado a cabo por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y el Institut Català de la Salut (ICS) ha revelado, por ejemplo, la buena predisposición de los profesionales a continuar usando este servicio de consulta médica online en un contexto postcovid. "La telemedicina se ha convertido en una práctica clínica necesaria”, explica Francesc Saigí, miembro del grupo de investigación interdisciplinaria y las TIC y profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC. La implantación de la consulta a distancia se ha ido extendiendo a toda la red de atención primaria y más del 92% de los equipos han utilizado la herramienta. "A pesar de que su tasa de uso hasta marzo de 2020 era baja en comparación con la consulta presencial, con solo el 0,9% del total, la pandemia está favoreciendo su implementación con una velocidad e impacto sin precedentes, llegando a triplicar su uso", asegura el investigador. “Vale la pena aprovechar el impulso que nos brinda la crisis actual para implementar al menos algunas de las soluciones propuestas en la literatura científica", dice Saigí.

El impacto de la digitalización

Jordi Comas Parra, ingeniero en Telecomunicaciones y especializado en Tecnologías para la Transformación Digital de las empresas, asegura que la adaptación más grande ha sido la que han realizado las empresas. Todas las que no se atrevían han dado el salto. “Las personas solemos ser reticentes a los cambios”, dice el experto, "pero la gente ha visto que es posible y se puede seguir trabajando". Asegura que en un futuro próximo existirá la discusión sobre si mantener esta virtualidad o volver a la presencialidad

Según Comas, ya venía siendo una necesidad de las empresas y organizaciones tener servicios en la nube y digitalizados, lo que pasa es que el proceso con la pandemia se ha acelerado. "Es una satisfacción ver que las empresas se estén digitalizando y aprovechando las herramientas. Una videoconferencia hace tres años era impensable”, afirma. Este cambio además, ha hecho que las más avanzadas empiecen a utilizar la realidad virtual para las reuniones. Hacer de esta virtualidad, algo más presencial y más cercano. Tecnológicamente más natural. Comas afirma, que el año que viene será muy importante en este aspecto y que al ser un beneficio para la gente, la digitalización será un proceso que ya no parará.

“Ahora bien”, añade el experto, “creo que todo esto irá bajando poco a poco hasta estabilizarse. La gente necesita el contacto humano, sobre todo no tanto la parte del cliente si no del vendedor” afirma. Según él, la virtualidad ha eliminado el tiempo de estas relaciones y ahora se va más "a por faena". “No volveremos a como estábamos antes, seguiremos aprovechando las ventajas de la virtualidad pero habrán situaciones que volverán a la presencialidad”.

Las consecuencias en el futuro

Fran Calvo, doctor en Psicología de la Fundación Salud y Comunidad, destaca que es muy temprano para saber si este cambio implicará un impacto negativo o no en la socialización de las personas. "Siempre está el miedo a que todo pueda cambiar. A veces patologizamos mucho a las personas que utilizan cosas que no entendemos", afirma el psicólogo. "La parte negativa de ello es que a nivel psicológico cuesta más desconectar, la interconectividad las 24 horas del día los 365 días del año hace que se pierdan los horarios" explica.

Según José Ramon Ubieto, psicoanalista y profesor de psicología de la UOC, las aplicaciones tienen un papel muy importante porque a través de ellas agilizamos trámites. La cuestión es tratar que lo virtual complemente la presencia y no la sustituya. Las aplicaciones que no complementen, irán decayendo. Afirma que una de las claves está en entender que lo virtual ya estaba y la pandemia lo que ha hecho ha sido darle un lugar más relevante. Explica que para mantener la presencia y por otro lado la parte virtual, uno de los caminos es renovar la presencia, mantenerla y darle un nuevo valor. Dar por supuesto que ya no habrá un retorno a la normalidad como se conocía antes. "Ahora nadie va a estar 15 minutos esperando en una sala unos resultados de una analítica que puedes ver en el móvil si no hay una recompensa o una atención física y presencial" afirma el psicoanalista. "Se esperará un añadido, un plus de valor en la presencialidad" Explica que lo mismo pasará con las relaciones sociales. Se conseguirá una presencia pero se exigirá más de ella. "Si algo no es evocador y es sustituto, generará problemas, a nivel de rendimiento y  socialización." Afirma que por ejemplo, cuando la gente trabaja sola se produce un fenómeno llamado 'burnout' o quemado profesional". El no poder consultar pequeñas dudas, comentarios o  la ausencia de esos encuentros presenciales provocan un malestar.

El psicoanalista afirma, que aunque los adolescentes y los jóvenes ya estaban digitalizados antes, lo que la pandemia ha mostrado es una crisis de la burbuja digital. "La idea de que todo se puede digitalizar ha caído". Se ha demostrado cómo, por ejemplo con Tinder, los jóvenes tienen muchos problemas para establecer relaciones sentimentales y esto ha llevado a la necesidad de crear la figura de los 'coaches' para ayudarles a relacionarse con la gente. "Se necesita la presencia de alguien para que enseñe algo tan básico como relacionarse con otro", explica Ubieto. Lo mismo pasa con la educación. "No se puede educar a un niño sin un cuerpo presente. Por mucha tele educación que hagamos el cara a cara es fundamental", afirma el psicólogo, que opina que para los jóvenes la virtualización es muy importante, pero insuficiente

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