Notas excelentes
Así son los nuevos estudiantes universitarios ‘cum laude’
Los mejores de la selectividad estudian por vocación y entran en la UB para estudiar informática, medicina y arqueología
Sueñan con trabajos a lo grande pero mantienen “los pies en el suelo” en cuanto al futuro y destacan la importancia de la salud mental
¿Qué tienen en común una joven apasionada por la programación, un chico interesado en la prevención de la demencia y otro atraído por las sociedades humanas antiguas? Ellos son Ana Santamaría, Imad Benhessou y Roger Umbert, respectivamente, y han sacado notas superiores al 13 en la selectividad -el máximo es 14- . Y los tres son algunos de los alumnos excelentes de la Universitat de Barcelona (UB) de este año.
Ana, Imad y Roger llegan pisando fuerte en la facultad, donde empezarán a estudiar sus correspondientes grados o dobles grados. Lo hacen “por vocación” y ya apuntaban maneras en el Bachillerato. EL PERIÓDICO ha hablado con ellos para saber cómo es la experiencia de un alumno ‘cum laude’ en tiempos de pandemia.
A Ana Santamaría y a su hermana gemela Clara la preparación de la selectividad les pilló confinadas. Al principio les costó concentrarse porque “cada una tiene su forma de estudiar”, explica Ana, pero luego le cogieron el gustillo. “Como ambas hacíamos el Bachillerato Científico, nos poníamos exámenes con un tiempo límite y luego nos los corregíamos la una a la otra. Fue divertido”, describe.
Gracias a ello, Ana se ha convertido en la alumna con la tercera mejor nota que este año entrará en la UB (ha sacado un 13,56). La joven de Sant Feliu de Llobregat estudiará un doble grado de Ingeniería Informática y Matemáticas porque le encantan “los desafíos”, admite. “Me gusta utilizar la mente para resolver problemas y plantear posibles soluciones”, expresa.
Imad Benhessou salió de la ‘sele’ con un sentimiento “agridulce”, confiesa. El joven de Les Franqueses del Vallès temía que en los exámenes no se reflejara “todo el esfuerzo de los últimos años”. “En el instituto tenía un buen expediente académico y había mucha expectación en mi entorno, aunque me sentí siempre muy apoyado por mis compañeros”, comenta. Finalmente sacó notaza: un 13,76.
La constancia de Imad tuvo sus resultados y ahora cursará Medicina en el Campus Clínic, una carrera con la cuarta nota de corte más alta de toda Catalunya. Desde pequeño lo tuvo claro: “siempre me ha interesado el cuerpo humano y quería estudiar una disciplina que me explicase cómo funcionamos cuando enfermamos”, dice. La pandemia, con sus graves consecuencias para el sistema de salud y el personal sanitario no le ha hecho perder las ganas, “todo lo contrario”, afirma, “ha sido un incentivo”.
A diferencia de Ana e Imad, Roger Umbert salió “relajado” de la selectividad, recuerda. El joven de Santa Perpètua de Mogoda no necesitaba una nota muy alta para acceder a su carrera deseada: un doble grado de Arqueología e Historia. Su reacción fue de sorpresa cuando vio su 13,43. “Pero mi familia se puso súper contenta”, expresa.
Roger ya sacaba buenas notas en el Bachillerato Humanístico. ¿Su secreto? Estar muy atento en clase y tomarse en serio los deberes y ejercicios para luego “sólo” tener que “repasar” las materias. El joven explica que desde pequeño supo lo que quería estudiar porque “le apasionaban los dinosaurios”, una predilección que, con el tiempo, fue virando hacia las sociedades humanas antiguas, como la griega o la romana.
‘Cracks’ desde el bachillerato
Estos tres alumnos ‘cum laude’ de la UB ya apuntaban maneras desde el bachillerato. Roger, por ejemplo, hizo un trabajo de investigación sobre la 'damnatio memoriae', es decir la injusta condena al olvido de determinados personajes históricos (en su caso, la reina-faraón Hatshepsut y la política y actriz argentina, Eva Perón). Ahora el joven sueña con dedicarse al trabajo de campo, en excavaciones arqueológicas en Egipto o Sudamérica.
A Ana siempre le había interesado lo qué se hacía con los datos que se obtienen de nuestros dispositivos móviles. Para su trabajo de investigación del Bachillerato cogió las cifras públicas de la Generalitat ('open data') y las “ordenó” para descifrar todo tipo de información. Por ejemplo, seleccionó los datos de los accidentes de coche “para saber qué tiempo hacía cuando sucedían o en qué día de la semana se producían, y sacaba conclusiones”, explica.
Para ello la joven aprendió lenguaje de programación. Y ahora le gustaría dedicarse a algo relacionado con la Inteligencia Artificial o el Big Data. Aún así, admite sentirse “un poco incómoda” cuando la describen como “alumna excelente”. “Esta reputación me presiona un poco”, comenta.
“Hasta que no vives la presión de la selectividad no te das cuenta de lo importante que es cuidar la salud mental. Estaría bien que los institutos se centraran un poco en mejorar este aspecto”, comenta Imad, en lo que ya podría describirse como deformación profesional de un futuro doctor.
Para su trabajo de investigación, el joven quiso estudiar cómo los factores ambientales y la rutina de vida afectan al proceso de progresión de la demencia. “Por supuesto que me encantaría poder encontrar la cura del Alzheimer, pero mis objetivos van paso a paso. Con poder ser médico ya habré cumplido mi sueño”, concluye.
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