Tratamientos sanitarios

La osteopatía, a examen

El fisioterapeuta y divulgador Rubén Tovar publica un libro en el que califica de "timo" la disciplina sanitaria, una terapia manual sin regulación oficial en España que "genera falsas expectativas con pretensiones imposibles"

Rubén Tovar FOTO JOSÉ LUIS ROCA

Rubén Tovar FOTO JOSÉ LUIS ROCA / José Luis Roca

Olga Pereda

Olga Pereda

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La osteopatía -que carece de regulación oficial en España- no es solo una terapia manual sino un sistema filosófico para comprender la naturaleza del ser humano y el universo. Recibir una sesión de hábiles movimientos con las manos puede ser agradable y liberador, pero genera “falsas expectativas” en sus pacientes con “pretensiones imposibles”. El fisioterapeuta y divulgador Rubén Tovar Ochavo (Madrid, 1982) acaba de publicar 'La osteopatía ¡vaya timo!' (Círculo rojo), un manual científico en el que analiza y critica una disciplina sanitaria fundada en el siglo XIX por un “curandero del salvaje Oeste” llamado 'el huesero alucinante', una persona convencida de que los huesos descolocados provocaban todo tipo de enfermedades y que aseguraba que su técnica remediaba hasta la calvicie.

En EEUU la osteopatía metió sus tentáculos en la medicina. Después de duros enfrentamientos, ambas terminaron entendiéndose aunque salió victoriosa la medicina y cada vez hay menos osteópatas. En España la osteopatía se introdujo en otro campo sanitario: el de la fisioterapia. En los años 90 vivió su momento de gloria. “Se vendió como una opción superior en la que formarse. Enunciando sus mantras, abordajes holísticos y búsquedas de la verdadera causa de los problemas de salud se apoderó de la terapia manual. Las escuelas de osteopatía llenaron sus aulas de fisioterapeutas entusiasmados y el secuestro fue absoluto”, comenta Tovar, que calcula que entre el 20% y el 25% de los fisioterapeutas en activo están formados en osteopatía.

Entre el 20% y el 25% de los fisioterapeutas en activo están formados en osteopatía

La especialidad oficial como tal no existe. Hay un máster universitario y también una todopoderosa escuela en Madrid, que, tras cinco años de estudios, ofrece a los alumnos un título, “humo puro porque no es oficial”, puntualiza el autor, que no considera muy probable que el plan del Gobierno contra las pseudoterapias -un texto muy ambicioso que, sin embargo, lleva metido en un cajón desde antes de la pandemia- incluya a la osteopatía, una disciplina basada en la creencia de que todo el cuerpo está conectado y siempre tiende a curarse.

Es raro encontrar una consulta de fisioterapia sin que en su cartel luzca la palabra osteopatía. “Que ponga osteopatía no significa necesariamente que te la estén practicando. A lo mejor ese profesional se formó en su momento, pero no te la aplica. También es un reclamo publicitario. Los fisioterapeutas fuimos los primeros en creernos esos tratamientos y los primeros en promocionarlos”, explica.

"No es justo calificar la osteopatía de peligrosa. Es terapia manual. El gran problema aparece cuando deberías recibir otro tipo de tratamiento y renuncias a él porque alegas que ya estás en manos de un osteópata"

— Rubén Tovar, fisioterapeuta y autor de 'La osteopatía ¡vaya timo!'

El libro de Tovar es tan duro que la primera pregunta que suscita es evidente: si voy al osteópata ¿me tengo que preocupar? “No. No es justo calificarla de peligrosa. Es terapia manual. El gran problema aparece cuando deberías recibir otro tipo de tratamiento y renuncias a él porque alegas que ya estás en manos de un osteópata. Cada enfermedad requiere el tratamiento adecuado”, puntualiza el divulgador.

El libro de Tovar narra al detalle la oscura vida del fundador de la osteopatía: Andrew Taylor Still (1828-1917), que no fue ni un genio ni un innovador ni un visionario ni una mente inquieta. Aseguraba curar las enfermedades con sus manos y se pasó toda su vida buscando un reconocimiento que solo tuvo al cumplir 60 años. La Iglesia metodista le expulsó y abrazó el espiritismo. Los médicos locales le vetaron y hasta su propia familia le puso en duda. “Hablo de él porque los osteópatas siguen reivindicando y defendiendo su controvertida figura. En el siglo XXI se siguen haciendo cosas en nombre de esas tradiciones. Still creó un sistema alternativo completo con el que pretendía sustituir a la medicina y tratar todo tipo de enfermedades. A día de hoy esto todavía se ve en los tratamientos osteopáticos. Los hay que aseguran poder curar el asma o la neumonía”, critica Tovar.

Quiropráctica, "la vecina de enfrente"

El manual de Tovar analiza también otra terapia manual: la quiropráctica, “la vecina de enfrente de la osteopatía”. Fue inventada en 1825 (21 años después de la osteopatía) por el sanador magnético Daniel David Palmer. En España, los quiroprácticos no tienen el nivel de penetración y popularidad de otros países, como América Latina. En EEUU, hay varios libros de divulgación científica donde se califica a la quiropráctica de pseudociencia (algo que no ocurre con la osteopatía). 

“El quiropráctico alega que el parto provoca subluxaciones -algo que no tiene evidencia científica- en los neonatos y realizan ajustes innecesarios y peligrosos en columnas diminutas y vulnerables. No les tiembla la voz para decir que las subluxaciones asociadas con el trauma del nacimiento pueden causar hiperactividad, asma e infecciones de oído. Hablan de reequilibrar una energía vital tras el parto. En realidad, los niños son frágiles a esa edad y no se debe hacer nada con ellos”, subraya.

Los osteópatas también tratan a bebés, con técnicas muy suaves, casi de imposición de manos, en la barriga, la cabeza y el sacro. “Cuando nace tu hijo, haces por él lo que haga falta. El llanto constante y los llamados cólicos del lactante (está por demostrar que existan) te pueden llevar a la consulta de un osteópata. Si, por el motivo que sea, el bebé mejora y empezáis a descansar más terminas pensando que ha sido una buena idea”. “Yo no lo haría. Tampoco lo recomiendo. No es una estafa porque no hay intencionalidad de engaño”, añade.

El divulgador concluye que desde la fisioterapia se puede ayudar “más bien poco” a padres y madres recientes. “Son simples recomendaciones sobre cómo coger a los bebés o cómo intentar calmarles. Son consejos, no terapia manual”, concluye.

Suscríbete para seguir leyendo